No es Werther una de las óperas que más me apasiona (ni siquiera es la que más de Massenet: Manon), pero he disfrutado tanto con la escucha (y la visión) de la reciente grabación en DVD de Decca, con Jonas Kaufmann, Sophie Koch y Michel Plasson (comentada en este blog el 28 de diciembre), que se me ha ocurrido repasar las restantes grabaciones de mi discoteca. He aquí un somero comentario comparativo entre ellas. (Las calificaciones, de 1 a 10, son a Werther, a Charlotte y al director musical. En los DVDs, la cuarta nota es al director escénico).
CD:
-Nicolai Gedda, Victoria de los Ángeles/Orquesta de París/Georges Prêtre (EMI 1969)
-Plácido Domingo, Elena Obraztsova/Orquesta Sinfónica de Radio Colonia/Riccardo Chailly (Deutsche Grammophon 1979)
-Alfredo Kraus, Tatiana Troyanos/Orquesta Filarmónica de Londres/Michel Plasson (EMI 1979)
-José Carreras, Frederica von Stade/Orquesta de la Royal Opera House, Covent Garden/Sir Colin Davis (Philips 1981)
DVD:
-Marcelo Álvarez, Elina Garanca/Orquesta de la Ópera Estatal de Viena/Philippe Jordan/Andrei Serban (TDK/Arthaus 2005)
-Jonas Kaufmann, Sophie Koch/Orquesta de la Ópera Nacional de París/Michel Plasson/Benoît Jacquot (Decca 2010)
-Nicolai Gedda logra un admirable equilibrio entre belleza de canto y expresión; en esto seguramente no tiene rival, y además su voz, ya oscurecida, estaba en un momento ideal para este personaje, al que dota de un romanticismo soñador y ardiente (lo eusebiesco y lo florestanesco de Schumann) que arrastra y emociona. Victoria, por desgracia, estaba bastante mal de voz: el esmalte del centro ya la belleza del grave los conservaba, pero a poco que subiera, se iba a pique. Aunque dice muchas frases con gran encanto y hermosura, carece del debido dramatismo y resulta demasiado ingenua y candorosa, incluso ñoña en algún momento. Ligerísima, aniñada, Mady Mesplé (Sophie) y excelente Roger Soyer (Albert). Espléndida la orquesta, con algunos solistas increíbles, y bella e intensa la dirección de Prêtre, muy atento a todos los diversos valores de la partitura. La toma de sonido ha quedado muy sobrepasada. (9/6/8)
-Domingo me ha gustado mucho más de lo que recordaba; además, ahora estoy convencido de que Werther no es para un tenor totalmente lírico; es el intérprete más apasionado y atormentado de todos, y apenas pasa apuros en el registro agudo o apianando: realmente arrebatadora su concepción, bastante atípica entonces. A Obraztsova le sobra voz y temperamento por todas partes; aunque controla loablemente sus medios, creo que no se halla del todo cómoda aquí, y el timbre no es lo bastante cálido (ese timbre ideal para Azucena o Amneris); aun así, alcanza momentos de sobrecogedor dramatismo. Franz Grundheber fue una elección desafortunada para el lírico e irrelevante Albert; el formidable Wozzeck o impactante Amfortas está aquí fuera de tiesto. Perfecta, en cambio, Arleen Auger (Sophie), y un lujo asiático Kurt Moll como el mejor Bailli imaginable. No muy fina la orquesta. En consonancia con Plácido, el joven Chailly traía ideas nuevas para Werther –más germánico que francés–, pero no supo plasmarlas con todo el acierto esperable, en una versión con notorios altibajos y que descuida los momentos de atmósfera más distendida. (8/7/6)
-Alfredo Kraus es para muchos la encarnación misma de Werther. Yo, que también lo pensé, ya no estoy tan seguro... es, de entrada, excesivamente lírico en lo vocal, y su maravillosa línea de canto no basta para convencer en un personaje elegante y aristocrático, sí, pero también valiente, arrojado y fatalista, aspectos que Kraus no atiende lo suficiente; por el contrario, en ciertos instantes resulta levemente plañidero. Con un vibrato que me molesta un poco, la Troyanos es por lo demás una Charlotte impecable y convincente. Muy buenos Matteo Manuguerra (Albert), Christine Barbaux (Sophie) y Jules Bastin (Bailli), y soberbia la Filarmónica de Londres. En la línea de Prêtre, la dirección de Plasson es típicamente francesa por su tímbrica y su elegancia, pero no descuida el dramatismo de la obra, creciéndose en los dos últimos actos (aun así, queda lejos de su última grabación en DVD, con Kaufmann). (8,5/7,5/8)
-Menos interés tiene la versión con Carreras, que luce un timbre aún hermosísimo y un temperamento juvenil y ardiente, si bien defrauda en el aria, “Pourquoi me réveiller”, con evidentes tiranteces. En la estela de Victoria, la Von Stade hace una Charlotte blanda, demasiado dulce y frágil, carente de carácter. Muy buenos Thomas Allen (Albert) e Isobel Buchanan (Sophie), y muy flojo Robert Lloyd (Bailli). Espléndida la orquesta, si bien Colin Davis no pasará a la historia por este trabajo, correcto y esmerado, pero algo gris y descomprometido. (7,5/6/6)
-Marcelo Álvarez está –aislados apuros aparte– casi impecable: el timbre, lírico, es bello, y notable la línea de canto, pero carece de garra y de personalidad; en definitiva, no incordia pero dista de entusiasmar. Magnífica, en cambio –la mejor Charlotte hasta ese momento- Elina Garanca, de voz y canto admirables, que hace una tan sentida como honda y emotiva encarnación del personaje. De los restantes papeles sólo se salva Ileana Tonca como Sophie. Por debajo de las expectativas la orquesta, con notorios altibajos y falta de convicción la batuta de Philippe Jordan. Endeble, ridícula y poco creíble la escena. (7/9/6/4)
-No hace falta que vuelva a comentar la última versión, pero sí voy a puntuar sus cuatro elementos principales: 7,5/9,5/9/8.
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