En su blog (Ya nos queda un día menos), Fernando López Vargas-Machuca ha publicado una discografía de esta obra. Como suelo compartir gustos y criterios con él y dado que esta vez no es precisamente así en todos los casos, me ha parecido interesante dar a conocer los míos, por si alguien quiere comparar los (esta vez) bastante diferentes puntos de vista.
-Berj Zamkochian/Orquesta Sinfónica de Boston/Charles Munch (RCA 59) 34’08”
-Bernard Gavoty/Orquesta Nacional de la RTF/Jean Martinon (EMI 75) 36’15”
-Gaston Litaize/Orquesta Sinfónica de Chicago/Daniel Barenboim (DG 76) 34’30”
-Leonard Raver/Orquesta Filarmónica de Nueva York/Leonard Bernstein (Sony 78) 38’28”
-Pierre Cochereau/Orquesta Filarmónica de Berlín/Herbert von Karajan (DG 82) 37’48”
-Peter Hurford/Orquesta Sinfónica de Montreal/Charles Dutoit (Decca 83) 34’26”
-Simon Preston/Orquesta Filarmónica de Berlín/James Levine (DG 87) 36’05”
-Matthias Eisenberg/Orquesta del capitolio de Toulouse/Michel Plasson (EMI 97) 35’41”
En la de Munch, con sonido bastante bueno (en la versión reprocesada) para la época, es evidente la familiaridad del director francés (y de la espléndida orquesta americana, la más francesa de las de Norteamérica, como suele afirmarse) con esta música. Choca un tanto algún brusco acelerón en el primer movimiento (el primer “Allegro moderato”) y, sobre todo en el finale (es decir, desde el “Maestoso”), molestan las trompetas algo gritonas y en general un metal demasiado cortante. 7/7.
De la de Martinon puede resaltarse también su carácter muy francés (según el tópico), con un primer mov. un poco demasiado nervioso, a veces casi atropellado. Lo mejor para mi gusto es el lento, muy lento aquí, quizá el más religioso de todas estas versiones. El finale tiene un defecto muy grave, no achacable a los intérpretes: tal vez para que el órgano no sature la grabación, han bajado ostensiblemente el volumen de la orquesta con respecto a los movimientos precedentes. Razón suficiente para desaconsejar esta versión, tampoco muy bien grabada al margen de esta chapuza. La orquesta, liviana, sin peso y bastante gris en esta ocasión, es la más endeble de las siete. 7/4.
La de Barenboim es puro fuego: una versión lúdica, incandescente y arrebatadora, espectacular en el mejor sentido, seductora en el lento (¡qué carnosa, qué voluptuosa!: se viene a la memoria el aria-dúo de amor de Sansón y Dalila, que el de Buenos Aires ha dirigido como nadie: el extremo opuesto a la religiosa de Martinon o a la filosófica de Bernstein), de un fuego alucinante sobre todo en el scherzo (el “Allegro moderato – Presto”) y en el finale, grandioso y poderosísimo, sin grandilocuencia. Es una interpretación, sin duda, heterodoxa, pero de lejos la más creativa, irresistible, fascinante, hasta rozar lo genial. La orquesta, cálida, suntuosa, brillantísima, inmensamente poderosa (¡qué cuerda, qué trompetas y trombones, qué timbales en la coda!) es número uno absoluto (Berlín incluida), y el órgano, el mejor grabado: apabullante. Pese a ser ADD y a no conocer la versión reprocesada en Japón (Fernando López Vargas-Machuca afirma en su blog que existe tal remasterización), sigue siendo la grabación más impresionante que conozco (¡bravo, Herr Scheibe!). 10/9,5.
Bernstein parece que es quien más en serio se toma esta Sinfonía: me refiero a su intención de extraer de ella toda la trascendencia posible. Ambición que da bastantes frutos, aunque no sé si me parece el enfoque más acertado. Algo menos bien el scherzo, en parte por culpa de los pianistas, y con cambios de tempo en el finale no sé si del todo justificados, para mí innecesarios. Buen sonido, pero quizá un poco artificial. 8,5/7,5.
Karajan también intenta, creo, otorgar a la partitura una envergadura a la quizá no aspira, poniéndose demasiado serio y siendo demasiado refinado. Además, lo consigue algo menos que Bernstein. El scherzo es muy veloz, y el finale se ve deslucido por un órgano un poco anémico y chillón (culpa, supongo, mayormente de la toma de sonido), lo cual se compadece mal con la espectacularidad que suele ser marca de la casa en el director salzburgués. (No conozco la versión reprocesada, que por lo que dice Vargas, debe de haber mejorado el sonido). 7,5/8.
Dutoit me atrae sobre todo por su elegancia y por su interés y refinamiento tímbrico: en el lento hay preecos incluso de Messiaen, y su scherzo, casi mendelssohniano, está mucho más logrado que el otro más veloz: el de Karajan. En el finale, en cambio, resulta algo parco en monumentalidad y poderío, y el órgano, que por sí solo suena muy bien, no está muy bien acoplado en tiempo de reverberación con la orquesta (lo que no ocurre en la de Barenboim, a pesar de que grabaron la orquesta en Chicago y el órgano en la Catedral de Chartres). 8/8.
He aquí uno de los mejores discos de toda la amplísima discografía de Levine: por una vez se le perdona la espectacularidad, que aquí no sólo es conveniente, sino que además viene acompañada de entusiasmo, frenesí y placer. Casi se le puede perdonar algún exceso de sirope en el lento. Magnífica la orquesta (rinde aún mejor que con su titular) y estupenda la grabación. 8/9.
Decepcionante la interpretación de Plasson, un director generalmente tan en su sitio en la música francesa: es una versión de dulzonería y melosidad algo anticuadas (demasiados portamentos), en la que destaca el mov. lento. La orquesta, creo que no tan bien como suele, está grabada en la Basílica de Notre-Dame de Laurade, un lugar quizá demasiado amplio, con exceso de reverberación y cierta pérdida de transparencia, y al órgano podría pedírsele mayor esplendor. 6,5/7.
Hay una cosa en la que coinciden, aunque estadísticamente no es significativo ya que muchos directores más la han grabado y tampoco los citan. (Lógicamente, para ser coherente conmigo mismo)
ResponderEliminarNo está Ormandy. Es un caso curioso de sobrevalorado que no aparece por ningún sitio. Y la obra le va.
Es posible que las versiones de Ormandy (Sony 1962 y Telarc 1980) sean buenas, pero no las conozco. Sí que lo eran, por ejemplo, la antigua de Cluytens (EMI), la primera que escuché, y la de Prêtre. Y hay algunas otras que también merecerán la pena, pero ni Vargas-Machuca (así lo afirma) ni yo hemos pretendido esta vez hacer una discografía exhaustiva, sino limitarnos a varias de las más conocidas y más fácilmente accesibles.
ResponderEliminarTengo en cuenta lo que dice, con claro fundamento. Lo único que quería manifestar, exagerando, es que este hombre no aparece ya en casi ningún sitio. (Como otros).
ResponderEliminarEs absolutamente cierto; me acuerdo pocas veces de Ormandy. Tal vez porque grabó muchísimos discos y, de los que conozco, sólo un porcentaje relativamente pequeño me ha entusiasmado. Pero no descarto la posibilidad de perderme muchos otros de gran mérito. Me encantaría que algún buen conocedor suyo me recomiende discos suyos que yo no conozca.
EliminarPor otra parte, los tres conciertos que le escuché en directo, con la Orquesta de Filadelfia, me gustaron mucho casi íntegramente.
Pongámonos pedantes. Ormandy tiene cuatro grabaciones: CBS/Sony 1956, CBS/Sony 1962, RCA 1973 y Telarc 1980. Acabo de escuchar, sin mucha atención pues lo he hecho mientras trabajaba, la segunda de ellas: no me ha parecido gran cosa.
ResponderEliminarTambién he repasado la de Barenboim: me sigue gustando muchísimo, pero vuelvo a pensar que le falta idioma, léase "hedonismo francés". Y la de Bernstein me ha encantado. Espero volver a escucharlas en el futuro en condiciones y ampliar mis comentarios.
Debo puntualizar que la interpretación de Martinon en EMI (tiene otra en Erato) la escuché en cuadrafónico.
Ah, ahí va el enlace de lo de Ormandy:
http://www.geocities.jp/ormandy/symphony.html
A mí la interpretación de Barenboim me parece un hito dentro de su discografía. No entiendo eso del "hedonismo francés": no conozco una versión más caliente y sensual. Depende de lo que se entienda por "francés". Hacerla "a la francesa" en sentido estricto sería amputarle todo lo que une a Saint-Saëns con los adelantados de su tiempo, como Liszt. No voy a añadir nada a la dicho sobre la ejecución de la CSO, cosas así no se escuchan todos los días. J.S.R.
EliminarAcabo de volver a escuchar la interpretación de Martinon en EMI. Me sigue pareciendo admirable, pero esa es una cuestión subjetiva. Voy a por otro asunto más objetivo: en la edición que he manejado, una remasterización casera que recupera la cuadrafonía original, no hay ninguna bajada de volumen de la orquesta en el último movimiento, encontrándose el órgano perfectamente equilibrado con ésta, además. ¿Qué edición es la que has manejado tú, Ángel? ¿Podrías confirmarme si es cierto el dato de que toda la grabación de la Tercera, no solo la parte de órgano, se realizó en Los Inválidos? Gracias.
ResponderEliminarMi edición es la de la serie Rojo y Negro, remasterizada en 1989. Sí, según dice en el libretillo la grabación tuvo lugar en la iglesia de San Luis de los Inválidos el 9 y el 10 de enero de 1975. Celebro que en otra edición hayan restablecido la dinámica original.
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