Opiniones de aquí y allá sobre música clásica, muchas veces a contracorriente, para que conozcan lo que opino algunos más que los amigos con los que me comunico directamente.
martes, 6 de noviembre de 2012
¿Las 32 Sonatas “definitivas” de Beethoven por Barenboim?
Las 32 Sonatas para piano de Beethoven que acaba de publicar Decca en una caja de 10 CDs, a precio muy bajo, como tercera y última entrega de la serie “Beethoven para todos” reproduce, como ya he comentado en otra ocasión, el audio (con magnífico sonido, por cierto) de la caja de DVDs de EMI con esas obras (se omiten, por supuesto, las Clases magistrales).
Además de la caja con las Sonatas, se ha puesto también a la venta una Deluxe Edition (a poco más de 100 €) en un cajón de 32 x 32 x 5 cm, que alberga además de los 18 CDs de las Sinfonías, los Conciertos y las Sonatas, un CD con una entrevista a Barenboim, un DVD de 58’ con el documental “It all starts with a dream” (subtítulos en castellano), un libro tamaño caja de DVD con artículos en inglés, francés y alemán y un libro de 31 x 31 cm y 64 páginas con espléndidas fotos de Benjamín Ealovega tomadas en Pilas (Sevilla), donde cada verano se reúnen para ensayar y convivir los músicos de la Orquesta del West-Eastern Divan.
He vuelto a escuchar estas interpretaciones, que recogen ocho recitales en público ofrecidos Daniel Barenboim en la Staatsoper de Berlín entre el 17 de junio y el 6 de julio de 2005, y me gustaría intentar explicar brevemente qué diferencias (las similitudes son evidentes) encuentro entre este ciclo y sus dos anteriores grabaciones de la serie completa: la de EMI 1967-70 y la de Deutsche Grammophon 1984 (tomas realizadas en París entre 1981 y 1984).
Pues bien, como ya he escrito más de una vez, el ciclo EMI se situó en su momento a la cabeza de todos los escuchados hasta entonces, al ahondar como nadie en el mundo interior de Beethoven, extrayendo hasta el máximo (un poco en la línea de Arrau) la cantabilidad de su música, relegando por completo el virtuosismo como fin y todo el mecanicismo que afeaba y desvirtuaba tantas y tantas intepretaciones anteriores: a partir de este ciclo (en el que las últimas Sonatas estaban mucho mejor comprendidas por el intérprete que las correspondientes del gigantesco pianista chileno citado), las cosas no volverían a ser igual: ¡qué grandeza, qué profundidad, qué belleza, qué lucidez! Al escuchar los dos o tres primeros discos de este ciclo, Otto Klemperer se quedó tan impresionado que expresó a EMI su deseo de grabar con el joven argentino (¡57 años menor que él!) los 5 Conciertos de Beethoven, algo que deseaba hacer desde hacía tiempo, pero ¡no encontraba pianista que le gustase lo suficiente!
El álbum de 1984, ya digital, está por supuesto mejor grabado que el de EMI, pero quizá no recoge exactamente el peculiar sonido del piano de Barenboim, sino que resulta algo más duro y acerado que cuando se le escucha en directo. Este ciclo, muy marcado según el propio intérprete por su experiencia de dirigir Tristán e Isolda, ofrece quizá el Beethoven más trágico y también más hosco, arisco y misántropo, el que más reflexiona sobre la muerte. Aunque no en todas las Sonatas es esto evidente, sí que lo parece en una buena parte de ellas. Quizá este tratamiento o punto de vista beneficia a algunas de ellas: aun así, la 5 (de 1968), la 8 “Patética” del primer ciclo siguen siendo mis predilectas, lo mismo que las quasi sonatinas 19 y 20, la 21 “Waldstein”, la 26 “Los adioses” (todas de 1967) o el jamás alcanzado, ni antes ni después, sublime “Adagio sostenuto” de la 29 “Hammerklavier” (1970), que tengo (opinión que comparto con Álvaro Marías) por una de las cosas más excelsas escuchadas jamás a un intérprete musical.
En el ciclo de 1984 destacan, en mi opinión, la Tercera, la Sexta, la 17 “La tempestad”, la 18, la 23 “Appassionata”, la 30 y la 32.
El cuarto y último ciclo que nos ofrece Barenboim, sin duda el mejor grabado, parece en cierto modo aglutinar sus puntos de vista anteriores, pues es su Beethoven más plural y poliédrico, el más sutil en su enorme variedad de estados de ánimo (a menudo muy cambiante), explorando algunos que antes habían quedado menos explicitados. La paleta sonora es quizá la más rica, y lo que quizá más llama la atención es el muy abundante, diría que generalizado, uso del rubato, en pos de cantar con múltiples acentos las melodías (acentuadas aquí y allá de mil maneras) y en pos de hallar múltiples momentos en los que la tensión es presentada en múltiples grados: un recurso, el del rubato, mucho más asociado a otros compositores y del que el pianista de Buenos Aires obtiene aquí unas posibilidades inimaginables.
Pero la impresión que quizá más cala y perdura en el oyente es que se trata, en general, de su Beethoven más humanista, con una muy especial atención a la que yo llamo la ternura viril beethoveniana. Es decir, que pese a ciertas inexactitudes debidas a ser ejecuciones en público (particularmente en la endemoniada fuga final de la Sonata 29), creo que es el ciclo más admirable, maduro y magistral de Barenboim. Y de toda la discografía, sin duda.
De este ciclo de 2005 (DVDs EMI y CDs Decca) me parece que sobresalen especialmente, rozando de lleno la estratosfera, las números 3, 4, 5, 6, 7, 11, 13 “Quasi una fantasia”, 15 “Pastoral”, 16, 17 “Tempestad” y 32.
(El comentario sobre el ciclo de las 32 Sonatas por Barenboim, el filmado en Múnich por Jean-Pierre Ponnelle y más o menos contemporáneo del de Deutsche Grammophon –pues parece que se filmó en 1983–, lo dejo para más adelante, porque saldrá a la venta dentro de unas semanas en DVD y Blu-Ray; será buena ocasión para repasarlo).
Era extraño que las Sonatas para Piano de Beethoven nunca me transmitieran nada: por mucho que las escuchaba de manos de diversos pianistas, sólo percibía una sucesión de notas y poco más, algo que nunca me ha pasado con otros compositores. Si acaso Schnabel y Arrau lograban el milagro, pero de forma puntual e irregular. Por ello he estado años sin querer saber nada de estas Sonatas.
ResponderEliminarPero Barenboim ha logrado por vez primera que disfrute y comprenda la totalidad de esta magna obra. Para mí el "rubato" es fundamental y, precisamente, era lo que echaba en falta en otras lecturas, aparte del inteligente uso que el pianista de Buenos Aires hace del "luftpausen". Me remito, pues, a los adjetivos que usted ha expuesto aquí sobre este monumento interpretativo.
No siendo un incondicional de Barenboim ni mucho menos -es demasiado irregular en mi opinión-, hay que reconocer la simbiosis total que el bonaerense tiene con las 32 Sonatas "beethovianas".
Saludos cordiales,
Alberto.
Desde el momento en el que lei "música clásica" en vez de "música académica"(el clásico es un periodo) supe que de nada valía lo que leyera después.
ResponderEliminarAprendo mucho con estas distinciones entre ciclo y ciclo. Lo cierto es que si el rey Midas transformaba en oro todo lo que tocaba, otro tanto le sucede a Barenboim. No sé si habrá algún disco suyo que decepcione. Debe haberlo, supongo; pero no lo conozco. Todos oscilan entre lo bueno, lo muy bueno y lo excelente. Y los DVD's berlineses con las Sonatas de Beethoven son excelentes, un auténtico lujo, un festín musical.
ResponderEliminarFrancisco Meseguer.
Estimado Francisco:
EliminarEn las Sonatas de Beethoven Barenboim es siempre sobresaliente, pero por desgracia en otros repertorios no siempre lo es. En una ocasión hice una lista para este blog de interpretaciones suyas grabadas, como pianista y como director, que me gustaban poco o muy poco. Ya sabe, nadie es perfecto siempre, ni Furtwängler, ni Klemperer, ni Rubinstein, ni Menuhin, ni Fischer-Dieskau...
En este ya antiguo comentario me gustaria preguntarle, a dia de hoy, con cual ciclo de Baremboim se quedaria si solo pudiera elegir uno. Y con que tres ciclos en general se quedaria.
ResponderEliminarGracias y un saludo.
Con una preferencia mínima frente a los anteriores, yo quizá me quedaría con el último, el de 2007, que está en DVD de EMI y en CD de Decca. En todo caso, el gran aldabonazo fue el primero, el de EMI de finales de los 60 y comienzos de los 70. El de DG de 1984 y el último suenan mejor, claro.
EliminarYo no renunciaría al de 1983-84 filmado nada menos que por Jean-Pierre Ponnelle y que está en blu-ray (3 discos) de EuroArts.
Además de los suyos, me gusta mucho el de Arrau en Philips. Detesto, en cambio, los de Backhaus y Kempff, que para algunos son magníficos (probablemente no han escuchado a ninguno de los dos pianistas sudamericanos, o bien están sordos, o bien tienen una idea de Beethoven para mí absurda: Backhaus es un maestro de la velocidad y la mecánica, y Kempff hace un Beethoven "bonito", desprovisto de tensiones, de dramatismo y de grandeza).
Muchas gracias. Es que queria actualizar mi discoteca y precisamente tengo una de las integrales de Kempff desde hace como 25 años pero como dices, ya no me convence tanto, quizas en algunas de las primeras sonatas sea valido pero desde luego en las ultimas esta muy superado.
ResponderEliminarLuego tengo la semi de Gilels que me encanta y varias sueltas de Richter, para mi el que mas me gusta. Y luego tengo selecciones de Barenboim de DG con las 5 ultimas que me parecen magnificas.
Un saludo
Deberás usar menos parentesis.. Se hacen pesadas tantas anotaciones
ResponderEliminarBarenboim es muy expresivo en todas las partes que no requieren especial complicación. Tiene oficio y quien tuvo retuvo; no obstante, cuando la cosa se complica, empiezan a aparecer ciertas durezas y emborronamientos donde la seguridad técnica de antaño empieza a flojear (a modo de ejemplo, sólo algunos, compare el último movimiento de la 24 con la de Petri o Gould; el último movimiento de la 26 con Gilels o Schnabel; el último de la Hammerklavier con Richter -Praga-, o Gulda -Amadeus-). Para no alargarlo no sigo.
ResponderEliminarCada cual tiene derecho a poner siempre por las nubes a quien estime oportuno. Y si es en su blog más.
Por cierto, he leído una comparativa de usted, donde veo más versiones de las sonatas de Beethoven, puntuando a Barenboim con más dieces (10) que a las interpretaciones de Gilels. Si es su gusto, respetable, pero al hacerlo público otros podemos opinar y recordarle que Emil Gilels seguramente está dentro de los 10 pianistas fundamentales del Siglo XX, y Beethoven precisamente no es lo que peor hacía. Su casi integral (DG) Beethoven no es discutida por nadie como una de las absolutamente fundamentales. Ni siquiera la considerada mejor de Barenboim, la primera (Emi/Warner) ha generado tal unanimidad mundial.
Atentamente.
Me da la impresión de que usted atiende mucho más a la limpieza de la ejecución que a la interpretación, a la comprensión profunda de la música. Ya sé que Barenboim no es el mayor virtuoso, pero esto último lo considero mucho más importante. Y en ese aspecto me parece, sin duda, el número uno. No en todas las Sonatas, pero sí en la mayoría. ¿Ha visto usted las clases magistrales sobre las Sonatas que acompañan a su grabación en vídeo para EMI de 2006? Si las examina se dará cuenta de por qué nadie le alcanza en el conocimiento de estas obras, en su implacable lógica interna.
EliminarNo olvide que el mayor director de los años 60, Otto Klemperer, quedó obnubilado hacia 1965 cuando le escuchó las Sonatas y decidió que había encontrado por fin al pianista con el que grabar los Conciertos de Beethoven.
Barenboim ha sido y es un extraordinario pianista. Su primer ciclo Beethoven (Emi/Warner) no lo discute nadie. Sus conciertos con Klemperer, tampoco. Incluso su último disco para DG, "On my new piano", es extraordinario.
ResponderEliminarSin embargo, si en una comparativa seria de las sonatas de Beethoven empezamos a ponerle más dieces que a Gilels, Richter (creo que tiene grabadas 22 sonatas de Beethoven, varias repetidas), Kempf o Schnabel; incluso alguna por Gulda o Glen Gould (tan denostado como genial); o Ives Nat; la cosa empieza a parecer poco seria. Se lo digo con respeto. Podría mencionar a Backhaus o Arrau (pero reconozco que a pesar de ser indiscutidos por la crítica no están entre mis favoritos)
Podría decirse algo similar de su integral sinfónica Beethoven con la Divan (al menos dos críticos en España las han puesto por las nubes, no quiero personalizar ya). La primera con la Staaskapelle fue extraordinaria (se podría comparar con Klemperer), pero esta otra es un Beethoven pulido, aseado y poco más. Sí, modosito también. Buceo por internet, para ver si mi apreciación tiene respaldo, y, efectivamente, ha pasado sin pena ni gloria a nivel mundial. No así el extraordinario ciclo de Vanska, Minnesota (Bis), a pesar de una novena poco grandiosa, donde a cambio se nos ofrece la versión más analítica de toda la discografía conocida. ¿A alguien le gusta el de Barenboim/Divan y lo quiere poner por las nubes? Vale. Pero los que tenemos criterio sabemos que no es así.