Opiniones de aquí y allá sobre música clásica, muchas veces a contracorriente, para que conozcan lo que opino algunos más que los amigos con los que me comunico directamente.
sábado, 14 de julio de 2012
Sobresaliente “Tannhäuser” de P. Jordan y Lehnhoff en Baden-Baden 2008 (Blu-Ray Arthaus)
He tardado en conocer la filmación del Tannhäuser wagneriano (DVD y Blu-Ray Arthaus) dirigido en lo musical por Philippe Jordan y en lo escénico por Nikolaus Lehnhoff. Lamento no haberlo hecho antes, pues, en conjunto, me parece bastante superior a los otros dos que más circulan: el de Levine (D.G.) y el de Welser-Möst (EMI). Ambos tienen en común direcciones musicales y escénicas muy endebles, además de repartos con serios altibajos.
El de Arthaus no se libra de un serio error: nada menos que el rol titular. Aun así, y dada la dificultad de encontrar una ópera filmada en la que todos los elementos principales estén a pedir de boca, es, globalmente, una versión bastante estimable. Robert Gambill, que empezó como tenor rossiniano di grazia (¡!) llegó en 2008 (fecha de la grabación) a ser un tenor dramático de voz no poco baritonal. Nunca fue un primera fila, pero vaya, en ocasiones aguantó el tipo (por ejemplo, cuando cantó en el Teatro Real, allá por 2001, este mismo papel dirigido por Barenboim). Aquí aparece bastante gastado, y como esta parte es terrorífica (ni siquiera Sigfrido o Tristán son más difíciles: podrán requerir algo más –no mucho– de esfuerzo, pero no tienen a un tiempo tantas exigencias líricas y dramáticas como Tannhäuser), en los momentos más líricos, con largas frases en la zona del paso, las pasa canutas y llega a producir sonidos muy desagradables (concertante final del Acto II). Lo asombroso es que en la demoledora escena que Wagner le reserva casi para el final, la famosa Narración de Roma, Gambill se sobreponga y, pese a sonidos nada ortodoxos, se impone por su fuerza y entrega. Eso le salva, supongo, de un abucheo al saludar, que se torna en fuertes aplausos.
Pero quien más ovaciones cosecha es, lógicamente, la máxima estrella del reparto: una sensacional Venus de Waltraud Meier, dominadora en lo vocal, cantante eximia (¡qué técnica!) e intérprete consumada (en lo musical y como actriz). Una acogida también muy cálida recibieron los restantes papeles principales: la soprano Camilla Nylund –espléndida Elisabeth desde cualquier ángulo–, el barítono Roman Trekel –soberbio Wolfram, también con Welser-Möst: uno de los mejores de los últimos tiempos – y el bajo Stephen Milling –como Hermann: lo mejor que le he escuchado hasta ahora–. O sea, que, de haberse contado con Peter Seiffert (con Welser-Möst en el DVD, además de con Barenboim en CD) para el rol titular, estaríamos seguramente ante un Tannhäuser de primer orden.
La escena de Nikolaus Lehnhoff, moderna o creativa, poco literal, me parece en conjunto sensata, cuadrando bastante bien con el libreto (se trata de la versión de París, 1861) y sin que resulten muy forzadas las necesarias adaptaciones. El espacio escénico, con una gran escalera de caracol, a la que se le saca mucho partido, me parece muy sugerente y acertado, como la iluminación de Duane Schuler (no así el vestuario, de Andrea Schmidt-Futterer). Sólo me ha disgustado la Bacanal en el Venusberg (coreógrafos: Amir Hosseinpour y Jonathan Lunn), tras un comienzo muy prometedor (las crisálidas que tratan de desprenderse de su envoltura).
Lo mejor –y es para mí lo más importante en una ópera de Wagner– es la dirección del joven y tremendamente talentoso Philippe Jordan, que obtiene todo el tiempo de la admirable Deutsches Symphonie-Orchester Berlin una sonoridad robusta, empastada y muy hermosa, wagneriana de pura cepa (o sea, lo que no logran Zubin Mehta o Riccardo Muti, por citar a dos astros de la batuta) y que tiene un sentido del drama de una pieza, sin fisuras (sólo algún aislado descontrol, como al final del Acto I), con fuego, tensión y dramatismo, con sensualidad y erotismo, con sentido épico en los momentos más grandiosos del coro (un más que notable Philharmonia Chor Wien).
La toma, efectuada en el Festival de Baden-Baden, es técnicamente magnífica en el Blu-Ray (uno solo frente a los dos DVDs: es decir que con calidad muy superior resulta ¡más barato!).
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