Esta, la penúltima de las óperas de Rossini y la última de las cómicas, es una pura delicia no demasiado conocida. Original en francés –la versión que hoy se hace siempre–, tiene de galo no sólo el lenguaje, sino también algunas características musicales. Pese a que el libreto de Scribe y Delestre-Poirson es tan disparatado e inverosímil (lo que no es demérito en una ópera bufa) como atrevido e irreverente, su música no suele ser de un humor tan descarnado o del sal gorda como en Il barbiere, lo que ha mermado un tanto su popularidad en Italia. Pero la maestría del último Rossini (1828) es patente.
En CD había al menos un par de versiones de entidad (Gardiner, en Philips, y López Cobos, en D.G.), pero la única –que yo sepa– en DVD (Andrew Davis, Warner) dejaba mucho que desear. Esta que ahora publica Virgin (EMI) es un triunfo total, en todo y por todo, dejando atrás todo lo que se había oído (o visto y oído). El trabajo que realiza Maurizio Benini es toda una revelación: es evidente que esta ópera le entusiasma, y esto lo transmite al coro, a la orquesta (que está bastante por encima de lo habitual) y, desde luego, al público. El del director de escena, Bartlett Sher, no se queda muy atrás: medios escasos frente a originalidad, inteligencia e imaginación largas. El público ríe a sus anchas, y no es para menos.
Pero ¿y los cantantes? ¡Un acierto total! Nunca se había reunido, ni de lejos, un elenco tan idóneo y tan extraordinario: Juan Diego Flórez ya estaba en la versión de D.G. (2004), y aquí repite proeza (¡qué decir de su intervención, de tanta gracia como perfección!), pero añade la vis cómica que demuestra en escena, y que no es mérito menor. Si asombrosa es su interpretación, vocal y escénica, me atrevería a afirmar que la de Diana Damrau (la Condesa Adèle de Formoutiers) es aún (un poco) más sensacional aún. ¡Qué dominio, qué plenitud vocal, qué técnica, qué intensidad, qué talento como actriz bufa! Y de Joyce DiDonato (Isolier) es bien conocida su estatura casi sin parangón, que aquí demuestra una vez más. Pero es que se cuenta además con un barítono-bajo vocalmente espléndido e igualmente buen actor: Stéphane Degout como Raimbaud, un más que solvente Michele Pertusi como Gobernador y una estupenda Susanne Resmark como Ragonde. Como además la realización está muy cuidada, se ve y se oye muy bien y tiene subtítulos en castellano, la verdad, es muy raro encontrar una función operística en la que todo funcione tan bien y alcance este nivel: no puede pedirse más. Bueno, sí, ¡que la editen también Blu-Ray!