Rachmaninov y Liszt
Norman Lebrecht, el inefable crítico musical y mayor cotilla
del mundillo musical (es como nuestro Beckmesser, pero a nivel
planetario) afirmaba hace unos meses que Trifonov (Nizhni Novgorod, 1991) era
en su opinión eso mismo, el gran pianista del siglo XXI. Afirmación que
no podría hacerse hoy de ningún pianista en vista de que cuando la hizo restaban
más de 80 años del siglo XXI, y nadie sabe qué pianistas pueden ir surgiendo.
Pero bueno ¿es acaso el mayor pianista actual, sin contar con los que puedan
surgir en las ocho próximas décadas? Cuando le leí esa afirmación, al momento
comenté con algunos amigos: ¡querrá decir el mayor virtuoso actual!… pues
ya estaba yo acostumbrado a las numerosas boutades que salen
regularmente de la pluma de Lebrecht (entre muchísimas otras, que Sibelius no
vale un pimiento, que Sinopoli no sabía dirigir…), hasta tal punto que dejé
hace mucho tiempo de leer lo que regularmente escribe en Scherzo. La última tontada
suya que ha llegado a mis oídos, que Elina Garança no pronuncia bien el inglés
en su reciente grabación de las Sea Pictures de Elgar. Pues bien: acabo
de escucharla en una entrevista y habla un inglés fluidísimo y nítidamente bien
pronunciado. ¡En fin!: otra sandez más de ese señor.
Bueno, pues como otro amigo me decía que, de la joven
generación, eran quizá los mejores pianistas Nikolai Lugansky y Trifonov, me he
dedicado a escucharle estos días a este último su ciclo concertístico de
Rachmaninov con Yannick Nézet-Séguin y la Orquesta de Filadelfia, así como su
doble CD con todos los Estudios de Liszt (todo en DG). De entrada, yo
desconfío de los pianistas que se dedican casi en exclusiva al repertorio
virtuosista, aunque por descontado ni el ruso ni el húngaro son compositores
menores. Pero para que un pianista sea de veras grande necesito escucharle
Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Schumann, Chopin, Brahms, Debussy, Bartók,
etc. Y ya veremos cómo Trifonov se desenvuelve en ellos.
De momento, su Rachmaninov es bastante desigual: espléndidas
sus versiones de los Conciertos 1 y 4 y de la Rapsodia
Paganini, menos buena la del Tercero y bastante decepcionante la del
célebre Segundo. O sea, claramente por debajo de Ashkenazy, Richter, Grimaud,
Zimerman, Lugansky…
Y acabo de escuchar el doble CD (2016) con los Estudios
de Liszt. Me ha dejado bastante desconcertado. Hay algunos francamente muy bien
interpretados -casi todos los de Paganini entre ellos, así como Ricordanza
o Harmonies du soir-, pero hay otros, demasiados, en los que su
principal objetivo es correr, como intentando demostrar que nadie es capaz de
tocar tan deprisa y tan limpio como él. Con lo cual la música, más grande de lo
que pueda parecer, se devalúa. Pero es que tampoco es el más veloz (Boris
Berezovsky, por ejemplo) y, no, desde luego, siempre es limpio: en Mazeppa,
en Feux follets o en Wilde Jagd no se perciben bien, ni mucho
menos, todas las notas; en Vision o en Chasse-neige hay
emborronamientos y atropellos varios, lo mismo que en Gnomenreigen, y una
variación desquiciadamente rápida en el último de los Paganini.
Es decir, que Trifonov es un virtuoso de primera línea, sí, pero el calado de la música se le escapa muchas veces: escúchese en los doce Trascendentales a Claudio Arrau o en cinco de ellos a Evgeny Kissin: le faltan a Trifonov muchos hervores para acercárseles. Pero cuál ha sido mi sorpresa al comparar los 2 Estudios de concierto S 145 (Waldesrauschen, Gnomenreigen) y los 3 S 144 (Il lamento, La leggierezza, Un sospiro) al prácticamente desconocido William Wolfram (Nueva York, 1955. Naxos 2004) tocándolos -sí, ejecutándolos- mejor. Así que, de momento, Trifonov es un destacado virtuoso, pero tiene decenas, quizá cientos de jóvenes pisándole en este aspecto los talones. Y, hasta que no lo demuestre en los más grandes compositores, dista de ser el mejor pianista actual. Y no digamos de todo el siglo XXI…
Es decir, que Trifonov es un virtuoso de primera línea, sí, pero el calado de la música se le escapa muchas veces: escúchese en los doce Trascendentales a Claudio Arrau o en cinco de ellos a Evgeny Kissin: le faltan a Trifonov muchos hervores para acercárseles. Pero cuál ha sido mi sorpresa al comparar los 2 Estudios de concierto S 145 (Waldesrauschen, Gnomenreigen) y los 3 S 144 (Il lamento, La leggierezza, Un sospiro) al prácticamente desconocido William Wolfram (Nueva York, 1955. Naxos 2004) tocándolos -sí, ejecutándolos- mejor. Así que, de momento, Trifonov es un destacado virtuoso, pero tiene decenas, quizá cientos de jóvenes pisándole en este aspecto los talones. Y, hasta que no lo demuestre en los más grandes compositores, dista de ser el mejor pianista actual. Y no digamos de todo el siglo XXI…
Ángel:
ResponderEliminarSobre el estudio de concierto en Re bemol mayor "Waldesrauschen", ¿tu calificación con "10" en interpretación es para William Wolfram o para otro pianista? Muchas gracias.
A W. Wolfram no le daría sino un 9; la calificación más alta la reservaría -entre las versiones que recuerdo- para Claudio Arrau.
EliminarCompletamente de acuerdo, ya ni hablar de la Wang que más se esmera en enseñar carne y el mecanicismo y rapidez que en la interpretación. Por cierto, ¿qué versiones de los estudios de Liszt (completos o en su mayoría) recomendaría?
ResponderEliminarY más aún que Yuja Wang, enseña carne a todo trapo Khatia Buniatishvili, ejecutante virtuosa pero intérprete que simplemente no me interesa. Arrau tiene los 12 Estudios trascendentales y los dos miniciclos de Estudios de concierto (2 S 145 y 3 S 144). Son absolutamente extraordinarios. Por cierto, los trascendentales están magníficamente reprocesados por Pentatone. En cuanto a los 6 Estudios de Paganini, mi versión favorita es la de Idil Biret en Naxos.
EliminarClaramente Arrau para los trascendentales!!!! Pero añadiría como complemento a 3 rusos, Berezovsky (Teldec/Warner), Ovchinikov (EMI/Warner) y la más reciente de Kholodenko, con el añadido de que está grabada en directo en el Concurso Van Cliburn (Harmonia Mundi).
EliminarUn saludo
Lo que me deja pasamado de Arrau, a parte de su entendimiento del lenguaje Lisztiano, y de cómo los interpreta no como simples estudios, es que los grabara con una edad tan avanzada (73-75 años si no calculo mal). Impresionante el dominio del instrumento con semejante edad.
EliminarUn saludo
La caja con todas las grabaciones del maestro Claudio Arrau para Philips es una de mis más preciadas posesiones. Por desgracia ya está agotada.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo en que no es lo mismo un gran virtuoso que un gran artista. Por eso mismo siempre me he opuesto a considerar a Horowitz el más grande "pianista" de su tiempo. Exhibir sus dedos, su mecanismo, fue su principal empeño.
ResponderEliminarLUCAS.
Lo de enseñar carne de la buniatishvili es parte de su estrategia comercial, como se puede ver perfectamente en un documental de la tele francesa que hay en youtube, kahtia bu....la Beyoncé del piano.
ResponderEliminarSin su exuberante cuerpo, y sin su desfachatez en mostrarlo, creo que no habría hecho mucha carrera.
EliminarSin haber escuchado esa Gran Fuga de anteayer puedo decir en que estoy de acuerdo en que, también a Klemperer, se le entiende mejor la gloriosa composición beethoviana que a los cuartetos, Tokio incluido.
ResponderEliminarLUCAS.
¿Cómo era aquella anécdota de Klemperer?
ResponderEliminarDecía: si la chica es demasiado guapa distraerá a los músicos, si es demasiado fea me distraerá a mí.
Volvemos al asunto de la subjetividad en las artes.
ResponderEliminarCómo saber si esta obra, autor, intérprete, etc, son grandes, ejemplares? Cómo saber si una creación es obra maestra o si un compositor es un coloso de su arte?.
La tendencia mayoritaria hoy y creciente es que es imposible conocerlo. Afirman que no existen criterios para saberlo, ni existirán esos parámetros. Consideran que quiénes afirman p.ej que "Beethoven es uno de los más grandes sinfonistas" o " Shakespeare es uno de los más grandes genios del teatro", deberían más bien afirmar que "me gusta más que fulano o sutano" Y añaden que los demás creadores no deben quedar por debajo de aquellos, todos están al mismo nivel. Concluyen que solo existe la subjetividad del placer personal.
A este pianista le convendría ese tipo de argumentos. Igualado a Gilels, Barenboim, Arrau, Michelangeli, etc, etc. O incluso considerado EL MAS GRANDE.
Aunque es cierto que la objetividad hay que manejarla con fina prudencia, seamos objetivos: Desde los elementos propiamente musicales, no por gusto personal, este pianista es otro MODELO DE MERCADEO que quieren imponerle al público que traga entero. Y Lebrecht es conocido en Gran Bretaña por moverse al ritmo de intereses mercantiles.
Seguiré escuchando a Gilels y a Arrau.
Aunque seria mejor reunirnos en el 2080 para decidir el pianis ta de este siglo yo ya pongo por delante a Lugansky.Lo pude comprobar en los conciertos de los dos en Madrid la temporada pasada, donde se oyo una excelsa versión del tercero de Rachmaninov con la Nacional que no esta al alcance de Trifonov.
ResponderEliminarY por favor no os metáis con la Buniatishvili por aquello de que no es música todo lo que suena.
No le he escuchado mucho a Buniatishvili, pero le vi un Concierto de Grieg en París horroroso, como interpretación, y nada brillante en la ejecución, a todo correr. Pero tanto en las pantallas de las teles como en las que había en los Campos Elíseos todo quisque estaba muy pendiente no precisamente de las manos de la pianista.
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