Se trata no ya de la versión italiana en cinco actos, sino de una edición completísima, mucho más larga de lo habitual, al borde de las cuatro horas (dura casi lo mismo, por cierto, que la versión en francés grabada por Abbado y publicada por D.G. en 1985). Es decir, que puede escucharse aquí prácticamente toda la música compuesta por Verdi para esta ópera, la más ambiciosa y una de las más geniales de su autor (queda fuera, por suerte, el flojísimo “Ballo della regina”, del Acto III, suprimido para la versión italiana, que además interrumpe indebidamente la acción).
No es difícil imaginar el coste de tan espectacular reparto de estrellas en este Don Carlo del Festival de Salzburgo del verano de 2013. (Bueno, los países centroeuropeos, particularmente los de lengua alemana, celebran y gastan lo que nos quitan a los países europeos del sur en una vergonzosa transferencia de renta desde el sur hacia el norte). En cualquier caso, han sabido gastar bien el río de euros: han reunido al quizá mejor director verdiano de hoy (al que pongo, en general, y muy en particular en este título, por delante de Muti): un Antonio Pappano que lleva al DVD su tercer Don Carlo (o Don Carlos), a un director de escena tan inatacable como Peter Stein, quien, con en una escena más bien tradicional y escenografía tan sencilla como bella, no cae en ninguno de los excesos demagógicos a los que tanto parece prestarse esta ópera. Y, por supuesto, a no menos de seis cantantes de primer orden.
Volviendo a Pappano: tal vez con Giulini en el recuerdo (que es quien mejor ha dirigido, hasta la fecha, que yo sepa, Don Carlo), nos lleva en volandas de acierto en acierto. Con el soporte de un coro estupendo y una orquesta sensacional -una Filarmónica de Viena en estado de gracia, de la que extrae un genuino sonido verdiano de última época-, logra un equilibrio memorable entre melodía y drama. Se deja atrás a sí mismo (sobre todo en París: Don Carlos, EMI) y a Chailly, por citar algunas importantes versiones videográficas.
En cuanto al elenco vocal, Jonas Kaufmann vuelve a sentar cátedra con una encarnación inolvidable del rol protagonista (que sólo cede ante el Plácido joven, con Giulini), pese a las leves inortodoxias canoras a las que los que ya sabemos dan tantísima importancia (¡hasta la descalificación si hace falta!). Además es un gran actor, absolutamente creíble (bueno, en esta función todos actúan muy bien: mérito, sin duda, no sólo individual, sino también de Stein).
Anja Harteros tampoco tendrá hoy rival como Elisabetta, hasta el punto de parecerme la más extraordinaria que haya escuchado, bajo cualquier punto de vista, desde Caballé con Giulini. Es la gran soprano verdiana de los últimos tiempos (a la que le está saliendo una seria competidora, algo más lírica, en Anna Netrebko: ¡qué Trovatore en Berlín!). Matti Salminen tenía ya 68 años en este Filippo II; la voz ya no está en su mejor momento aunque se mantiene francamente bien, pero su interpretación es incomparable y sobrecogedora. Vuelve a dejar claro que es uno de los más grandes cantantes-actores de las últimas décadas, un artista como la copa de un pino. (Eric Halfvarson, seis años más joven que él, tiene la voz más estropeada, aunque una vez más convence plenamente y mete miedo como Inquisidor).
Rara vez me ha gustado Thomas Hampson en Verdi (en La Traviata de Salzburgo distó mucho de convencerme); pues bien, aquí no sólo modela un Rodrigo por completo coherente, sino que incluso la voz le suena más baritonal, menos blanca que de ordinario en este compositor. Y es, no hay que olvidarlo, un gran cantante.
Magnífica Ekaterina Semenchuk como Éboli: timbre muy hermoso de mezzo de verdad, con extremos de la tesitura perfectos, agilidad para la Canción del velo y dramatismo también suficiente para “O don fatale”: una de las grandes Ébolis que recuerdo. Y buen nivel incluso en los papeles menores: audible aún el Frate/Carlo V de Robert Lloyd, cuya emisión nunca me gustó; irreprochables el Tebaldo de Maria Celeng y la Voz del cielo de Kiandra Howarth... En fin, una función redonda donde las haya. Dudo que a lo largo de este año pueda salir en DVD (en 2 DVDs o 1 Blu-ray) una interpretación operística de tal nivel. Por eso me he atrevido a titular estas líneas “La” ópera del año.
Pues la Semenchuk hace de Preziosilla en la Forza de Mehta este junio en Valencia, con Kunde de tenor (¡gran Otello el año pasado!) y la Monastirska de soprano. Aún quedan entradas...
ResponderEliminarPues me parece un lujo innecesario llevar a la Semenchuk para cantar un papel tan estúpido (perdón) como el de Preziosilla. Sí, ya sé que en disco lo han grabado la Simionato, la Verrett, la Cossotto, Zajick o Baltsa.
EliminarLamento no haber escuchado a Monatirska.
No dudo que esté muy bien dirigido, pero ¿dice usted en serio que Pappano es mejor director de Verdi que Muti? Lo dudo. Juan Carlos.
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ResponderEliminarNo dudo que Pappano dirija muy bien Don Carlo. Pero ¿en serio que le parece mejor director de Verdi que Muti?
ResponderEliminarJuan Carlos.
Mire, Juan Carlos. Mi primera crítica impresa fue la "Aida" de Muti (Caballé, Domingo, etc.) y puse a Muti por las nubes. También me entusiasmaron Macbeth, Nabucco, Un ballo in maschera, su Requiem de Verdi con la New Philharmonia, etc. Pero en los últimos años sólo le he escuchado un gran Verdi: precisamente el Requiem con la Sinfónica de Chicago (aunque sigue gustándome más aquél primero que grabó). En cambio, Pappano siempre me parece que está dando en el clavo en sus Verdis, y en concreto "Don Carlo" por Muti (Pavarotti, etc.) lo encuentro muy desigualmente dirigido, con muchos momentos ruidosos e insinceros.
EliminarCompletamente de acuerdo en todo, amigo Ángel. Es el mejor Verdi que he visto y oído en mucho tiempo. Producción estratosférica. Enhorabuena por tus comentarios.
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