No pude ver el concierto en directo, porque andaba de viaje, conduciendo. Y en el coche tampoco pude escucharlo entero. Aun así, lo que pude seguir (casi todo descontada la primera media hora) me gustó mucho, hasta muchísimo. Ahora acabo de ver el blu-ray que acaba de lanzar Sony y ya puedo dar mi opinión con más conocimiento de causa.
El comienzo no fue lo mejor: parece como si Mehta hubiera tardado un poco en entrar en sintonía con lo que se traía entre manos. La obertura de Suppé Mañana, tarde y noche en Viena fue estupenda (9), pero no resiste la comparación con la asombrosa, brillantísima versión de Riccardo Muti en el concierto del 1 de enero de 2000. Al vals Leyendas de Oriente, op. 444 de Johann Strauss hijo, le ocurre lo mismo frente a la que hizo Barenboim el primer día de 2009: esta fue mucho más perfumada y más libre y flexible que la del director hindú (8). La polca francesa Wiener Leben (La vida vienesa) no es una de las partituras más afortunadas de Josef Strauss; Mehta hizo lo que pudo con ella, sin que pareciera gustarle gran cosa, lo que se entiende (8,5). De Wo man lacht und lebt (Donde se ríe y se vive) de Eduard (primera ejecución, como la anterior, en un concierto de año nuevo) puede decirse algo similar (8,5). Con el precioso vals de Josef Golondrinas de aldea de Austria (que fue la primera pieza que escuché en el coche) Mehta llegó a lo más alto (10): su magistral manejo del rubato, la maleabilidad de sus tempi, siempre naturales, me recordó al mejor Lorin Maazel -quien más veces lo dirigió (11) aparte Boskovsky (25)- una de las sólidas referencias en todo el historial del concierto vienés (junto a Boskovsky, Karajan, Carlos Kleiber y Barenboim. Y al lado de ellos, naturalmente, aciertos más o menos aislados de Muti, de Abbado, del mismo Mehta, de Prêtre y hasta de Harnoncourt; pero nunca de Welser-Möst, el verdadero farolillo rojo).
La polca rápida Vom Donaustrande (Desde las orillas del Danubio) no pudo evitar sonar un poco charanguera (7,5). Maravilloso el Perpetuum mobile, con extraordinarias intervenciones del fagot o de la piccolo (10), y no menos formidable el vals Aceleraciones, en el que, pese a los fuertes acelerones, la batuta se desenvolvió con una magistral libertad y acierto: alguno de los rubatos fue muy, muy acusado, pero ¡tan bien colocado y realizado que no hay objeciones posibles! (10). La Polca Electromagnética, también de Johann hijo, vuelve a mostrar el absoluto dominio de la agógica por parte del maestro hindú (10). De la polca rápida Mit Dampf (A vapor) de Eduard la batuta parece extraer todo lo posible, con gracejo y mucha marcha (10). El vals de Johann II An der Elbe (Junto al Elba), primera vez allí, no es precisamente una joya; Mehta hizo lo que pudo (9). [Está bien que se añada repertorio nuevo en cada edición, aun a sabiendas de que varias de estas novedades valen bien poco; el único que se libró de tener que incluir páginas endebles fue quizá Karajan, en su único y sensacional concierto, el de 1987]
También es flojo el Galop del champán del sueco Hans Christian Lumbye, pero Mehta hizo lo imposible por transmitir a su través el mayor desparpajo (9,5). La Polca de los estudiantes (casi se puede adivinar su título) de Johann hijo (9,5) y la Marcha de la libertad del padre, ambas más bien flojitas, se tocaban por primera vez, y de nuevo Mehta las exprimió a base de bien (9). Admirable de todo punto la Polca de Ana, delicada y de sutilísima agógica (9,5), pero que quizá no alcanzase los excelsos precedentes de Kna, Fricsay o Böhm. Sensacional versión del extraordinario vals de machista título Vino, mujeres y canciones, interpretado con su larguísima y algo insulsa introducción al completo: se me hace inimaginable una recreación superior (10). Enorme chispa, increíble desparpajo los desplegados en la sin embargo más bien simple polca rápida de Eduard Mit Chic (10). El Danubio azul es siempre una difícil prueba, en la que es muy raro destacar de veras; pues bien, Mehta ya lo ha conseguido dos veces: en 2007 y ahora, con una lectura muy pausada y paladeada que desemboca en un clímax magníficamente preparado gracias sobre todo a unos arriesgados y certeros rubatos (10). La Marcha Radetzky tampoco fue una versión más, sino que jugó hábilmente con la dinámica (9,5).
La Filarmónica de Viena, maravillosa como casi siempre, le suena más liviana, menos sinfónica de concierto que a Karajan o a Barenboim, pero más llena y plena que a un Kleiber o a un Ozawa. También en estas intenciones me ha recordado Mehta al gran y llorado Maazel. Mehta, pues, ha ido mejorando su entendimiento con estas músicas de modo ostensible, desde unos comienzos muy desiguales y titubeantes allá por 1990, hasta una maestría y una sintonía excepcionales en esta su quinta aparición vienesa del 1º de enero: un nivel medio muy alto, sin librarse de ciertas desigualdades, pero sin caer nunca bajo. La toma de sonido es espléndida, pero he de señalar que la imagen carece (¡en el blu-ray!) de toda la nitidez que es hoy exigible: no hay más que comparar con el concierto del año anterior, editado bajo el mismo sello, Sony.
¿Has hecho la comparación con el Mañana, tarde y noche en Viena del propio Mehta y los vieneses grabado para CBS en 1989? Tengo curiosidad... J.S.R.
ResponderEliminarAcabo de hacer la comparación: son bastante parecidas; quizá la de 1989 es un poco más "despendolada" y "juerguista" en la descripción de la noche vienesa. Y tal vez la de 2015, un poco más comedida y equilibrada, me guste un poquito más.
EliminarYo no sé qué grado de variación, evolución o -para ser positivo- maduración es admisible o recomendable en un director, pero opino que Mehta es de los más mutantes. Entre la Sinfonía Fantástica de Berlioz con la Filarmónica de Nueva York (Decca, 1989) y la misma sinfonía con la London Philharmonic (creo que Teldec, 1994) encuentro unas diferencias tan tremendas que realmente ha cambiado el carácter, el pathos de la obra.
ResponderEliminarGracias por el blog. Saludos.
Ángel, me gusta mucho Maazel en este repertorio( y en otros evidentemente), pero no recuerdo un concierto de año nuevo dirigido por el director estadounidense que sea tan redondo como el que ha dirigido Mehta este año ¿ no será que Mehta está más cerca de los grandes que citas que de Maazel? Ya su anterior concierto de año nuevo, creo que de 2007, supuso , en mi opinión, un gran salto respecto de los anteriores que había dirigido.A la vista de ello espero que no sea el último concierto que Mehta dirija.Gracias.AMCS.
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