Opiniones de aquí y allá sobre música clásica, muchas veces a contracorriente, para que conozcan lo que opino algunos más que los amigos con los que me comunico directamente.
domingo, 17 de marzo de 2013
La primera opción para “Tosca” en DVD (¡y Blu-ray!)
El primer Blu-ray publicado por EMI (¡esperemos que no sea el último! ¿A qué aguardan para sacar El barbero de Sevilla por Pappano?) es todo un triunfo. Para mí, la mejor Tosca filmada. No digo que sea inmejorable, pero las anteriores en DVD tienen más inconvenientes: la que más se le acerca es la estupenda de Zubin Mehta filmada en los escenarios y a las horas reales (con Malfitano, Domingo y Raimondi): quizá no es inferior, o lo es apenas, pero no tiene subtítulos en español. Y, por descontado, no posee la calidad técnica de esta nueva publicación.
Otras versiones ya editadas de interés son la de Kabaivanska, Domingo y Milnes con la New Philharmonia dirigida por Bartoletti (película más bien rancia de Gianfranco De Bosio, DG 1988), la de Behrens (algo fuera de tiesto), Domingo y McNeil con Sinopoli en el Met y la cargante escena de Zeffirelli (DG 1992), la de Dessì, Armiliato y Raimondi en el Teatro Real dirigiendo Benini y con la acertada escena de Nuria Espert (OpusArte 2004), la de Malfitano (ya mayor), Margison (flojito) y Terfel con la Concertgebouw y Chailly, con la más que discutible escena de Lehnhoff (Decca 2007), y la de Magee (magnífica), Kaufmann y Hampson (que no me convence), en la Ópera de Zúrich correctamente dirigida por Paolo Carignani y con extraña escena del casi siempre gran Robert Carsen (Decca 2009).
Pero hay un elemento fundamental que eleva esta nueva versión por encima de todas éstas: la fenomenal dirección de Pappano. Más bien lenta porque paladea todo y dota del mayor sentido a cada frase, nunca he escuchado Tosca con tal grado de matización. Pero los árboles no le hacen perder la vista global sobre el bosque. La voluptuosidad del dúo de los amantes en el acto I, a los que la orquesta envuelve como nunca, la tensión dramática y la teatralidad del acto II o la atmosférica introducción del III son algunos aspectos llamativos de la interpretación, como lo es el tremendo estallido de rabia con que concluye la ópera. Sólo me ha chocado un poco la profusión de portamentos, sobre todo en el acto inicial: algunos de intención irónica (en torno al sacristán), otros para acentuar la sensualidad, la languidez amorosa.
Muy bien el Coro (imponente Te Deum, en el que las campanas suenan en exceso) y una de las mejores intervenciones que recuerdo, en años, de la variable Orquesta del Covent Garden. En conjunto, sitúo a Pappano aquí al altísimo nivel de De Sabata (Callas, Di Stefano, Gobbi), de Mehta (sobre todo con L.Price, Domingo y Milnes), de Colin Davis (Caballé, Carreras, Wixell), de Sinopoli (Freni, Domingo, Ramey) y de Chailly.
El trío protagonista está muy acertado: Angela Gheorghiu no tiene quizá la voz suficientemente sólida para Floria Tosca, pero se halla aún en buen estado vocal, canta con buena línea y gran depuración, y su interpretación musical es casi siempre muy convincente: la ha ahondado desde su grabación con Pappano de hace doce años; aun así, su imprecación “Assassino!” y, acto seguido, su súplica “Voglio vederlo” no termina de resultar creíble; termina “Vissi d’arte” de forma un tanto exagerada reclamando el aplauso y dice de forma, en mi opinión, equivocada "E avanti a lui tremava tutta Roma!" . Su actuación escénica está muy estudiada y resulta coherente, pero a mí no me termina de transmitir sinceridad. En este aspecto me parece claramente superior la Malfitano con Mehta.
Jonas Kaufmann sí que me convence, más aún que junto a la Magee, tanto en lo musical como en la actuación. Es cierto que su voz no suena italiana y que algunos sonidos son emitidos de modo no muy canónico. Pero ello es poca cosa frente a su alta musicalidad y a su arrolladora credibilidad. Es, a no dudarlo, un gran artista del canto, de los que surgen muy pocos cada década.
A Bryn Terfel creo que le empieza a pasar lo que a ciertas voces graves: que con la madurez se está aclarando, está perdiendo armónicos graves. Dicho esto, cumple vocalmente a plena satisfacción, y su papel de malo-malo, sin el menor resquicio, lo borda en lo musical y en lo actoral. Quizá en esto se haya pasado un poco de la raya el director de escena, Jonathan Kent, pero bueno, es una opción aceptable, aunque me parezca más rica y certera la encarnación de Ruggero Raimondi con Mehta, que, junto a la maldad, posee mayor distinción aristocrática.
Pero, pese a estas reservas con respecto al trío protagonista, dudo que haya hoy otras opciones claramente preferibles para cualquiera de ellos (¿Anja Harteros para Floria, además de la imponente Emily Magee? ¿Quién para Mario y para Scarpia?...)
La escena es casi 100% tradicional y francamente sensata y atenta, incluso a los menores detalles: bien poco hay que objetar aquí en una ópera que se presta mal, me parece, a los experimentos. Aparte de lo maravillosamente bien que se ve y se oye, la realización de Jonathan Haswell es muy encomiable.
Comenté esta Tosca el años pasado. Parece que coincidimos por completo. Un saludo.
ResponderEliminarhttp://flvargasmachuca.blogspot.com.es/2012/04/gran-tosca-con-gheorghiu-kaufmann.html