Dos polémicas: los intérpretes de un autor y la interpretación de la música francesa

 

A ver qué os parece esta lista de pianistas:

Achúcarro, Anda, Andsnes, Arrau, Argerich, Ashkenazy, Ax, Backhaus, Baldwin, Barenboim, Berezovsky, Berman, Béroff, Biret, Blumenthal, Bolet, Brailowsky, Brendel, Campanella, Chamayou, Cherkassky, Ciani, Ciccolini, Clidat, Cortot, Crossley, Curzon, Cziffra, Demus, Dichter, Barry Douglas, Duchable, Engerer, Entremont, Annie Fischer, Fleisher, Foldes, François, Freire, Gieseking, Gilels, Horacio Gutiérrez, Horowitz, Hough, Howard, Jandó, Janis, Graham Johnson, Alexander Kantorow, Kapell, Katchen, Katin, Kempff, Kissin, Kocsis, Lang, Leonskaja, Paul Lewis, Li, Lipatti, Lortie, Lucchesini, Lympany, Magaloff, Malcuzynski, Michelangeli, Gerald Moore, Nebolsin, Ogdon, Ohlsson, Oppitz, A.S.Ott, Ousset, Ovchinnikov, Paik, Pappano, Parsons, Pérez Floristán, Pogorelich, Pollini, Reimann, Richter, Rogé, Rubinstein, Rudy, Solomon, Esteban Sánchez, Szidon, Thibaudet, Trifonov, Ugorsky, Vasary, Wang, Watts, Weissenberg, Werba, Wild, Zimerman…

… y esta otra de directores:

Abbado, Ahronowitz, Ancerl, Ansermet, Argenta, Atzmon, Barenboim, Beecham, Bernstein, Boskovsky, Boulez, Boult, Cantelli, Celibidache, Colin Davis, Dervaux, Dohnányi, Dorati, Fedoseiev, Ferencsik, Adam Fischer, Ivan Fischer, Flor, Fricsay, Furtwängler, Gamba, Gibson, Gielen, Giulini, Haitink, Horenstein, Neeme Järvi, Paavo Järvi, Joó, Karajan, Kondrashin, Kreizberg, Lehel, Leibowitz, András Ligeti, Litton, Kantorow, Kempe, Klemperer, Knappertsbusch, Kubelik, Kussevitzky, Langrée, Leinsdorf, Leitner, López Cobos, Leopold Ludwig, Mackerras, Masur, Mehta, Mengelberg, Mitropoulos, Monteux, Muti, Nelsons, Neumann, Ormandy, Van Otterloo, Oue, Ozawa, Peskó, Vasily Petrenko, Plasson, Rattle, Reiner, Rickenbacher, Rieger, Rillinf, Rosbaud, Rozhdestvensky, Salonen, Sargent, Sawallisch, Silvestri, Sinopoli, Solti, Stokowski, Szell, Toscanini, Vandernoot, Weingartner, Hugh Wolff, Zinman…

Son algunos de los nombres que han grabado música de Liszt. Estas listas abrumadoras que me he entretenido en reunir se la he mostrado a un buen amigo que detesta a Franz Liszt, pero no parece haberle convencido como argumento. Me responde que todos esos nombres no bastan para demostrar que ese compositor sea verdaderamente grande. ¿Ustedes qué opinan? ¿Una retahíla semejante se ha ocupado alguna vez de llevar al disco música de un compositor solo mediano?

 

“El dominio de ‘lo francés’ al que era tan esquivo en los años 70 y 80”

Otro amigo, con el que suelo coincidir en tantas y tantas opiniones, escribió en una ocasión que en los años 70 y 80 lo francés le era “tan esquivo” a Barenboim...

Durante 1975 (en calidad de sucesor de Solti) y hasta1991 (¡cuando sucedió también a Solti, ahora en la Sinfónica de Chicago!) fue Barenboim director titular de la Orquesta de París -a la que, es generalmente admitido, que encumbró a lo más alto hasta hoy, tras los breves pasos por ella de Münch, Karajan y Solti- y con ella grabó, para EMI, Sony y sobre todo Deutsche Grammophon más de medio centenar de discos, en su mayor parte de música francesa.

Como estoy seguro de que muchos de los lectores conocerán buena parte de estas grabaciones (¡o todas!), ellos juzgarán si Barenboim se hallaba por aquellos años muy alejado del espíritu francés. Voy a recordar las pocas de ellas (no son todas, obviamente) que yo encuentro interpretaciones absolutamente extraordinarias:

BERLIOZ: Romeo y Julieta, Requiem, Carnaval romano, Harold en Italia, Te Deum, Noches de estío (Te Kanawa), La muerte de Cleopatra (Norman) y la ópera Beatriz y Benedicto (Minton, Domingo, Cotrubas, Fischer-Dieskau).

BIZET: Suites de Carmen y La Arlesiana, Sinfonía.

BOULEZ: Notations I-IV

CHAUSSON: Poema (Stern)

DEBUSSY: Imágenes para orquesta, Fragmentos orquestales de El martirio de San Sebastián, Printemps, 3 Baladas de Villon (Fischer-Dieskau), La doncella elegida (Hendricks)

DUKAS: El aprendiz de brujo

DUTILLEUX: Sinfonías 1 y 2

FAURÉ: Requiem (Armstrong, Fischer-Dieskau) y Pavana

FRANCK (que no es del todo francés, sino de origen belga, claro): El cazador maldito, Psyché y Redención

IBERT: Escalas

RAVEL: Bolero, La Valse, Pavana y Dafnis y Cloe (2ª suite)

SAINT-SAËNS: Concierto violín 3 (Stern; Perlman), Concierto violonchelo 1 (Du Pré), Sinfonía 3 (Litaize), Danza macabra, Preludio de El Diluvio y la ópera Sansón y Dalila (Domingo, Obraztsova, Bruson).

Y hay otras cuantas obras de Berlioz, Debussy y otros autores que, sin ser fenomenales, tampoco son precisamente desdeñables. ¡No parece, por tanto, mal legado!…

El prejuicio -bastante extendido aún- viene, en mi opinión, de que según él la música francesa ha de ser, casi toda ella, colorista, delicada, perfumada, elegante, etc., incluso un tanto lánguida y decadente. Al estilo, para entendernos, de la Carmen de Beecham (con Victoria de los Ángeles) o la del joven Prêtre (con Callas), de grabaciones de Inghelbrecht, Albert Wolff, de Paul Paray, incluso de algunas de Karajan y Abbado. Hay varios testimonios escritos (pero no, ¡ay!, documento sonoro) de que Klemperer hacía una Carmen particularmente negra e hiperdramática; seguro que era interesantísima (“Por aquellos años [finales de los 40] llamaba la atención “por su carácter incisivo y por la dureza de sus acentos trágicos. La interpretación que hacia la misma época hacía de Carmen Leo Blech resultaba graciosa y amable. No cabía mayor contraste entre una y otra”. Friedrich Herzfeld, Magie des Taktstocks). ¿Habría calificado este amigo y crítico de estilísticamente desenfocada esa Carmen de Klemperer?...

Porque un tratamiento diferente a la norma de unos tiempos es a menudo muy fecundo y puede ser hasta revelador -por más que no sea el único posible-, y ahí están las grabaciones de Debussy y Ravel de Boulez para CBS/Sony en Cleveland y Nueva York, El Mar y los Nocturnos de Barbirolli (con la Orquesta de París, precisamente), el Requiem de Fauré por Barenboim o su Manon de Massenet (Netrebko y Villazón, muy posterior, obviamente, a su etapa parisina). A estas interpretaciones también se las podría tachar (¡y se ha hecho!) de dudosamente francesas. No es tampoco el único caso: hace varias décadas, a un Mozart o a un Schubert profundos no faltaban quienes los tachaban desdeñosamente de fuera de estilo, por beethovenianos.