EMI internacional (no EMI España, quede claro) ha reeditado en un álbum de 8 CDs todas las grabaciones de Alicia de Larrocha (1923-2009) para ese sello (y para Hispavox, cuyo catálogo pasó al de la firma británica, por descontado).
Volver a escuchar estas grabaciones me ha sido muy ilustrativo. Salvo el Concierto de Montsalvatge (dirigido por García Navarro y grabado en 1992) y el recital en el Hunter College de Nueva York junto a Victoria de los Ángeles (en público, 1971), todas las grabaciones proceden de los años sesenta (según los datos del libretillo, aunque yo sospecho que algunas son de finales de los cincuenta).
Pues bien: es de justicia reconocer de entrada que la técnica –o, siendo más precisos, el mecanismo– de la pianista barcelonesa era en aquellos años uno de los más firmes y seguros de entre todos los grandes pianistas del mundo; un mecanismo limpísimo y que muy rara vez suena a exhibición de velocidad con claridad o resulta inflexible.
A este respecto, es asombroso escuchar cómo sortea las tremendas dificultades que plantean la Iberia albeniciana de 1962, Goyescas (1963) o el Allegro de concierto (1967) de Granados, por no hablar de las alucinantes 8 Sonatas de Soler (1967), que, me parece, no volvió a superar más tarde.
Pero también la intérprete estaba ya madura por entonces, por más que andando los años ahondase aún más en bastantes de las páginas que volvió a grabar (primero para Decca y finalmente para RCA): son numerosos los casos de, por ejemplo, un canto de belleza melódica anonadante, como puede apreciarse en los Valses poéticos de Granados, en Navarra o Córdoba de Albéniz, etc. De entre tantas obras –todas ellas de autores españoles– sólo me ha defraudado quizá la Fantasía Bética de Falla, que toca a una velocidad que perjudica la tremenda pasión de la obra; esto, por suerte, no volvió a sucederle más adelante (11’33” en la de Hispavox, 12’43” en la de Decca 1974 y 12’51” en la de RCA 1994).
El álbum, con artículos de su hija Alicia y del experto en piano Gregor Benko que no debe dejar de leer el oyente, tiene un inconveniente: las grabaciones no suelen ser muy buenas, sino algo metálicas y, tímbricamente, de un espectro más bien limitado. Aun así (y máxime teniendo en cuenta su bajo precio), un álbum que debe tenerse.
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