Chopin, Schubert, Saint-Saëns, Schoenberg
En un doble CD de Deutsche Grammophon (2017) titulado “Chopin Evocations” el pianista Daniil Trifonov ofrece, entre otras cosas de autores diversos, los dos Conciertos de Chopin. En ellos su prestación me ha parecido no carente de valores, pero lastrados estos por falta de fluidez y naturalidad, por un inocultable afán de pretenciosidad que encuentro muy poco sincero: “yo soy en los movimientos lentos más lento que nadie -parece decirnos-, es decir: más profundo”. Pero no, no es así. En todo caso, lo verdaderamente odioso de estas versiones es la batuta de un Mikhail Pletnev más despistado que una cabra en un garaje y, si Trifonov resulta pretencioso, lo es poco comparado con la batuta que está al frente de una decepcionante Orquesta de Cámara Mahler.
Pero este dislate es poca cosa comparado con el Quinteto “La Trucha” de Schubert tocado por el mismo, Trifonov, al lado de Anne-Sophie Mutter y otros tres instrumentistas de cuerda para mí desconocidos (Hwayoon Lee, viola; Maximilian Hornung, cello; Roman Patkoló, contrabajo). Es un disco DG de 2017. Estos instrumentistas -no sé quién los liderará en la práctica- han hecho retroceder a Schubert 70 u 80 años, hasta la época en que el autor de Viaje de invierno era considerado bonito, agradable y superficial. La versión del Quinteto es rebuscada, empalagosa, pizpireta y frívola como ninguna otra que recuerde: los tempi suelen ser muy veloces, más que en ninguna de las doce versiones grabadas que conozco. Mi primer movimiento favorito es del András Schiff con el Cuarteto Hagen: les dura 14’06” frente a los 11’45” de aquí (unos y otros hacen la repetición); el 2º mov. que más me gusta, el de Barenboim, Perlman, Zukerman, Du Pré y Mehta, pasa de 7’45” a 6’40”; el 4º, el de las variaciones, en esta versión se toman 8’26”, y aquí, 6’45”. Pero esto dará solo una vaga idea de lo que ocurre. El disco se completa con un Nocturno para trío, D 897, también muy apresurado (10’30” frente a los 13’ del Trío Beaux Arts), que pierde gran parte de su sentido. Pero lo más estomagante me ha parecido la transcripción para violín y piano de la famosa Ständchen (la Serenata de Canto de cisne), en la que detesto con todas mis fuerzas a la otras veces grandísima violinista. Casi tan dulzona es la adaptación, para los mismos instrumentos, del famoso Ave Maria. ¡Anne-Sophie, eres capaz de lo mejor y de lo peor (o casi: no llegas a ser la Kopatchinskaja!)...
Muy recomendable el disco Erato, recién publicado, con tres de las más destacadas composiciones camerísticas de Saint-Saëns: la Primera Sonata para violín y piano, la Primera para cello y piano y el Segundo Trío para piano, violín y cello. Son sus intérpretes tres instrumentistas franceses: dos bastante jóvenes -el violinista Renaud Capuçon (n. 1976) el pianista Bertard Chamayou (n. 1981)- y otro muy joven: el cellista Edgar Moreau (n. 1994)-. Sobre las interpretaciones: la primera de las tres obras referidas me ha encantado, casi tanto la tercera, y también bastante -pero algo menos- la segunda. En todo caso, un disco estupendamente grabado, muy conveniente, dada sobre todo la escasez de publicaciones en disco de estas obras, en particular del Trío.
En cuanto a los Gurrelieder de Schoenberg por Christian Thielemann que acaba de publicar Hänssler, que supongo serán de hace algunos años, la suntuosa y brillante dirección me ha gustado bastante o mucho. Intervienen varios coros (entre otros el MDR, Coro de la Radio de Leipzig), la Staatskapelle Dresden y la Orquesta Juvenil Gustav Mahler. Cuenta con un par de cantantes excelentes -Camila Nylund como Tove y Wolfgang Ablinger-Sperrhacke como Klaus el idiota-, dos notables -la mezzo Christa Mayer, Paloma del bosque, y el barítono Markus Marquardt, Campesino-, y un narrador de lujo -Franz Grundheber-. Pero el tenor protagonista (Waldemar), Stephen Gould, me parece un gran fiasco; canta y está peor de voz de lo que suele, y su interpretación es indiferente en un papel de desbordada pasión. ¡Qué metedura de pata! La toma de sonido, en público, no es la ideal para una obra de efectivos tan gigantescos.
Coincido con la valoración del disco de Saint-Saëns, en cierto modo una continuidad del que los mismos intérpretes, a los que se sumaron Pahud, Caussé y Langlamet, dedicaron a la música de cámara de Debussy, y que me parece que incluye algunas de las mejores versiones de una música maravillosa (más que la muy disfrutable de Saint-Saëns). Si no lo ha escuchado, se lo recomiendo. Un saludo y gracias por sus críticas, que no temen ir contracorriente ¡lo cual se agradece!
ResponderEliminarSí que conozco ese disco Debussy, que me gustó mucho (salvo la Sonata de cello, no demasiado. Creo que Edgar Moreau no ha alcanzado aún la madurez). Muchas gracias.
EliminarJusto hace un tiempo, me parece que en la discografía que hizo de Schubert, le preguntaba sobre la trucha de Mutter y le adelantaba que probablemente no le gustaría, justo por lo que acaba de decir y en lo cual estoy muy de acuerdo. Me alegra saber que mi sentido de apreciación musical se ha ido desarrollando desde que leo su blog y el de FLVM, aunque claro, no siempre concordemos en todo. Saludos.
ResponderEliminarSí, estoy francamente de acuerdo en la apreciación sobre la grabación del Quinteto La Trucha de Mutter y Trifonov. La verdad, aquello parece una competición por ver quién corre más y toca más fuerte…
ResponderEliminarRespecto a los conciertos de Chopin de Trifonov, me ha asaltado una curiosidad. Si no recuerdo mal, creo que en esta grabación de los conciertos de Chopin Pletnev decidió adaptar la orquestación, supuestamente para darle a la orquesta más relieve. ¿Qué te parece esa reorquestación? Como no he escuchado las interpretaciones completas, no me hago idea de hasta dónde llega el atrevimiento. Ya sé que las orquestaciones de Chopin no son espectaculares, pero creo que cumplen una función y de entrada no me gusta que los intérpretes de ahora se metan en revisarlas.
Chopin no era un orquestador genial, pero en sus Conciertos, sobre todo en el Primero, en Mi menor, lo hace -en mi opinión- más que bien, como han dejado claro Klemperer, Giulini, Nelsons y tantos otros directores. Los "arreglos" (o sea, "desarreglos" en este caso) de Pletnev me parecen claramente peores que los originales. Y además creo que, simplemente, Pletnev no entiende a Chopin.
EliminarDos noticias. Me he comprado una samsung led 43 en el black friday. Viene un canal de Apple tv, qwest classical que son conciertos y operas todo el día, no hay que pagar. Por otro lado, mañana ya de madrugada en la 2 una aida del liceu con angela meade, dirige Gustavo gimeno ...
ResponderEliminarSolo pude escuchar unos minutos el Chopin de Trifonov/Pletnev y el Schubert, me parecieron horrorosos.
ResponderEliminarÁngel,
ResponderEliminarSería extraordinario que, a futuro, usted pueda elaborar y publicar la discografía comparada de "CUADROS DE UNA EXPOSICIÓN" de Modest Músorgski, tanto la versión original para piano como la genial versión orquestada por Ravel. Muchas gracias.