Ya he dado en varias
ocasiones mi opinión sobre el director Teodor Currentzis (Atenas, 1972) como
uno de los más imprevisibles de la actualidad: capaz de maravillas (sin ir más
lejos, The Indian Queen de Purcell
comentada hace poco en este blog) o de desastres (así, su Concierto para violín de Tchaikovsky con la horrible
Kopatchinskaya). Pues bien, ahora vuelve al gran compositor ruso en su reciente
grabación para Sony, con el conjunto MusicAeterna, de su Sinfonía "Patética", que está siendo muy controvertida.
Daré mi opinión sobre ella. Había leído y oído decir algo así como que es una
interpretación "hiperdramática" y "en carne viva". Algo de
esto hay, así como destellos de un talento tremendo, el que no creo que se le
pueda negar al director griego afincado en la Ópera de Perm, a la que pertenece
MusicAeterna. Pero la impresión que he tenido al escucharla (impresión que
podría cambiar, en función del estado de ánimo con que me coja) es que es una
versión histérica, tremendamente efectista, extremadísima en sus contrastes,
feroz aquí y allá ¡pero también blandísma en algún momento! y que, no lo puedo
remediar, me da la impresión de ser menos sincera que numerera. Pero admito que haya a quienes les subyugue. A mí, aunque
me parece interesante, no me convence. La orquesta creo que es algo pequeña,
pero son capaces de hacer un ruido infernal. La toma de sonido tiene toda la
pinta de estar muy manipulada en busca de una transparencia a todas luces artificial.
Ma Vlast de Smetana
por Belohlávek
Desgraciadamente, el director
checo Jirí Belohlávek (1946-2017) no ha tenido tiempo de ver su
último disco, publicado siete meses tras su muerte: el ciclo de seis poemas
sinfónicos de Smetana que es algo así como la cumbre de la música nacionalista
checa (checoslovaca) o bohemia. Tras una admirable serie con las 9 Sinfonías y los 3 Conciertos de Dvorák y unas algo menos logradas pero estimables Danzas eslavas y Stabat Mater del mismo autor, todo con la Orquesta Filarmónica
Checa y para Decca, el presente ciclo del otro gran compositor nacionalista
checo del XIX me ha parecido estimable, a situarse entre las buenas
interpretaciones disponibles, si bien creo que no alcanza el nivel de
las Sinfonías del autor de Rusalka. Los poemas sinfónicos 3º, 4º y
5º creo que están algo menos logrados que los otros tres. Otra deficiencia: la
toma de sonido no ha sido todo lo buena que uno podría esperar hoy. Confío en
que se publique, sea en CD o en DVD/Blu-ray, la colosal, reveladora
interpretación que Barenboim ofreció el 12 de mayo de 2017 en Praga de este
ciclo con la Filarmónica de Viena, grabación que en audio ha circulado por la
red con estupendo sonido. Haberla escuchado, descubierto, merma
irremediablemente interés a esta publicación de Belohlávek.
Pappano dirige las dos principales obras orquestales
de Saint-Saëns
Warner ha lanzado
recientemente un disco la mar de interesante por contener una destacada, aunque
desigual, grabación de la magistral Tercera
Sinfonía de Saint-Saëns y una sensacional versión de la que para mí es la
obra cumbre de cuanto conozco de este compositor: El carnaval de los animales. El primer movimiento -si la
consideramos dividida en cuatro- de la Sinfonía
con órgano es admirable hasta el punto de que creo que nunca lo he
escuchado de forma tan convincente; el segundo, también bellísimo, lo encuentro
en exceso contemplativo, dejando bastante de lado su envolvente sensualidad. El
tercero, excesivamente rápido y con un error recurrente en los timbales, solo
levanta cabeza en su final, en el que Pappano descubre texturas nuevas. El grandioso finale es más pomposo que apasionado y
se ve lastrado tal vez por la toma en público, algo desequilibrada; aunque el
órgano, tocado por Daniele Rossi, tiene buena presencia, pasa a segundo término
frente a un bombo y unos platillos demasiado destacados. Francamente bien la
Orquesta de la Academia Santa Cecilia de Roma, aunque, claro, no es una de las
grandes. Por ello mismo es muy de admirar el altísimo nivel con el que se
desenvuelve en El carnaval -grabado a
pedir de boca en estudio- incluso sus solistas más comprometidos, como el
contrabajo en El elefante y el cello
en El cisne. Pero lo mejor de la
versión, plena de sentido del humor, es la intervención de Martha Argerich y
del propio Pappano en los pianos: ¡graciosísimos los Pianistas, incapaces sin cesar de mantener el tempo!
El recital Mozart de Juan Diego Flórez
El mejor tenor rossiniano de
todos los tiempos ha cometido, para mi gusto, un tremendo error grabando este
programa Mozart, por mucho que su voz sea ideal para casi todas estas diez
arias. Por culpa de varias carencias: falta de un buen estilo mozartiano, algo que
se le escapa por completo. Por una expresión casi invariable todo el tiempo,
muy escorada hacia la blandura muy edulcorada (¡insufrible en "Un aura
amorosa" de Cosí fan tutte!).
Por una pronunciación desastrosa del alemán en las arias de La flauta mágica y El rapto en el serrallo (no recuerdo, en décadas, nada tan deficiente
en un cantante de renombre). Por añadir adornos y algún agudo, totalmente
innecesarios e inconvenientes, y además del peor gusto, en las arias de Don Giovanni y Così: ¡qué manía la de empeñarse en el vano lucimiento! Y por
haberse dejado acompañar por uno de los peores directores de o con instrumentos
originales que ha escuchado jamás (¡y hay muchos candidatos!): Riccardo Minasi,
a quien dios confunda: un compendio de los peores resabios de los de su
especialidad, desde lo más bruto a lo más empalagoso. Este CD, editado por Sony
y de 51 minutos de duración, cuenta con la Orquesta La Scintilla de la Ópera de
Zúrich. Lo dicho: no basta, ni muchísimo menos, con cantar bien.
Hace un par de años tuve la suerte (la mala suerte, quiero decir) de asistir al recital que el eximio cantante rossiniano ofreció en el Teatro Real acompañado al piano por su inseparable (y muy mediocre) Vincenzo Scalera. En el programa, obras de Duparc, Mozart, Donizetti, Leoncavallo, Tosti y, menos mal, Rossini. Totalmente perdido en las mèlodies de Duparc (¿por qué le da por cantar esto si es completamente incapaz de acercarse a su subyugante y turbadora esencia musical?) y, lógicamente, en las canciones napolitanas, lo que Flórez hizo con las arias de Mozart («Il mio tesoro» y «Un aura amorosa») no es propio ni de un principiante de la escuela de canto. Como tú comentas con acierto, Ángel, su estilo es cualquier cosa menos mozartiano, y su gusto por los adornos empalagosos y la autocomplacencia caen de lleno en la cursilería y el mal gusto. Especialmente criticable resultó su empeño por exhibir sus medios vocales y su habitualmente infalible pirotecnia para conseguir tan solo resultar aparatoso y, el colmo de imaginable en un artista de su talla, sonar completamente desafinado (!). Pensé en aquel momento que el peruano se encontraba aquejado de algún problema vocal o, simplemente, que tenía un mal día, pero dado lo que comentas de este nuevo disco, dedicado íntegramente a Mozart (liberame Domine!), veo que no, que ni se encontraba mal de voz ni estaba en un mal día. Me quedo con tu última y muy acertada frase: «no basta, ni muchísimo menos, con cantar bien». Estoy deseando escuchar el disco.
ResponderEliminarPor suerte, y a diferencia de aquel recital en Real (que escuché parcialmente, para horror mío, en Radio Cláica), en el disco canta bien y desde luego no desafina. Pero sus defectos aquí son para mi gusto muy superiores a sus cualidades. En cuanto a los "acompañamientos", no sé quién me molesta más, si Scalera o Minasi...
EliminarHace un par de años tuve la suerte (la mala suerte, quiero decir) de asistir al recital que el eximio cantante rossiniano ofreció en el Teatro Real acompañado al piano por su inseparable (y muy mediocre) Vincenzo Scalera. En el programa, obras de Duparc, Mozart, Donizetti, Leoncavallo, Tosti y, menos mal, Rossini. Totalmente perdido en las mèlodies de Duparc (¿por qué le da por cantar esto si es completamente incapaz de acercarse a su subyugante y turbadora esencia musical?) y, lógicamente, en las canciones napolitanas, lo que Flórez hizo con las arias de Mozart («Il mio tesoro» y «Un aura amorosa») no es propio ni de un principiante de la escuela de canto. Como tú comentas con acierto, Ángel, su estilo es cualquier cosa menos mozartiano, y su gusto por los adornos empalagosos y la autocomplacencia caen de lleno en la cursilería y el mal gusto. Especialmente criticable resultó su empeño por exhibir sus medios vocales y su habitualmente infalible pirotecnia para conseguir tan solo resultar aparatoso y, el colmo de imaginable en un artista de su talla, sonar completamente desafinado (!). Pensé en aquel momento que el peruano se encontraba aquejado de algún problema vocal o, simplemente, que tenía un mal día, pero dado lo que comentas de este nuevo disco, dedicado íntegramente a Mozart (liberame Domine!), veo que no, que ni se encontraba mal de voz ni estaba en un mal día. Me quedo con tu última y muy acertada frase: «no basta, ni muchísimo menos, con cantar bien». Estoy deseando escuchar el disco.
ResponderEliminar¿Qué versiones recomiendas de la Patética, de las dos obras de Saint-Saens y de Mi patria? Gracias. MLS.
ResponderEliminarDe la Sinfonía "Patética" me gustan sobre todo (por orden cronológico) las versiones de Klemperer/Philharmonia (EMI), Markevitch/Sinfónica de Londres (Philips), Bernstein/Filarmónica de Nueva York (DG: versión límite, muy discutible pero genial), Eschenbach/Filadelfia (Ondine), en DVD Ozawa/Filarmónica de Berlín (EuroArts) y, en DVD y Blu-ray: Barenboim/West-Eastern Divan en Salzburgo (C Major).
EliminarLa Sinfonía con órgano: Barenboim/Sinfónica de Chicago (DG), Bernstein/Filarmónica de Nueva York (Sony) y Dutoit/Sinfónica de Montreal (Decca).
El carnaval de los animales: Labèque/Filarmónica de Israel/Mehta (EMI), Rogé, Ortiz/London Sinfonietta/Dutoit (Decca), Postnikova, Heisser/Ensemble Instrumental/Rozhdestvensky (Erato) y, por supuesto, la de Pappano.
Ma Vlast: Sawallisch/Suisse Romande (RCA) y Kubelik/Sinfónica de la Radio Bávara(Orfeo en CD y Medici en DVD). De nada.
Me había olvidado de una versión magnífica de El carnaval de los animales, versión "de cámara": la de EMI 1978 con Michel Béroff y Jean-Philippe Collard en los pianos, Solistas de la Orquesta de París (Alain Moglia al violín, Jacques Cazauran al contrabajo, Michel Debost a la flauta, Claude Desurmont al clarinete, Guy-Joël Cipriani y Gérard Pérotin a la percusión) y el Trío de Cuerda Francés. No sé si hay alguna que me guste más que esta.
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