sábado, 12 de mayo de 2018

"Pelléas et Mélisande" de Debussy por Rattle


El sello LSO (London Symphony Orchestra) ha publicado un interesantísimo álbum (LSO 0790) con la ópera de Debussy en tres SACDs (compatibles con cualquier lector de CDs) más un Blu-ray de audio. Publicaciones así -tan esmeradas: contiene el texto cantado en francés y su traducción al inglés- son las que siguen justificando el soporte físico de las cada vez más escasas grabaciones que se siguen publicando. 

No es que la obra de mayor envergadura de Debussy careciese de grabaciones valiosas -desde la de Roger Desormière (EMI 1941), que por desgraciada suena fatal y la ya más disfrutable de Cluytens (EMI 1956) hasta las de Karajan (EMI 1979), Dutoit (Decca 1991) y Abbado (DG 1992)-, pero esta de Rattle es preciso añadirla a la lista de las más logradas. Realmente, las no muchas grabaciones de esta partitura suelen tener un nivel francamente alto. Repasándolas, de la de 1941 solo puedo decir que tal vez lleven razón quienes la ponen por los cuernos de la luna, pero, en mi opinión, para una composición de tales sutilezas -no solo tímbricas- una toma de sonido tan antediluviana no permite saber realmente lo buena (o lo mala) que es. La de André Cluytens es, como digo, la primera que permite apreciarla con cierta certidumbre. No me entusiasma, pero quizá en su momento fue un logro destacado. Sus grandes admiradores me han de perdonar, pero llevo bastante mal la -para mí- cursilería de Victoria de los Ángeles, una de las voces de soprano lírica -lo admito- más bellas y puras que se han podido escuchar. Lo mejor del reparto me parece el Golaud del gran Gérard Souzay. Creo que puede considerarse un prototipo de interpretación a la francesa, aunque se deba a un director belga. Hace muchos años que no escucho la versión de Ernest Ansermet (Decca 1964), pero en su día me gustó mucho, en particular el Golaud de George London; creo que sonaba bastante mejor que la de Cluytens. 

Nunca he conocido, en cambio, la de Pierre Boulez (Sony 1970), pero he oído decir a algún amigo fiable que era algo seca y que el intérprete de Pelléas, George Shirley, dejaba bastante que desear. La de Rafael Kubelik (Orfeo), grabada en público en versión de concierto en Múnich el año 1971, es una publicación muy poco conocida, pero que encuentro admirable tanto por los principales voces como por la propia batuta (que a algunos podrá sonar no del todo francesa). La elección de un tenor para Pelléas me parece un acierto: la voz de Gedda es mucho más agradable y su técnica y musicalidad preferibles a la de la mayoría de los baritenores de casi todas las grabaciones. Solo defrauda Peter Meven como Arkel. La toma de sonido es más que buena. Puede que sea mi versión favorita junto a la de Karajan, pese a que en esta no me entusiasma el intérprete de Pelléas, Richard Stilwell. Los demás cantantes son, en cambio, estupendos -Raimondi es el único gran Arkel del disco, en mi opinión-, lo mismo que la depuradísima pero no cargante dirección. 

Muy cuidadosa, pero tal vez algo corta en atmósfera y misterio me resulta la primera grabación digital, la de Charles Dutoit (Decca 1991), muy bien grabada pero con cantantes no demasiado bien escogidos, con la clara excepción de Gilles Cachemaille como Golaud. Un año más tarde publica DG, con un reparto equilibrado, la versión de Abbado, en la que el maestro italiano podría resultar un tanto decadente, con un pulimento sonoro que puede sonar a veces relamido. Lo que no le ocurre, curiosamente, en la Suite orquestal (espléndido trabajo de engarce de Erich Leinsdorf) que Abbado grabase para DG con la Filarmónica de Berlín una década más tarde.
La única versión que conozco en DVD es la de Pierre Boulez y Peter Stein (DG 1992). Pese a tratarse de una orquesta nada puntera, los resultados obtenidos por el director francés son muy satisfactorios, y no solo tópicamente impresionistas, lo que es ciertamente interesante. También lo es, y realmente admirable, la escena. Lástima que las voces no estén a la altura del resto; el melifluo Pelléas de Neill Archer es quien menos me ha gustado, y Donald Maxwell (una vez más un Golaud) el que más. También el niño Samuel Burkey encarna muy correctamente a Yniold. ¿Qué es preferible, un niño que cante muy bien y no desafine (¡qué difícil!) o una buena soprano ligera? No sabría decir... 

Tras estos antecedentes, la versión de Rattle es bienvenida. Sus dos protagonistas son excelentes, difícilmente mejorables: se trata del trabajo que más me ha satisfecho de cuantos recuerdo de la mezzo lírica Magdalena Kozena (que su voz no sea particularmente bella no tiene gran importancia), y otro acierto pleno de Christian Gerhaher, barítono lírico pero de timbre no blanquecino como tantos otros, y cantante consumado. Gerard Finley, con la voz muy oscurecida y hasta un tanto bronca (una evolución algo similar a la reciente de Matthias Goerne), está muy bien, pese a algún leve apuro al apianar o en el registro agudo. Algo menos me ha gustado el Arkel de Franz-Josef Selig, no muy centrado en este terreno, y que sobreactúa algo en determinados momentos. Magnífica, en cambio, la Geneviève de Bernarda Fink. La batuta de Rattle, muy en línea con la tradición impresionista francesa, convence plenamente tanto por su ortodoxo enfoque como por su depurada y coherente realización, más estática pero no menos dramática en los clímax que la de un Boulez. Espléndida actuación de la Sinfónica de Londres, una orquesta que últimamente -con otros directores- muestra unos preocupantes altibajos. La toma de sonido, a cargo de técnicos habituales en Decca, es notable, si bien hoy puede pedirse algo más.

Me parece curiosa coincidencia que la mayor parte de los Golaud sean muy buenos -la palma quizá se la llevan Fischer-Dieskau, con Kubelik, y José Van Dam, con Karajan- mientras el único gran Arkel sea, como he dicho, Ruggero Raimondi (también con Karajan). Y los Pelléas suelen disgustarme, con la clara excepción de Gedda (con Kubelik) y Gerhaher (con Rattle).
En resumen: la del hasta esta temporada director de la Filarmónica de Berlín es una espléndida versión de la obra cumbre de Debussy (bueno, mano a mano con los 24 Preludios para piano). Aun así, y por poco, sigo considerando la de Karajan la versión globalmente más satisfactoria.

Discografía principal:

Pelléas/Mélisande/Golaud/Arkel/Geneviève/Yniold

1941        Jacques Jansen/I.Joachim/H.Etcheverry/P.Cabanel/G.Cernay/L.B.Sedira
EMI        Roger Desormière/Coro Y.Gouverné/Orquesta Sinfónica

1956        Jacques Jansen/Victoria de los Ángeles/Souzay/Pierre Froumenty/Jeannine Collard/Françoise Ogéas
EMI        Cluytens/Coros Raymond St. Paul/Orquesta Nacional de la RTF

1964        Camille Maurane/Erna Spoorenberg/George London/¿?/Veasey/R.Bredy
Decca      Ansermet/¿Coro?/Orquesta de la Suisse Romande

1970        George Shirley/Söderström/McIntyre/David Ward/Minton/A.Britten/
Sony       Boulez/Coro y Orquesta del Covent Garden, Londres

1971        Gedda/Donath/Fischer-Dieskau/Peter Meven/Marga Schiml/Walter Gampert
Orfeo      Kubelik/Coro y Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara

1979        Richard Stilwell/Von Stade/Van Dam/Raimondi/Nanine Denize/Christine Barbaux
EMI        Karajan/Coro de la Ópera Alemana, Berlín/Orquesta Filarmónica de Berlín

1991        Didier Henry/Colette Alliot-Lugaz/Cachemaille/Pierre Thau/Claudine Carlson/Françoise Golfier
Decca      Dutoit/Coro y Orquesta Sinfónica de Montreal

1992        François Le Roux/Maria Ewing/Van Dam/J.P.Courtis/Ludwig/R.Pace
DG          Abbado/Coro de la Ópera Estatal y Orquesta Filarmónica de Viena

*1992      Neill Archer/Alison Hagley/Donald Maxwell/Kenneth Cox/Penelope Walker/Samuel Burkey
DG          Boulez/Coro y Orquesta de la Ópera Nacional de Gales/Peter Stein

2017        Gerhaher/Kozena/Gerard Finley/F.J.Selig/Bernarda Fink/Elias Mädler
LSO        Rattle/Coro y Orquesta Sinfónica de Londres

25 comentarios:

  1. La lectura del viejo Ansermet es de un excelente nivel, sin perjucio de haber sido superada (para bien) por las posteriores. A mi parecer es una buena forma de acercarse a esta maravillosa partitura.

    Tarea para la casa: buscar la de Kubelík.

    Saludos!

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  2. Excelente entrada. Confieso que la "ópera magna" del francés se me hace algo cuesta arriba, y prefiero "El martirio de San Sebastián" y hasta "La damisela bendita".

    De todas las versiones de este mito moderno, mi favorita sigue siendo la música incidental de Sibelius. La de Fauré, muy bella, no oculta el carácter perezoso y deslavazado del autor (la orquestación que circulas es de Charles Koechlin, otra parte gran e insólito compositor). La de Schoenberg es interesante (mejor Sinopoli que Barenboim) y sutil, pero no deja de ser una especie de "Tristán" en zapatillas. Schoenberg no fue grande ni antes ni después de "Pierrot", lo siento mucho.

    Saludos.

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    1. A mí se me ha hecho bastante cuesta arriba, durante años, la música de la ópera de Debussy: hoy he llegado a apreciarla mucho, muchísimo.
      De los Pelléas orquestales el que más me gusta, más aún que el de Sibelius, es sin duda el de Schoenberg, y por una vez estoy de acuedo en que, mejor que Barenboim, Sinopoli, y Boulez/Chicago, y Karajan y Thielemann.
      No puede usted decir en serio que Schoenberg no fuese grande ni antes ni después de Pierrot lunaire. ¿Y la Noche transfigurada, y los Gurrelieder, y la 5 Piezas op. 16, las Variaciones op.31, Un superviviente de Varsovia, Moisés y Aarón, etc.?

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    2. Sí, Téllez llama al "Peleas" de Don Claudio "ópera en prosa"... Algo prosaica me parece a mí ;). "La noche transfigurada" me gusta (mejor la versión sextetística - por los La Salle, a ser posible- que la orquestal), pero el dodecafonismo me parece un craso error. Ya tiene sus defensores, no se preocupe. Gracias por contestar.

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    3. Decir que el dodecafonismo, como movimiento artístico, es un error es como decir que el impresionismo pictórico fue hijo de artistas sin talento.

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    4. La diferencia es que nadie escucha las sinfonías de cámara de Schoenberg y todo el mundo tiene una chapa con nenúfares de Manet en la nevera. Nada en música puede ser un error o un acierto. Si a Boulez Mozart le parece "trivial", ¿no puedo pensar yo que Schoenberg era un músico poco inspirado?

      Saludos cordiales.

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    5. No todo lo dicho por Boulez -ni por nadie- es verdad revelada. Además, esa frase pertenece a su juventud exaltada; después rectificó, e incluso dirigió algo de Mozart. Puede pensar lo que quiera de Schoenberg, claro, pero me temo que yerra de plano.

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  3. Tuve la suerte de estar en uno de los conciertos y me parecio extraordinario sobre todo por los cantantes y sobre todo por Gerhaher que es el mejor baritono aleman de su generacion sin ninguna duda.
    Rattle me gusto y la orquesta estuvo bien pero nada comparado con la misma version semiescenificada que hizo Rattle con la Filarmonica de Berlin, que esta disponible en la Digital Concert Hall.
    La semi escenificacion de Sellars era maravillosa, muy desnuda e intimista, lo cual va muy bien a esta opera.
    Esto de acuerdo que la LSO con Gergiev dio un bajon muy importante, cuando el director no es bueno la orquesta deja mucho que desear en todos los sentidos. Incluso con directores fantasticos como Haitink la orquesta suena desunida y sin trabajar. Rattle tiene mucho que hacer para mejorarla en los proximos anos. El Barbican y su acustica no ayudan precisamente.
    Un saludo

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    1. En efecto, en sus recientes visitas a Madrid, la Sinfónica de Londres ha estado fatal con Haitink (según me cuentan amigos muy fiables). Parte de la culpa se deberá sin duda a la brocha gorda de Gergiev.

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  4. Muchas gracias por el repaso discográfico de esta obra referencial.

    Comenta que la versión de Desormière tiene un sonido tan malo que uno no puede saber realmente lo buena (o no) que es la interpretación. Hay que adivinar no poco. Es un comentario muy atinado y que tiene validez general.

    Esto pasa con muchas grabaciones. Tienen interés muchas de ellas, porque contienen información (sonora), que puede ser además sustancial. Pero no suelen permitir al oyente valorar todos los aspectos importantes, o incluso esenciales, de una interpretación.

    El aficionado conocedor y avezado tiene la ventaja de poder "rellenar" la información sonora que falta con lo que ya sabe (o cree saber) de ese compositor, orquesta, cantantes o director. Y posiblemente no se equivoque mucho al "interpolar". Pero depende del caso, la valoración se hace muy subjetiva (más todavía) y por todo ello no se deben recomendar así como así estos registros históricos al aficionado que se acerca por primera vez a una obra o al que busca ampliar (un poco) las referencias que conoce.

    Otros críticos ni siquiera pretenden reconstruir mentalmente el contenido de estas grabaciones, y las toman como lo que son y nada más: una fuente de información parcial de unos intérpretes, un estilo, una época, etc. Quizás sea lo más riguroso al fin y al cabo.

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    1. Claro, yo a veces alucino cuando le oigo a algún crítico afirmar que tales grabaciones de 1927 o 1931 son excelsas: ¡si no es posible apreciar cómo debió de sonar en su momento! Y en una obra tan extraordinariamente sutil como la ópera de Debussy esas carencias sin duda se multiplican...

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  5. Respecto a la LSO, llevo unos años acudiendo al Barbican y se nota mucho la mano de Rattle. La temporada que estuvieron sin director musical fue la peor en mucho tiempo. Peor que con Gergiev. Últimamente están a muy buen nivel. Con Haitink, con Rattle y hasta con Noseda. Hace nada pudimos escuchar una octava de Shostakovich terrorífica...

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    1. Interesante,
      Tendre que volver. Desde un concierto de Haitink hace anos decidi no volver porque el nivel era bastante deprimente.
      En general el nivel de musica clasica en Londres en la actualidad es bastante pobre. Unicamente Covent Garden hace algo bastante bueno de vez en cuando.
      Pero si me dice que la LSO ha mejorado intentare volver.
      Gracias

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    2. Yo diría que ahora mismo el nivel es muy alto en general. Tanto la Philharmonia (Salonen) como la London Philharmonic (Jurowski) hacen programas muy interesantes. La LSO, ahora que Rattle está al mando, es claramente una de diez mejores orquestas del mundo. Eso sí, ahora mismo no hay ninguna combinación de orquesta y director que haga repertorio clásico-romántico: Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms... Rattle, Salonen, Jurowski y el malogrado Dutoit se concentran más en Bruckner, Mahler y siglo XX. Llevo aquí tres años y ya he podido escuchar todas las sinfonías de Mahler y la Canción de la Tierra... dos veces, y prácticamente todo Shostakovich.

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  6. En todo caso los comentarios de Boulez, aunque tienen un componente de provocación, están razonados.

    Para Boulez la historia de la música es la historia de una lucha de liberación del artista, el compositor. Los músicos que aceptaron las reglas y convenciones de su época y se movieron en ellas son calificados por Boulez de conservadores. Un ejemplo de esta forma de pensar lo tienes en el legado discográfico de Boulez. Él solo grababa extensamente la obra de los compositores -relativamente- innovadores, aquellos que según él hicieron avanzar la música, liberando al compositor de reglas no generadas por él mismo.

    Grabó solo una sinfonía de Bruckner, como ejemplo (eligió la Octava, y me sorprende que no eligiera la Quinta), pero sin embargo grabó todo Mahler, toda la Segunda Escuela de Viena, etc. Mucho Debussy, pero no por ser francés, pues otros compositores "conservadores" franceses no recibieron atención suya (testimonial o ninguna). Casi nada de Mozart, Haydn, Beethoven o Schubert (una 104 del segundo, una Quinta del tercero...), pero sí cosas de Berlioz, Liszt, etc. En Nueva York desarrolló una labor educativa amplia, y programó de todo, pero él seleccionaba lo que hacía personalmente. En ese sentido no se comportó como un dogmático o un fanático, pero se exige ser coherente con sus propios planteamientos. "Mozart es necesario para una educación musical, pero después de conocer todo hay que valorar y seleccionar y estos son mis criterios" debía pensar.

    Los conceptos de belleza, emotividad, gracia, ingenio dentro de unas convenciones, sentimientos o sensaciones subjetivas, etc. le importan un rábano a Boulez. Para él lo único significativo es la creación, el impulso creador y liberador de los verdaderos artistas (con mayúsculas), que luchan por saltarse las reglas establecidas, de ganar nuevos espacios para la creación. A esos admira. Los demás le parecen poco menos que decoradores ingeniosos, apañados, hábiles, pero no verdaderos creadores, innovadores, liberadores.

    Es un planteamiento muy radical, pero coherente. Boulez siempre pensó que estaba obligado a ser coherente y ordenado, a tener criterio y sostenerlo, y en general lo hizo toda su vida, si bien de joven montó algunos números innecesarios (para llamar la atención) y con la madurez se volvió más comprensivo y responsable.

    Lo suyo no eran boutades.

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    1. Creo que llevas razón en todo lo que dices. Pero hay algo sorprendente, que escapa a eso: ¿por qué no dirigió música de Beethoven? No sería porque no lo considerase innovador, claro, sino probablemente porque creía que no podría aportar algo nuevo.

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    2. Respeto a Boulez, más como pensador e intérprete que como artista, aunque mi visión de la música esté en las antípodas. No hay un revolucionario que esté más trasnochado de Schoenberg. ¿Tiene alguna de sus obras atonales las vitalidad de las "Metamorfosis", "La armonía del mundo", la "Suite escita", "Las campanas", "La sirenita", "Mucho ruido para nada", "Falstaff", la Sinfonía "Espansiva", las "Variaciones sobre un tema de Bridge","En un jardín de verano", las "Rapsodias rumanas", "Tapiola", las "Danzas de Galanta" o el "Concierto campestre"? Creo que la respuesta es obvia... No vamos a llegar un acuerdo en esto, naturalmente. Un placer departir con ustedes.

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    3. Una lista tan absurda de obras supuestamente superiores a las de Schönberg sólo se puede haber ocurrido a un pedante que no para de escribir a este Blog. ¡Déjenos en paz de una vez!.
      J.S.S.

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    4. Absurda o no, es la mía. Déjeme en paz usted a mí, yo jamás lo he molestado. De pedante no tengo nada, sí de vehemente y cortés.

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    5. Ah, y si ataca, ofende y discrimna alguien, hágalo con su nombre completo, no con siglas que nada dicen. Y me olvidé de reseñar "Taras Bulba", "Harnasie" y "El Divino Poema".

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  7. Lo de Beethoven es sorprendente. Tiene una Quinta con la Philharmonia de los años 60, publicada en CD por Sony no hace mucho, en la que dice cosas al menos distintas.

    Está claro que a Boulez el Beethoven clásico no le interesa, y digo que está claro porque no le interesan Haydn ni Mozart. El Beethoven "romántico", que entronca con Brahms, tampoco, porque no grabó obras de Brahms. La única explicación es que Boulez consideraba que el camino nuevo que emprendió Beethoven (en la Tercera, la Quinta...etc.), y que desemboca en Brahms, no supuso una superación de las viejas reglas sino una forma nueva de usarlas (en su mentalidad, de someterse a ellas). Lo mismo podría decirse del arco paralelo que une Schubert y Bruckner, a juzgar por la atención que les prestó (casi ninguna). Sin embargo Berlioz sí es rompedor para él (un poco), y Liszt, Wagner, Mahler, Debussy, Segunda Escuela de Viena, Bartok, parte de Stravinsky, Scriabin (no otros rusos), Varese, etc. hasta los serialistas parciales primero e integrales después. De alguna manera estos irían haciendo cosas nuevas, pero no barajando de forma distinta lo de siempre, sino traspasando realmente los límites previos y conquistando territorio nuevo para la música.

    Lo mismo ocurre en la pintura. Georges Mathieu, pintor abstracto francés, presentaba la historia de la pintura como una liberación progresiva. El impresionismo nos libera del realismo (tipo fotográfico), el fauvismo nos libera del realismo en los colores, el simbolismo y el surrealismo nos liberan de los significados convencionales, el cubismo del realismo de las formas y la abstracción de todo lo anterior. Boulez debía tener en mente una idea similar, pero aplicada a la música.

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  8. Ah, y "Apolo y las musas". Saludos para el que los merezca.

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    1. Tu lista sigue siendo arbitraria a más no poder. Para mí que no se te debería hacer caso, porque escribes para provocar y crear polémicas inútiles. La mayor parte de lo que dices no tiene ni pies ni cabeza. Y a propósito, tú también eres (o crees ser) Anónimo. J. S. S.

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    2. Mire, para dejar las cosas claras le voy a contestar, no porque su intransigencia o su grosería lo merezcan. Cito una serie de obras programáticas compuestas entre 1910 y 1950, esto es, durante el grueso de la etapa atonal de Schoenberg, todas de probada vigencia... Y usted lo único que sabe hacer es insultarme, pedir mi anatema y expulsión y decir que es "arbitraria" o "absurda". No lo es: son autores dispares, pero con un idéntico afán modernista, aunque muchos de ellos con un claro sustrato romántico (Elgar y Rachmaninov en particular). En arte no hay verdades absolutas: yo no puedo demostrar que "Las Oceánidas" son una joya y "Pierrot lunaire" (sí) una ESTAFA. Pero que alguien pida la exclusión o la ridiculización de un interlocutor por no compartir sus criterios demuestra un carácter totalitario. Un totalitarismo que ha ido muy históricamente vinculado a cierto vanguardismo tradicional, que pedía pitadas para las obras neoclásicas de Stravinsky, etc. Lo que Rautavaara llamó el "fascismo de Darmstadt", del que usted parece ser un buen exponente. Le ruego que no se dirija a mí ni en este blog ni en ninguna otra situación. Gracias.

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