A esa edad tocó Evgeny Kissin en público, en Moscú, los 2 Conciertos de Chopin y, cuando fue famoso, RCA publicó en CD aquellas tomas. En ellas se aprecia un talento fuera de lo común y un asombroso dominio del instrumento. El caso del CD que ahora publica Guild Historical (GHCD 2390) es algo diferente: recoge el contenido de tres vinilos de 17 cm de diámetro que Daniel Barenboim, también de 12 años, grabó en estudio para Philips, y en él apreciamos una habilidad mecánica tal vez algo menor, o al menos no tan evidente o tan central, pero yo diría que una madurez musical y conceptual aún superiores, con el resultado de interpretaciones más personales y creativas.
Es más, afirmo que se puede reconocer ya entonces al pianista posterior que todos conocemos, a partir de sus grabaciones de otros 12 años más tarde que comenzó a realizar para EMI. (Bueno: entre los 3 EPs ahora reunidos y los primeros discos para la firma británica, Barenboim grabó para Westminster, en torno a los 20 años, 2 Sonatas y alguna pieza de Mozart, las 3 más famosas de Beethoven más sus Variaciones Diabelli y el Tercer Concierto. Discos sólo pasados a CD no hace mucho, y que revelan a un auténtico genio del piano).
El repertorio de aquellos 3 EPs es rarísimo: obras todas ellas que no ha vuelto a grabar (ni a tocar, que se sepa, salvo las Variaciones “Ah, vous dirai-je, maman” de Mozart). En el CD han colocado las piezas por orden cronológico: la Sonata op. 17/6 de Johann Christian Bach, que parece talmente una página del jovencísimo Mozart, y en la que el muchacho de 12 años hace ya alarde de un conocimiento admirable del universo de la forma sonata, que más tarde dominaría de forma tan absoluta, con esa aplastante lógica arquitectónica y dramática. Dos brevísimas Sonatas atribuidas a Pergolesi (hoy, casi seguro, de autoría descartada), al estilo de las de D. Scarlatti, nos llevan a echar de menos que Barenboim apenas haya grabado nada de este compositor.
Las Variaciones K 265 de Mozart nos lo presentan como un intérprete mozartiano hecho y derecho: nada de porcelana refinadísima y quebradiza, sino ternura, sensibilidad y sentido innato del drama. Sonido delicado o corpóreo, nunca ingrávido ni de cajita de música. Y una gama amplísima de gradaciones dinámicas, sentido del color, etc.
El precioso Capriccio op. 5 de Mendelssohn conoce una interpretación imaginativa y turbulenta. Tampoco ha grabado Barenboim nada del piano de última época de Brahms (hecha excepción, claro está, de música de cámara y lieder), y sin embargo aquí se aprecia ya afinidad con el mundo del hamburgués, y no sólo en su especial sonoridad.
Yo creí durante bastante tiempo que Kabalevsky era un compositor ínfimo, debido a que conocía sólo una suite de ballet y el Tercer Concierto para piano (¡por Gilels nada menos!), pero después he visto que su Sonata para cello (que les he escuchado a Rostropovich y a Tortelier) no está nada mal, lo mismo que esta Sonatina op. 13/1, que el niño Barenboim parece entender a fondo.
Finalmente, Shostakovich, un compositor que algunos lamentan que prácticamente no ha cultivado. Pues bien: en estos 7 Preludios de la Op. 34 captó la mar de bien la ironía y el sarcasmo, también el particular lirismo del ruso, sin el menor exceso y sin perder la elegancia ni la compostura.
Lo dicho: un artista del piano hecho y derecho a los 12 años, o sea, algo bien distinto de lo pequeños mecanógrafos que suelen presentarnos como supuestos niños prodigio. Es decir, que Wilhelm Furtwängler, que lo escuchó un año antes, no debió de ejercer de profeta o de adivino cuando dijo de él: “este chico es un fenómeno musical”. Por cierto, Robert Matthew-Walker escribe: “Es probablemente, entre los músicos vivos, el más importante del mundo”.
Existe el:
ResponderEliminarMozart Piano Conerto No. 22, Early Barenboim, Westminster by Daniel Barenboim, Mozart, Somogyi and Vienna Radio Orchestra
Aunque yo no recuerdo haberlo visto en Valencia.
Sí las sonatas y el concierto de Beethoven que ud. cita. (Al que se le debe añadir la Fantasía Coral, que tampoco ví.). La red es una mina.