Nueva grabación para D. G. del ciclo con la Orquesta de Cámara de Europa
Grabadas por Deutsche
Grammophon en público (aunque no se oye una mosca) en febrero de 2016 en la
Sala Pierre Boulez de la Philharmonie de Paris, con excelente sonido, este
nuevo ciclo sinfónico mendelssohniano no puede ser recomendado sin serias
reservas. El Coro RIAS de Berlín y la Orquesta de Cámara de Europa suenan con
extraordinaria depuración -si bien los solistas en la Segunda Sinfonía "Lobgesang" no superan la corrección-,
pero la aún joven estrella de la batuta canadiense, a quien hemos escuchado no
pocas interpretaciones de veras magníficas, muestra aquí parte de su lado
negativo. He aquí otra de sus propuestas semihistoricistas (la orquesta no lo
es) aplicada a una música que ya no es dieciochesca, sino que se inscribe
-salvo la temprana Primera Sinfonía,
de 1824: ¡15 años!- en el primer Romanticismo. Moderado, sí, y atemperado por
influencias del Clasicismo, pero de contenido expresivo más próximo al
indudable Romanticismo de un Schumann. Ciclo sinfónico, por cierto (DG 2014),
con esta misma orquesta, en el que Nézet ha naufragado tanto o más que aquí.
La Primera Sinfonía del autor de Elías
le suena a Yannick Nézet-Séguin un tanto ácida, aristada, muy enérgica y nerviosa, habiéndome
recordado a C.P.E. Bach y a Weber: una propuesta interesante y tal vez la menos
discutible de la serie. Mi versión preferida es seguramente la del ciclo de
Claus Peter Flor con la Sinfónica de Bamberg (RCA 1991). Pero esta sonoridad
más bien historicista, con unos timbales siempre muy secos y nada empastados
con el resto, sienta mucho peor a las cuatro sinfonías restantes, y sin embargo
se mantiene invariable, hasta resultar irritante. La interpretación de la Sinfonía "Canto de alabanza" es algo desconcertante: hay en ella
secciones hermosamente dichas, muy bien cantadas, junto a otras que hace como
de pasada y hasta con algunos detalles nada acertados. Sawallisch (Philips
1967), Karajan (DG 1973) y la primera de Chailly (Philips 1980, no la muy floja
de Decca 2005) son francamente preferibles.
La que peor parada sale es,
en cualquier caso, la más difícil de recrear, la Tercera "Escocesa", cuya excelsa poesía queda casi todo
el tiempo -se salvan algunos pasajes, mayormente lentos- reducida a lo
superficialmente bonito; eso cuando
no suena algo agria y trompetera. Es Nézet un director que puede seducir a
primera vista, por su flexibilidad, hábil manejo de la agógica y por su
aportación de detalles agradables y hasta felices, pero que muchas veces -como
aquí- dista de tocar fondo. Para esta Sinfonía,
una de las más bellas del Romanticismo, Klemperer (EMI 1960 con la Philharmonia
y 1969 con la Radio Bávara) sigue siendo el rey, aunque no haya que olvidar al
joven Muti (EMI 1976), a Bernstein (DG 1979) o a Colin Davis (Orfeo 1984).
En la Cuarta
"Italiana" deslumbra el virtuosismo desplegado por Yannick y su
impecabilísima orquesta. A los tres primeros movimientos apenas hay nada que
reprocharles, pero en el cuarto aparecen ciertos amaneramientos. De esta tan
popular Sinfonía existen numerosas
grabaciones de primer orden, lideradas por la de Solti en Chicago (Decca 1986).
Ya en la introducción de la Quinta
"de la Reforma" se aprecia lo inconveniente de unas cuerdas sin vibrato (¡cuánto daño ha hecho y sigue
haciendo la moda de los criterios auténticos,
que han hecho desvariar a maestros como Abbado o Chailly!). Los timbales
arcaizantes son muy inadecuados. Ciertos pasajes del primer movimiento suenan
algo desquiciados. El hermoso Andante
peca de blandenguería; por extraño que parezca, a menudo suelen darse este tipo
de contrastes: brutalidad y empalagos
no exentos de cursilería conviven en este tipo de versiones. Como curiosidad,
esta versión restablece un recitativo (casi dos minutos) que antecede al finale y que Mendelssohn suprimió tras
el estreno en 1832. El coral "Ein feste Burg" es absurdamente rápido,
ruidoso (¿triunfalista?) y tirando a vulgar. Es lástima, porque conozco una
admirable "Reforma"
transmitida por la BBC que Nézet dirigió en los Proms de 2009 a la Orquesta de
Cámara de Escocia. Se ve que aún no le había picado el gusanillo del (mal entendido) historicismo. La de C. Davis (Orfeo
1988) es quizá mi favorita.
Hola, Ángel:
ResponderEliminarEn conjunto, diría que las mejores integrales son Masur con Leipzig para Teldec y Dohnanyi con Viena para Decca. Tardía la recuperación del judío:
http://www.achtungmag.com/jiri-weil-y-mendelssohn-en-el-tejado-las-cualidades-de-una-obra-maestra/
Saludos cordiales.
La de Masur hace años que no la escucho, y de la de Dohnányi solo me gusta mucho la "Italiana". La de Sawallisch era muy buena. Pero lo mejor creo que es hacerse con versiones sueltas de las tres últimas, bastante mejores que las de cualquier integral. Por cierto, no sé si Colin completó las cinco para Orfeo con la Radio Bávara: las tres últimas son espléndidas.
EliminarSin duda alguna sobre gustos no hay nada escrito,a mi personalmente me gusta mucho esta integral(me encantan los"timbales arcaizantes")todas las sinfonias tienen una luminosidad esplendida y no la bruma que sobresale en muchas de las versiones "modernas",aun en la de Dohnanyi con Viena (que me gusta).Para mi gusto me quedo con esta integral y con Norrington(Sttugart),no se enoje, yo respeto mucho su opinion......
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