Con su disco Falla, que contiene sus principales obras pianísticas y las Noches en los jardines de España y que acaba de publicar Harmonia Mundi, Javier Perianes se da la mano con los grandes intérpretes que han grabado el piano solo del compositor gaditano, desde Leopoldo Querol y Gonzalo Soriano, Esteban Sánchez, Joaquín Achúcarro o Alicia de Larrocha hasta Josep Colom, Ricardo Requejo o Miguel Baselga. Las piezas que contiene son las Cuatro piezas españolas, la Fantasía bética, los Homenajes a Debussy y a Dukas, Canción, Nocturno, Mazurka y Serenata andaluza. Faltan sólo algunas piezas menores y las transcripciones de danzas de La vida breve o El amor brujo. Realmente no cabía nada más, puesto que el CD sobrepasa los 79 minutos. De todas maneras, tal vez habría sido más acertado incluir todo el piano solo y haber dejado fuera, para otro disco, las Noches. Porque, además, el alto, altísimo nivel interpretativo alcanzado por Perianes en todas las piezas a solo no se alcanza, en mi opinión, en la obra con orquesta.
Las reservas que tengo hacia la interpretación de esta obra se refieren, más que a él, a Josep Pons que, al frente de una más que notable BBC Symphony Orchestra, que, enfocando la obra desde una perspectiva casi totalmente impresionista (hay más cosas en ella, como puede comprobarse sobre todo en la dirección de Plácido Domingo, para mí la más reveladora y lograda que conozco), se muestra en exceso apresurado, cierto nerviosismo que parece contagiarse a Perianes. A quien podría pedirse, para situarse a la altura de los más grandes (Gonzalo Soriano, Rosa Sabater, Alicia de Larrocha, Daniel Barenboim), una mayor calma y capacidad para paladear y deleitarse con las melodías que piden a voces ese tratamiento. Por lo demás, se hallan en su interpretaciones no pocas frases muy bellas, gran nitidez y delicadeza y un rico sentido del color, del todo idóneos para esta obra. Seguramente habría sido una suerte que lo hubiese grabado con quienes la acaba de interpretar en Lucerna (con gran éxito de público y crítica), y volverá a hacerlo en Madrid para Ibermúsica el 22 de septiembre: con la Filarmónica de Israel y Zubin Mehta.
Pero es que a las piezas para piano solo no puede hacérseles ninguno de estos reproches, sino lo contrario: las melodías están bien exprimidas, abundan los pasajes de completa serenidad, el sentido de lo español –tan huidizo- es certero, la evocación, las atmósferas impresionistas o las recreaciones que pueden recordar a Albéniz o que se enraizan en el cante jondo, la pasión, todo ello está debidamente atendido. Por descontado, su sonido es rico, limpia su pulsación e impecable su mecanismo, incluso en las páginas más intrincadas de dificultades. Me han parecido especialmente extraordinarias la apasionada y algo febril Fantasía, la preciosa Canción o los dos Homenajes, de singular hondura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario