Últimamente he leído varios libros sobre música, todos ellos bastante interesantes y en los que sus autores aportan ideas lúcidas y penetrantes sobre los compositores y sus obras. Pero me ha llamado la atención (¡ingenuo de mí!) que sus recomendaciones discográficas son erráticas, carentes de criterio o directamente disparatadas: en algún caso, parece que se han limitado a recomendar el disco que tenían en su casa, y que debieron haberlo comprado porque era el que tenían en la tienda de al lado, o incluso el más barato de los varios que pudieran tener. Me llama la atención, sí, que personas tan inteligentes no reparen en que una mala versión de la Sinfonía de Franck o del Quinteto con dos cellos de Schubert hacen que esas obras parezcan peores de lo que son. ¡Menuda diferencia para la apreciación de una partitura que se la escuche en una versión muy mala o en una muy buena! Uno de los más lúcidos musicólogos de nuestro país, al que quiero y admiro mucho, me dijo que no entendía una papa de interpretaciones: ¡me quedé estupefacto! Y aún no he salido de esa estupefacción… Esas arbitrarias elecciones de estos buenos musicólogos en sus libros me parecen sencillamente una irresponsabilidad.
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¿Por qué músicas de vanguardia que no son bien recibidas en salas de concierto, sí son aceptadas por esas mismas personas en películas, por ejemplo de misterio o de terror?
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“Las pasiones no deben expresarse nunca hasta el punto de provocar el disgusto, y la música, incluso en las situaciones más terribles, debe aún producir placer y nunca ofender al oído; es decir, la música debe seguir siendo siempre música” (Mozart) [Toda una declaración de intenciones]
“Haydn es el único que posee el secreto para hacerme sonreír y para conmoverme en lo más profundo de mi alma” (Mozart)
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[A lo largo de las dos últimas décadas de su vida] “el tránsito artístico de Mozart resulta pasmoso. Con él, por primera vez en la historia de la música, es posible hablar de un estilo tardío, marcado en su caso por una grave serenidad (aunque algunos de estos momentos se remontaban a cuando tenía veinte años), un paisaje armónico más rico, aunque también más repsosado, y una genialidad de la que se hace un alarde menos ostentoso” (Paul Griffiths: Breve historia de la música occidental)
El cuarteto de cuerda, en manos de Haydn, son “cuatro partes independientes que se enzarzan en un diálogo que puede tener sus momentos de disentimiento o de tristeza compartida, pero, en el fondo, con un tono amistoso” (Paul Griffiths)
Haydn: “ningún otro compositor de su época, o de épocas posteriores, demostró tal entendimiento del humor en la música, en una variedad tan amplia de modos: el aforismo irónico, la sorpresa burlona, la agudeza ingeniosa, el estallido de alegría. La forma sonata -que significaba para él el diálogo que puede pasar por desacuerdos flagrantes (quizá cómicos en sí mismos), pero que finalmente alcanzan una reconciliación festiva- era esencialmente cómica” (Paul Griffiths)
Cuestiones diversas, Ángel, sobre las dos primeras reflexiones que apuntas:
ResponderEliminarPrimera: estoy plenamente de acuerdo contigo en que el asunto discográfico es fundamental y que los musicólogos no conozcan a fondo las tradiciones interpretativas de las obras que analizan es un problema grave. Pero eso tiene explicación: en la tradición académica habitual, siempre se ha dado más importancia al análisis formal, armónico, el estudio de la notación, etc., que al estudio y análisis de las interpretaciones, un aspecto al que sólo en los últimos años se le está empezando a prestar atención, al menos aquí en España.
Segunda: tengo una explicación muy clara sobre por qué se “acepta” la música “de vanguardia” en el contexto del cine de terror, y no de manera independiente. Y la razón es bien simple: en el contexto cinematográfico, el público general no escucha la música; ve las imágenes y, si la música acompaña esas emociones, se dejan llevar. Yo, que no puedo ver esas imágenes, no me veo afectado por este tema, pero creo que sí os pasa eso a muchas personas que veis.
Completamente de acuerdo, Xabier. Son explicaciones satisfactorias. Pero lo que es cierto también es que si esas músicas se aceptan junto a imágenes, también deberían ser aceptadas sin ellas.
EliminarAngel en primer lugar agradecerte tu preocupación sobre mí, estoy bien, sólo qué últimamente algo liado, pero con asuntos positivos, por suerte ningún problema de salud ni familiar, de hecho mis padres, los dos ya próximos a los ochenta, andan bien de salud..oye,entre los libros que has leído, ¿se encuentra por casualidad wagnerismo, de Alex Ross?..es que no sé si comprarlo..me gustó el ruido eterno pero no sé, no me suelo fiar mucho de los best sellers...además hace tiempo qeu no leo un libro sobre música, los últimos han sido el de Anna Beer, armonías y suaves cantos, sobre compositoras, y el de Bostridge sobre el Winterreise, los dos en Acantilado,los dos me gustaron, los leí hace ya unos tres años....intento abstraerme de toda esta sinrazón pero como te digo no es fácil, como bien sabes..Cuídate..
ResponderEliminarMe alegro, Antonio, de que estés bien. Wagnerismo de Alex Ross no he empezado a leerlo aún; lo tengo "en capilla". Su best seller al que te refieres me pareció un libro bastante sobrevalorado.
EliminarWagnerismo es un libro muy disfrutón, pero no para todos, tienes que estar muy dentro de Wagner. Lo calificaría de irregular, pero las partes interesantes me han resultado extraordinarias iluminado muchos momentos históricos.
EliminarEs cierto lo que dice, Ángel. Pero yo iría más allá. Hay músicos y musicólogos formados, que apenas escuchan grabaciones discográficas, ni poseen gran interés en el mundo de la fonográfica. Consideran incluso que comparar en disco un gran número de versiones de una misma obra roza lo patológico. Conozco más de un caso!. No son melómanos discográficos. Como bien señala Xabier buscan los aspectos teóricos y técnicos de la obra musical. Supongo que sus conocimientos musicales les hace tener una perspectiva diferente al de un melómano sin formación musical ( que no cultura musical). Por no hablar también, de intérpretes que restan valor a lo que consideran música "enlatada", que no les satisface escucharse en disco, o que prefieren simplemente escuchar música mientras la interpretan. Es un tema complejo, que puede ser mejor explicado por un melómano afín al mundo del disco con formación musical.
ResponderEliminarEn realidad, y por lo general, es música tan cerebral, tan poco sensual, que el soporte emotivo lo tienen que proporcionar imágenes. Ese soporte parece necesario para que asimilemos y recordemos la música.
ResponderEliminarLa partitura "electrónica" para Planeta Prohibido es todo un atrevimiento si nos situamos en los años 50. Esa música sin el soporte de las imágenes es quizás inquietante, pero las imágenes ofrecen una forma recordable a esa inquietud, terror y angustia.
Otro ejemplo es Kubrick y El Resplandor. Usa música de Bartok, pero esta ya era conocida. Usa sin embargo música de Penderecki muy poco después del estreno de la misma (El sueño de Jacob). Es música muy bien elegida para la película, pero para el oyente (escuchante más bien) de concierto, esa música cobra una forma precisa en su memoria: una presencia fantasmal y amenazante en un interior vacío. De la misma forma otras músicas nos evocan momentos, formas y lugares que refuerzan la sensación que la música nos produce, o la encauzan y permiten el recuerdo (por asociación).
Buena parte de la música de Pierre Boulez es como chupar un clavo. A mi al menos no me evoca nada, no la puedo asociar con nada, en general. Quizás si un director de cine la asocia de forma efectiva a unas imágenes concretas, esa experiencia visual queda asociada a la música transmitiéndole su contenido sensual y emotivo, lo que permite asimilarla y recordarla.
Muy interesante lo que dices. Y muy probablemente llevas razón. En cuanto a Boulez, me parece uno de los compositores más difíciles de escuchar; por eso mismo hay que escuchar bastantes veces una obra suya; al cabo, puedes acabar "cogiéndole el punto".
EliminarUn inciso. Kubrik elegía bien la música para sus películas pero me parece totalmente desacertada la inclusión de la música para cuerdas en el Resplandor. No es música terrorífica sino celestialmente misteriosa.
ResponderEliminarMisteriosa, sí, pero también inquietante. A mí sí me parece que puede ser apropiada (aunque, claro, la misma música sugiere cosas diferentes a diferentes oyentes).
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