lunes, 15 de octubre de 2018

Algunos discos muy buenos escuchados últimamente


Zimerman/Rattle, Pappano, Weilerstein
No es que se publiquen muchos, pero de los que han caído en mis manos últimamente puedo destacar algunos muy buenos o incluso excelentes.
Esta última categoría alcanza para mi gusto la Segunda Sinfonía "La edad de la ansiedad" de Bernstein en la versión que publica DG a cargo de Kristian Zimerman con Simon Rattle dirigiendo la Filarmónica de Berlín. Supera sin duda tanto a la grabación del autor con Lukas Foss y la Filarmónica de Israel como a la de Antonio Pappano con la pianista Beatrice Rana. Esta pertenece a un ciclo que acaba de publicar Warner y en la que intervienen también la mezzo Marie-Nicole Lemieux, Nadine Sierra como narradora y el Coro y la Orquesta de la Academia Santa Cecilia, ciclo que globalmente me parece aún más radical e hiperexpresivo, en definitiva más recomendable que el del autor. ¡Lo que no es poco decir teniendo en cuenta que Bernstein no era precisamente un director del montón!... Este ciclo, en dos CDs, se completa con una de las piezas orquestales que más me gustan de su autor: Prelude, Fugue and Riffs. Precisamente en esta página es donde menos bien rinde el conjunto orquestal romano. 
Los dos Conciertos para violonchelo de Haydn por Alisa Weilerstein y los Solistas de Trondheim me han parecido sensacionales, seguro que la versión discográfica más extraordinaria desde la mítica de Jacqueline Du Pré (el Primero con Barenboim y el Segundo con Barbirolli: ¡ahí es nada!). Siempre me ha parecido que el Segundo, en Re mayor, suena más a Boccherini que a Haydn (lo que no me parece, aclaro, ni bien ni mal). Pero por primera vez me suena completamente a Haydn, por el sesgo que le da, novedosamente, la joven y superdotada chelista americana: menos elegante y galante, más impetuoso y también más humorístico. La ejecución es deslumbrante, como lo es su sonido, transmitiendo además una fuerte sensación de espontaneidad y frescura. Es una versión irresistible, con unos soberbios Solistas de Trondheim sin rastro de historicismo: ¡rara avis hoy! El CD/SACD de Pentatone se completa con una intensísima versión de la Noche transfigurada de Schoenberg, en la que -supongo- también interviene Weilerstein. La toma de sonido es de llamar la atención.

Y Beczala, Kleiter/Luisi
Finalmente, el DVD/Blu-ray del sello Accentus con El país de la sonrisa de Franz Lehár me ha gustado muchísimo. Adjunto la crítica que he escrito para "Ritmo", que aún no se ha publicado:

Son pocas las operetas en lengua alemana -a excepción de El Murciélago de Johann Strauss hijo- que cuentan con versiones notables en imágenes. Tampoco las del gran continuador en los países germanos del "Rey del Vals", Franz Lehár (1870-1948), austríaco nacido en lo que hoy es Hungría y que es el último y mayor representante del género en el siglo XX. Con la octava de sus 38 operetas, La viuda alegre (1905), alcanzó un gran éxito y justo renombre. De los títulos que siguieron -estrenados en Viena o Berlín- se mantienen en repertorio (al menos en los países de su lengua) otra decena, y entre ellos uno de los más destacados logros es sin duda Das Land des Lächelns (Berlín, 1929), que contiene una de las arias de tenor ("Von Apfelblüten einen Kranz") más bellas e inspiradas del género. (Por cierto, me parece que la habitual traducción El país de las sonrisas no es la más indicada). Esta es la segunda versión filmada que conozco tras la anticuada y floja de Kollo, Pitsch-Sarata/Ebert (DG), pero resulta inevitable compararla también con las dos principales de audio, ambas del sello EMI: la de Gedda, Rothenberger, Renate Holm, Harry Friedauer/Mattes (1967) y la de Jerusalem, Donath, Brigitte Lindner y Martin Finke/Boskovsky (1982). El dificilísimo papel del Príncipe Sou-Chong -que requiere un legato magistral, línea de canto y regulación del sonido muy sofisticadas- fue inmortalizado por Nicolai Gedda y desde entonces es iluso pretender encontrar algún tenor a su altura. En cualquier caso, tanto el joven Jerusalem como el hoy en sazón Piotr Beczala -cuyo territorio originario y quizá más natural es precisamente el de la opereta- resultan espléndidos. Este último, con un hermoso timbre, una técnica muy depurada, elegancia en el fraseo y un conocimiento certero del estilo, es con seguridad la elección más acertada hoy día. La gran sorpresa ha sido para mí la soprano lírica (con tintes de ligera) Julia Kleiter: preciosa voz, excelente canto y todo lo demás -actuación incluida- con el solo pero de algún sobreagudo un poco estridente; poco tiene que envidiar globalmente a sus dos grandes antecesoras citadas. Estupenda también la soprano ligera Rebeca Olvera como Mi, y correcto Spencer Lang como Gustl. Regular Cheyne Davidson en su brevísima aparición como Tschang, y muy en su sitio Martin Zysset en el papel del cómico Jefe de los eunucos. Espléndido el coro, soberbia la orquesta (que no sé si es la de la Ópera con otro nombre) y sensacional la batuta de Fabio Luisi, que, oh sorpresa, parece todo un especialista, aventajando incluso al indiscutido experto Boskovsky. Ese especial mundo lehariano, elegantísimo y decadente, resulta que parece irle como anillo al dedo al maestro italiano. Para terminar de redondear la faena, la escena de Andreas Homoki, que lidia con un argumento delirante, es ejemplar: estéticamente impecable, sensata, sin la menor extravagancia y logrando creíbles interpretaciones de los cantantes. Un producto, pues, muy difícil de superar hoy por hoy. Sonido e imagen a pedir de boca; solo se echan en falta los subtítulos en español.

1 comentario:

  1. Hola, Ángel:

    Por tu sección "Discos de la isla desierta" conocía tu gusto (compartido) por la opereta vienesa. Pero si aquí descuidamos a musicazos como Barbieri, Vives o Chapí, ni pensar en Lehár o Kallman (incluidas las grandes batutas, a excepción de Solti, que dedicó un disco a Suppé).

    ¿Qué operetas de Léhar prefieres? Citando al filósofo Vladimir Jankélevitch, galófilo musical empedernido, que decía, no sin gracia: "Lo serio son los "Juegos de niños" de Bizet y los "Juegos de agua" de Ravel, mientras que las óperas de Strauss sólo son monstruosas operetas", ¿qué operas del bávaro posteriores al "Rosenkavalier" prefieres?

    En cuanto a voces, es interesante el trasvase de ciertos tenores al Wagner más, digamos, "ligero", como Rudolf Schock, o, más providencialmente, René Kollo.

    Saludos cordiales.

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