¿El primer poema sinfónico?
La Obertura Leonora III de Beethoven es, como se sabe, una de las dos más ambiciosas y extensas (junto a la Leonora II) y seguramente la más admirada de su autor.
Compuesta, al igual que las Leonoras I y II y la llamada Obertura Fidelio (la definitiva), para preceder a su única ópera, Fidelio, es una página sinfónica de tales proporciones que no se suele emplear para comenzar la ópera, de la que es una especie de amplio resumen orquestal, sino como pieza de concierto (por esto podría considerársela un precedente del poema sinfónico, género oficialmente inaugurado por Franz Liszt). También, algunos directores -siguiendo el ejemplo de Gustav Mahler- la emplazan, tanto en disco como en escena, antes del cuadro del final de Fidelio, entre las mazmorras y la celebración de la libertad en el patio de la prisión.
La mayor parte de los principales directores de orquesta, y muchos otros que no lo son tanto, la han llevado al disco, por lo que el número de grabaciones es ingente. Pero Beethoven es uno de los compositores a los que es más difícil hacer justicia, por lo que las verdaderamente muy buenas escasean; en varias de éstas nos a centramos.
Wilhelm Furtwängler está considerado, unánimemente, uno de los gigantes de la batuta de todos los tiempos e intérprete, antes que de cualquier otro compositor, de Beethoven. No es de extrañar, pues, que una de sus grabaciones conservadas, concretamente la única de las suyas realizada en estudio, por EMI, con la Filarmónica de Viena y dentro de la ópera completa, en octubre de 1953, sea un referente ineludible. La introducción, Adagio, es un sobrecogedor descenso a los abismos. Interpretación toda ella honda, personal e inspiradísima, su Allegro final es tremendamente apasionado y dionisíaco. La orquesta está maravillosa, sobre todo las cuerdas. Como escribió el llorado crítico musical Gonzalo Badenes, esta interpretación, “genialmente subjetiva, es un constante crescendo hacia la luz”. Se trata, en mi opinión, de la primera grabación -cronológicamente hablando- modélica.
Cuatro años más tarde, en 1958, otro de los grandes directores de aquellos años, el húngaro Ferenc Fricsay, grabó para DG con la Orquesta Filarmónica de Berlín esta obertura. Una versión densa, sólida, poderosa e impactante de la gran página, a la que, puestos a ser puntillosos, podría reprochársele un predominio excesivo de las trompetas en algunas frases y un tempo un poco desbocado en la coda.
Otro gran director en los años 50 y 60 del siglo pasado, Joseph Keilberth, muerto al igual que Fricsay bastante joven (aquél en 1963, a los 48 años, y éste en 1968, a los 60), la grabó en 1961, para Teldec y con la misma orquesta berlinesa. Una versión de impresionante introducción, oscura y misteriosa, que en el Allegro parece perder un tanto la concentración, resultando un poco rutinario. Lástima, pues prometía ser una de las más grandes.
1964 alumbraba una de las más geniales interpretaciones existentes de esta gran obertura, acaso la más fascinante. Se debe a Otto Klemperer, para EMI y con la Orquesta Philharmonia de la que era titular y a la que en pocos años había llevado hasta lo más alto en el ranking internacional. El efecto demoledor que esta interpretación, francamente diferente de las demás versiones existentes, produce en el oyente merece un esfuerzo de análisis para intentar explicar los porqués. La introducción, sobria y concentrada, sin concesiones llamémosles personalistas, muestra ya una claridad extrema de texturas, en varios momentos reveladora.
La orquesta, de sonido rocoso, articulación incisiva y perfecta, de transparencia pasmosa, está en esta pieza por encima de cualquier otra, y los dos solistas con mayor papel, la trompeta y la flauta, son sencillamente increíbles. En la coda, Klemperer, a diferencia de lo que tiende a hacerse, no acelera, sino que somete el discurso a un control férreo, consiguiendo acumular una tensión tremenda, abrumadora, y la mayor exaltación imaginable. Su lógica es, a la vez, aplastante, y los fortísimos, en momentos acertadamente escogidos, son apabullantes, hasta poner los pelos de punta.
Dos años más tarde, en 1966, nos llega la versión de Herbert von Karajan con la Orquesta Filarmónica de Berlín, para DG. Tras una espléndida introducción, en los pasajes más fuertes no sólo se pierde algo de claridad (culpa, en parte, de la toma de sonido), sino que da la sensación de haber muchas veces "más ruido que nueces". Bien trazada y con momentos muy bellos, la coda es desbocada, tumultuosa, persiguiendo abiertamente lo espectacular.
De 1969 es la poco conocida y sin embargo admirable e inatacable versión de Hans Schmidt-Isserstedt con la Filarmónica de Viena, para Decca. Magnífica versión a la que sólo podría achacarse no poseer un sello o rasgo suficientemente personal. La orquesta está, además, sensacional.
Ese mismo año se publica también, en este caso por DG, la grabación de Karl Böhm, uno de los más grandes maestros beethovenianos, con la Staatskapelle de Dresde. Las secciones más sosegadas de la partitura son admirables, pero en las agitadas se desboca, tanto en lo que se refiere al tempo como a la dinámica; suena pobre la cuerda grave (culpa, en parte seguramente, de la toma de sonido) y demasiado las trompetas. Algunos acordes son en exceso secos y cortantes. Pese a atesorar momentos geniales de lirismo y dramatismo, el conjunto se resiente por falta de control emocional del director.
Sir Georg Solti grabó en dos ocasiones la Leonora III: en 1973 y en 1989, y en ambas con la misma orquesta, la de suntuosa sonoridad e hipervirtuosa Sinfónica de Chicago. Son dos interpretaciones de gran altura, con algunas aportaciones personales más que nada en detalles, que podrían ser vistas como “licencias”. Ambas versiones, salvo en algún momento, se parecen mucho entre sí y tienen también en común ser muy brillantes y espectaculares; en general la primera es más juvenil, y algo más equilibrada la segunda. Espléndidas, pues, pero que no llegan a hacer historia.
La versión de Kurt Masur con la Gewandhaus de Leipzig (Philips, 1975) es correcta, pero rutinaria: la verdad, no hace honor a la fama de beethoveniano de ese director silesio.
Bastante superior es la del menos reputado en este terreno Vladimir Ashkenazy (Decca 1983, con la Philharmonia londinense), y no sólo a causa de la superioridad manifiesta de la orquesta británica sobre la alemana, entonces del Este.
Entre una y otra, en 1978, apareció en el mercado una de las más personales, creativas, admirables y arrebatadoras interpretaciones de la Leonora III: la de Leonard Bernstein, con la Orquesta Filarmónica de Viena, para DG, que describe con misterio y desolación el terrible ambiente de la mazmorra donde se halla secretamente preso Florestán, ambiente que da paso progresivamente a la gran exaltación de la celebración final.
En los últimos 40 años han escaseado las grandes interpretaciones de esta obertura; una de las más notables es la debida a Bernard Haitink dentro de su grabación de la ópera completa, para Philips en 1990 y con la Staatskapelle de Dresde. Es una versión de indudable solvencia, pero que no aporta nada a lo ya dicho, y que no se acerca, ni mucho menos, a las cimas de Furtwängler, Klemperer o Bernstein.
Sí se les acerca una 9 años posterior, de 1999, debida a Daniel Barenboim dirigiendo la Staatskapelle de Berlín, para Teldec y dentro también de la grabación completa de la ópera (en la que por primera vez se incorporan las cuatro oberturas compuestas por Beethoven para ella). Barenboim, en mi opinión el más sobresaliente intérprete actual del compositor de Bonn, tanto al piano como en el podio, es el músico que mayor número de obras de Beethoven ha grabado en la historia del disco, bastantes de ellas en dos, tres, cuatro -como en este caso- y hasta en cinco ocasiones.
En momento de plena madurez, a sus 56 años, ha llevado por fin al disco Fidelio, y dentro de ella la Obertura Leonora III es, igualmente, un acierto total. La introducción, honda, trágica, inquietante, es la más lenta de las que se recuerda (por ello, sobre todo, la versión en conjunto, es 20” más larga que la que le sigue en lentitud), pero no da la impresión de morosidad por la riqueza de significado que alcanza cada frase, cada nota: nada más lejos de la rutina que esta interpretación. El sentimiento de piedad ante el sufrimiento y el de exultante celebración de la libertad puede que nunca hayan sonado expresados con tal sinceridad y elocuencia. Por lo anteriormente dicho y por la asombrosa nitidez expositiva y el exhaustivo control de los medios, parece que Furtwängler y Klemperer, lo dionisíaco y lo apolíneo, se hubieran dado la mano: la coda, sin descontrolarse, consigue un efecto arrollador, incluyendo un par de detalles personales aportados por Barenboim: sendos súbitos arrebatos, verdaderamente electrizantes, a 1’20” y a unos 30” del final. La Staatskapelle berlinesa había alcanzado ya aquí estatus de orquesta beethoveniana de primerísima línea.
(No entro a valorar las grabaciones con instrumentos originales, o como quiera llamárseles).
GRABACIONES ESCUCHADAS
Incluidas las pertenecientes a la ópera completa
1927 DG Klemperer/OOpEstatalBerlín 14’07 7,5/4
1941 Naxos Walter/OMetropolitanNuevaYork 14’13 6/4
1944 DG Furtwängler/OFilViena 14’09 8/4
1944 DG Karajan/OConcertgebouw 14’42 8/5
1945 Arkadia Toscanini/OSinfNBC 13’11 4/4
1954 EMI Furtwängler/OFilViena 15’19 10/6
1954 EMI Karajan/OPhilharmonia 14’59 8,5/6,5
1954 Testament Klemperer/ORealDanesa 13’31 9/5
1958 DG Fricsay/OFilBerlín 14’14 9/7
1958 EMI Kempe/OFilBerlín 14’36 9/6,5
1961 Teldec Keilberth/OFilBerlín 13’29 7/7,5
1961 EMI Cluytens/OFilBerlín 15’12 8/7,5
1961 Nota Blu Klemperer/OCoventGarden 14’23 9/6
*1961 VAI Szell/OSinfChicago 12’50 7/6
1961 Teldec Keilberth/OFilBerlín 13’29 7,5/7
1961 Eurodisc Masur/OGewandhaus 13’20 7/7
1964 EMI Klemperer/OPhilharmonia 14’38 10/8
1966 DG Karajan/OFilBerlín 14’41 8/7,5
1967 Decca Schmidt-Isserstedt/OFilViena 14’59 8,5/8
*1967 DG Kubelik/OConcertgebouw 14’46 8/7,5
1969 DG Böhm/StaatskapelleDresden 13’35 7,5/7
1970 Philips Jochum/OConcertgebouw 13’32 8,5/7,5
1975 Decca Solti/OSinfChicago 13’57 8/8
1975 Philips Masur/OGewandhaus 13’42 7/7,5
1978 DG Bernstein/OFilViena 14’56 9/8
*1981 DG Bernstein/OFilViena 13’50 8,5/7,5
1983 Decca Ashkenazy/OPhilharmonia 14’59 8,5/9
1985 Sony C.Davis/OSinfRadioBávara 15’32 8,5/9
1986 DG Karajan/OFilBerlín 13’53 7,5/9
1989 Decca Solti/OSinfChicago 13’52 8,5/9
1990 Philips Haitink/StaatskapelleDresden 14’10 8/9
*1990 TDK Wand/OSinfNDRHamburgo 14’20 8/7
1999 Teldec Barenboim/StaatskapelleBerlin 15’26 10/10
*2006 EuroA Barenboim/OWest-EasternDivan 14’38 9/8,5
*2006 Medici Barenboim/OWest-EasternDivan 15’08 9/9
*2007 Medici Mehta/OComunidadValenciana 14’15 7/8
*2011 C Major Barenboim/OWest-EasternDivan 14’52 9,5/9,5
2012 SanFrS Tilson Thomas/OSinfSanFrancisco 13’58 7/9,5
*2015 Sony Welser-Möst/OFilViena 13’18 7/8,5
El inefable conductor del programa de Radio Clásica que el otro día afirmaba que merecía la pena vivir aunque solo fuera por escuchar una cosa que resultó ser una horterada, anunció ayer (¿o anteayer?) un Concierto de Haydn para clavecín u órgano y violín. "Como toca Koopman, será un órgano, no un clavecín": no debe de saber que Koopman toca ambos instrumentos. Pero sonáron un órgano y un violonchelo. Al terminar de emitirlo, pensé, rectificará. ¡Iluso de mí! Volvió a decir que órgano y violín. ¿Confunde un violín con un cello? ¿No escuchó lo que sonaba? ¡Qué poca profesionalidad, por no decir algo más fuerte!
ResponderEliminarUsted ha hecho radio, Ángel, por tanto sabrá que los locutores, muchas veces, no están atentos, ni siquiera pendientes de la información o contenido suministrado. Tan simple como que desde el control técnico sean "prevenidos" de la finalización de la obra o de la próxima locución. Además ni siquiera es necesario conocer el ciclo sinfónico de Beethoven, siempre y cuando medie un buen editor, para presentar un programa musical de radio o TV. No es lo deseable, pero puede llegar a suceder...
EliminarNo entiendo el funcionamiento de este blog. Este comentario es mío, pero ha salido como "anónimo" (¿?). Angel Carrascosa.
ResponderEliminarRespecto a los instrumentos originales hay quien los denomina históricos, otros de época, algunos instrumentos auténticos , hasta anticuallas...
ResponderEliminarAcaban de publicar en el archivo de la Digital Concert Hall un concierto de Barenboim del año 1992 que no recuerdo que haya sido editado comercialmente, ni tampoco en youtube. Dejo el enlace:
ResponderEliminarhttps://www.digitalconcerthall.com/es/concert/54714
Saludos.
He visto el programa en Digital Concert Hall: un gran triunfo. Helgoland de Bruckner y la Sinfonía Romántica.Y, entre una y otra, el genial coro de Schubert "Gesang der Geister über den Wassern", D 714. La Sinfonía, fimada el 29 de octubre de 1992, marcha en paralelo (aunque es la misma toma) con la grabación para Teldec, realizada "en octubre de 1992". Versión despaciosa (casi 70') y muy paladeada (la más próxima a Celibidache, como apunta mi amigo José Sánchez), es absolutamente extraordinaria. Los aplausos al final fueron interminables, y Barenboim hubo de reaparecer después de irse la orquesta. Una Filarmónica de Berlín en estado de gracia.
Eliminar"Aunque NO es la misma toma", quería decir.
EliminarGracias por los comentarios, Ángel. ¿Qué te ha parecido el sonido?
EliminarSuficientemente bueno, aunque, como es frecuente en DCH, algo bajo de volumen.
EliminarConfirmado que no es la misma versión que la del disco, aunque puede que compartan parte de las tomas. Aquí van las duraciones del CD/Concierto: 19'17"/19'10", 16'17"/16'17", 10'22"/10'20" y 22'26"/22'54".
EliminarLa Leonora 3 fue uno de mis primeros amores como melómano. La descubrí gracias a la extinta Sinfo Radio. Junto con Coriolano son mis dos oberturas favoritas de Beethoven.
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