8 Lieder "Wunderhorn" con Goerne y la "Quinta Sinfonía" de Mahler
Accentus acaba de publicar un DVD y Blu-ray (mi comentario
es sobre este último soporte) con un concierto que tuvo lugar en Lucerna en
agosto de 2015. El extenso programa, de dos horas cumplidas, consta de siete
canciones de Des Knaben Wunderhorn
con Matthias Goerne y la Quinta Sinfonía
de Mahler. Los lieder escogidos son Rheinlegendchen,
Wo die schönen Trompeten blasen, Das irdische Leben, Des Antonius von Padua
Fischpredigt, Revelge y Der
Tambourg'sell, y, entre el tercero y el cuarto de ellos se intercaló el Urlicht, cuarto movimiento de la Sinfonía "Resurrección", como
se sabe sobre texto también de la colección de poemas populares Wunderhorn y encomendado a una
contralto. Puede parecer sorprendente, pero queda muy bien en esta tipología
vocal, al menos tan rematadamente bien cantado.
Tras una pronunciada evolución vocal, Goerne, que empezó
como un barítono lírico (no muy diferente su voz de la de un Andreas Schmidt,
por ejemplo), es un hoy un barítono-bajo, quizá más cerca de bajo que de
barítono. Pero, venturosamente, pese al oscurecimiento y robustecimiento de su
voz, no ha perdido ductilidad ni capacidad para matizar. Su técnica ha sido siempre
extraordinaria y es, además, un intérprete excepcional, capaz de todo tipo de
inflexiones expresivas. Escucharlo en todas y cada una de esta canciones ha
sido un placer mayúsculo y un completo asombro por su maestría en todos los
aspectos. No se limita a cantar muy bien, como varios de sus colegas
liederistas (es el caso de Christian Gerhaher con Boulez y la Orquesta de
Cleveland en este mismo repertorio, Blu-ray también del sello Accentus:
soberbio cantante con voz de barítono lírico, pero intérprete no tan dotado ni tan
comunicativo como Goerne), sino que es, por encima de todo, un formidable
intérprete, un pleno servidor de la música que aborda y de sus textos. Es,
seguramente, el mayor liederista de la actualidad, y sin duda uno de los más
grandes cantantes masculinos hoy (grandes cantantes femeninas hay más, sin
duda, como creo que ha ocurrido siempre... desde que hay discos), junto, para
mi gusto, a Kaufmann y Flórez, a Peter Mattei y a René Pape. Solo por estos Wunderhorn, acompañados con atención y minuciosidad extremas por Nelsons (hasta
procurar no restarle protagonismo a la voz, incluso dejando la orquesta acá y
allá casi en segundo plano), merecería la pena el blu-ray, pero claro también
está la famosa Quinta Sinfonía.
De esta no faltan precisamente las grandes versiones
filmadas, pero esta se instala cómodamente entre ellas. Con tempi generalmente tirando a morosos, en
lo que se refiere a los tres primeros movimientos difícilmente conozco alguna versión
que me guste más: en los dos primeros no falta la tremenda rebeldía, pero
también hay en ellos un hondo sentimiento trágico y un aire doliente, e incluso
momentos de sorprendente intimismo, que los hace enormemente ricos e interesantes.
El scherzo no tiene mucho de
particular: ejemplar. Lo que me ha gustado menos ha sido el Adagietto, muy, muy estirado (bueno, no
tanto como el de Haitink -presente en la sala- en Berlín), muy ensoñado y un
tanto lánguido y tendente al dulzor excesivo. Yo lo prefiero no tan moroso, más
sobrio, dramático y directo. Pero
reconozco que está maravillosamente bien realizado, y estoy seguro de que a
muchos les encantará así. El finale
destaca por su extraordinaria claridad expositiva y su optimismo, sin especial
exaltación.
Sobre la Orquesta de Lucerna no puede uno más que deshacerse
en elogios, tal es el altísimo nivel de sus solistas y la extraordinaria
maestría de Nelsons para cohesionarlos y llevarlos a su terreno, logrando que
transmitan sus ideas con la mayor convicción. La filmación está sumamente cuidada y el sonido es
buenísimo, si bien creo que en la Philharmonie de Berlín (de maravillosa
acústica) han sabido captarlo aún mejor en no pocas ocasiones. ¡Queremos más
discos y más blu-rays con Nelsons, que últimamente escasean!
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