Sir Georg Solti. El sello de precio medio ICA ha publicado en DVD una filmación de la BBC (¡sonido monoaural en esa época!) de un concierto memorable que tuvo lugar en el Royal Festival Hall de Londres el 2 de febrero de 1985, a cargo de la Sinfónica de Chicago y su entonces director. El DVD omite una obra del programa (no recuerdo cuál) que yo escuché en el Teatro Real pocos días antes o después, dentro de la misma gira. Incluso la propina fue la misma en Londres y en Madrid: una extraordinaria versión de Fiestas, de los Nocturnos de Debussy, con unas trompetas con sordina que, recuerdo, me dejaron levitando. A una Sinfonía 39 de Mozart absolutamente de libro, de un clasicismo y una intensidad admirablemente equilibrados, que en nada envidia a la que Böhm había filmado para DG con la Filarmónica de Viena, sigue una Cuarta de Tchaikovsky sencillamente alucinante.
Hace poco había vuelto a escuchar (para comentarla en "Ritmo") la formidable versión de Kurt Sanderling con la Filarmónica de Berlín; es difícil imaginar dos versiones tan diferentes, y ambas tan magníficas: si la del ruso-alemán recuerda a Klemperer por su tremenda intensidad a la vez que sobriedad (esa casi imposible paradoja), la de Solti es puro fuego, apabullante ardor sin embargo perfecta, férreamente controlado (otra paradoja, esta solo aparente): un torbellino de dramatismo, de hondura expresiva en el lento y de furia y rabia en el finale, tocado a una velocidad orgiástica, casi imposible para una orquesta. Pero la formidable máquina que es la Sinfónica de Chicago no pierde ni una brizna ni un segundo los papeles; parece que siempre es capaz de dar más aún, que le queda una reserva. Aunque la dirección fuese menos impresionante, sería un enorme espectáculo oírles: ¡qué barbaridad! La Filarmónica de Berlín de las versiones en vídeo de Sanderling y de Karajan no puede resistir la comparación con la aplastante avalancha de los vejetes (sí, como 60 años de edad media) de Chicago. Cuando termina la ejecución, en medio de atronadores aplausos y gritos, Solti resopla mirando a sus músicos como diciéndoles: 'lo hemos conseguido, la máquina ha funcionado a pleno rendimiento, no puedo estar más orgulloso de vosotros'.
Pablo Heras-Casado. Archiv acaba de lanzar un CD dedicado a Hieronymous Praetorius (1560-1629) y a su hijo Jacob (1586-1651), no al más conocido Michael (1571-1621), que al parecer pertenece a otra familia. En el repertorio de dicho disco, a cargo de los excelentes conjuntos coral e instrumental Balthasar Neumann, el director granadino parece desenvolverse como pez en el agua, con planteamientos moderadamente historicistas, sin excesos de sonoridades agrias y los demás resabios habituales. Parece obtener lo mejor de estas composiciones sacras de notable belleza (obras que, por supuesto, desconocía, y de una época en la que no soy precisamente un especialista).
Disco que he encontrado balsámico y que me ha desagraviado del decepcionante concierto al aire libre que acababa de escuchar a Heras en retransmisión de la tele de la Radio Bávara en el que, con el coro y la orquesta de la casa, hizo desiguales danzas de La vida breve y El sombrero de tres picos (muy floja, atropellada y forzada la Jota) y de Carmen, además de una notable Alborada del gracioso raveliana y de un Segundo Concierto para violín de Prokofiev con Julia Fischer que aún no he oído, y que espero y confío sea mucho mejor. En las propinas, sometió a las féminas del coro muniqués a una durísima prueba que salvaron, como era de esperar, bastante mal: cantar y pronunciar a toda velocidad el texto del Coro de barquilleros de Agua, azucarillos y aguardiente de Chueca.
Yannick Nézet-Séguin. Últimamente le tenía bastante perdida la pista a este director, casi tan talentoso como Dudamel o Nelsons, pero bastante más irregular (sobre todo, claro está, que ese último). De su serie de óperas de Mozart grabadas para DG me gustó bastante su vitalista Don Giovanni y mucho menos su Così, al que creo que no le cogió el punto (también en parte debido al elenco vocal, muy superior en la primera). Ahora vuelve a acertar de pleno con El rapto en el serrallo, con una dirección jugosa y efervescente, y cuyas turquerías suenan, con acierto, un punto ruidosas e insolentes, pero sabiendo también expresar con hondura los momentos más melancólicos y hasta dramáticos de la juvenil y desigual -pero con pasajes geniales- ópera. Solo me han hecho torcer un poco el gesto los poco naturales cambios de tempo en la introducción de la maravillosa aria "Martern aller Arten": es solo un detalle.
Creo que, gracias también al soberbio reparto vocal, esta versión es digna de situarse a continuación de las de Krips, Böhm, Colin Davis o Solti. Diana Damrau, sin lugar a dudas una de las más grandes cantantes actuales, es una Konstanze admirable, tanto por sus proezas técnicas como por su comunicatividad: poco o nada que envidiar a las mejores que recuerdo. Espléndida también la Blonde de Anna Prohaska, que canta con mucho gusto e intención (nada esta vez de excesos de sacarina) y sube sin mayores problemas a los terribles sobreagudos. De Rolando Villazón se ha dicho lo que esperaba: que está mal y fuera de estilo. Sin cantar tan bien y canónicamente como su Don Ottavio, tiene un problema, en mi opinión, más que de estilo (algo bastante volátil), de pronunciación del alemán, en las arias y más aún, claro, en los recitativos y las partes habladas. Más que un desenfoque estilístico debe de ser que choca escuchar una voz no blanca, sino por el contrario carnosa y muy timbrada, en un papel como el de Belmonte. Pese a mi relativa defensa del tenor mexicano aquí, me parece sin duda el menos bueno del reparto. Porque el otro tenor, este sí muy lírico, Paul Schweinester, hace un impecable Pedrillo (papel en el que nadie ha alcanzado a Gerhard Unger, con Krips, EMI 1966). Y Franz-Josef Selig, bajo profundo de voz imponente, es un Osmin excepcional, que solo cede quizá frente a Kurt Moll. Que el papel hablado del bajá Selim lo interprete el ya retirado Thomas Quasthoff es más que una curiosidad: no he escuchado nada igual. Muy bien el Vokalensemble Rastatt y espléndida la Orquesta de Cámara de Europa.