jueves, 22 de abril de 2010

Pedro Halffter dirige Schreker y Schönberg

Warner Classics acaba de publicar dos discos más de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria dirigida por su actual titular, Pedro Halffter. No son dos discos al uso, ya que –a diferencia de tantos grabados en los últimos tiempos en nuestro país– pueden resultar competitivos en el actual mercado discográfico. Sí, por el repertorio del que se ocupan, que es infrecuente, pero también por la propia calidad interpretativa.

El compositor austríaco Franz Schreker (1878-1934), proscrito por el régimen nazi, sigue a la espera de una revalorización tan merecida como la alcanzada últimamente por Zemlinsky. Este CD que ahora se publica puede contribuir modestamente a ello: Pedro Halffter, el tan talentoso director madrileño, ha estrenado en España (en el Maestranza de Sevilla) y dirigido en la Ópera Estatal de Berlín la obra cumbre de Schreker, la ópera Der ferne Klang (El sonido lejano, 1912), de la que aquí presenta su Nocturno, interludio orquestal de belleza fascinante y magistral orquestación, que se escucha en su versión íntegra, no abreviada.

Por cierto que la labor de estrenar importantes óperas del siglo XX inéditas en España es de todo punto encomiable, y en esto Pedro Halffter no merece más que elogios, aunque algunos críticos sevillanos no hagan sino lo contrario, por motivos casi siempre inconfensables; no, desde luego, musicales, sino en buena parte políticos. Son los mismos para los que Barenboim “no es tan buen director como se sostiene”, “expolia las arcas andaluzas”, y cosas por el estilo, con lo que no hacen sino descalificar a un músico excepcional políticamente comprometido, que además, ¡siendo judío!, se permite criticar con dureza al régimen ultraderechista, que pisotea sistemáticamente los derechos humanos del pueblo palestino, de Benjamin Netanyahu.

Volviendo a los estrenos en el Maestranza, este teatro sevillano ha arrebatado últimamente al Liceu de Barcelona su preeminencia, prolongada durante décadas, de estrenar más óperas importantes que ningún otro escenario español.

La ensoñadora Sinfonía de cámara (1917), que fantaseaba con un imposible final feliz de la Primera Guerra Mundial, y la juvenil y con ecos de Brahms y Strauss Obertura fantástica (1904) completan este disco ejemplar, que cuenta con una sobresaliente actuación de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria.

El disco con las dos orquestaciones de Schönberg se topa con mayor competencia, aun así escasa y difícil de encontrar: Klemperer (1938), Zender (1979), N.Järvi (1990), Eschenbach (1997) o R.Craft (1998), además del DVD con Rattle (EuroArts 2004) para el Cuarteto con piano No. 1 de Brahms, y con Gielen, Ozawa, Salonen y Craft para el Preludio y fuga en Mi bemol mayor, BWV 552 de Bach. En todo caso, las interpretaciones son tan notables –con un acentuado sentido del color orquestal– que compiten, en términos generales, con las citadas. Y, de nuevo, la prestación de la orquesta grancanaria se halla al nivel de la de destacados conjuntos europeos y norteamericanos. Lo cual debe ser motivo de orgullo para quienes lo han hecho posible.

1 comentario:

  1. Hola, Ángel:

    La Viena de fin de siglo es un venero de buena música. Recordemos el prolífico sinfonismo del más modoso de los alumnos de Schoenberg, Egon Wellesz.

    Saludos cordiales.

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