¿La última actuación filmada?
Podría ser -ojalá que no- el último concierto filmado de Barenboim, que como se sabe ha suspendido todas sus actuaciones previstas para “los próximos meses” en un comunicado que suena a despedida. Después de esta vez, aún dirigió -creo que un par de días- a la Filarmónica de Viena, con los actos II de Parsifal y Sansón y Dalila, pero no tengo constancia de que hayan sido filmados.
El programa que interpretaron, con la Orquesta del Diván, fue todo él de música española, de autores españoles (Falla) y franceses (Ravel, Debussy): obras, las de estos dos, por cierto, admiradísimas por Falla y con el marchamo, según el gaditano, de españolidad auténtica. La Rapsodia española de Ravel ya la había grabado Barenboim tres veces (Erato 1992, Chicago; *EuroArts 2014 Diván; *EuroArts 2019 Filarmónica de Berlín). Ahora ha sido sensiblemente más lenta que las anteriores -lo hacen, como se sabe, muchos directores mayores-, con el propósito de paladear mejor la música y lograr una claridad aún mayor: objetivos cumplidos.
Había cuatro grabaciones anteriores suyas de las Noches en los jardines de España: dirigiendo a Argerich (Orquesta de París, Erato 1987), tocando bajo la batuta de Domingo (Sinfónica de Chicago, *Arthaus 1997 y Teldec 2000) y tocando y dirigiendo a la vez (Filarmónica de Viena, DVD *DG 2009). Esta de 2022 me parece la más satisfactoria: Lang Lang estuvo muy en su sitio, con un lenguaje hispano muy bien asimilado y con detalles de una delicadeza y expresividad maravillosos. La dirección, muy lenta, descubre aspectos nuevos de la partitura: atmósferas inusuales y una especial ternura, sobre todo en el tramo final de la obra. Lang tocó de propina el Claro de luna de Debussy con increíble delicadeza, pero puede que un poquito pasado de rosca.
En la segunda parte Barenboim ofreció la Iberia de Debussy más maravillosa que yo haya escuchado hasta la fecha: también muy lenta (25’33” frente a los 21’37” de su grabación para DG con la Orquesta de París, 1982. Aun así, menos que Celibidache/Filarmónica de Múnich, EMI 1992: 27’46”). Paladeada hasta lo inimaginable, con una finura, una variedad de atmósferas y de perfumes insólita, nunca había escuchado tal cantidad de texturas instrumentales como aquí, percibidas con una nitidez extrema. (¡Esto es lo que conseguía la, según Justo y Gonzalo, “momia viviente”!). Espléndido el Bolero de Ravel que clausuró la velada, únicamente deslucido durante dos segundos por una salida de tiesto de una de las trompetas justo al final (el suyo que más me gusta sigue siendo el de la Orquesta de París, DG 1982).
Las caras de los músicos del Diván lo decían todo: preocupación por el estado de salud de su maestro y fundador, cuyo aspecto se había deteriorado un montón desde el 1º de enero en el último Concierto de Año Nuevo en Viena: caminaba tieso, despacio e inseguro, bajaba del podio de la mano de su hijo Michael y ahorraba muchos movimientos de brazos al dirigir. ¡Situación que lo único que les producía a esos dos indignos críticos era a la chanza y el desprecio! Por el contrario, el público del Grosses Festspielhaus aplaudió al mayor músico vivo (ahora esto, por fin, lo estoy leyendo en varios sitios) incansable, interminablemente, como sabiendo que, con un poco de mala suerte, no volverían a verlo en directo haciendo música.
Martín Llade dijo ayer en Radio Clásica que "le encanta" Philip Glass. Le encanta Glass y detesta a Bruckner: ¡excelente gusto el suyo, vive Dios!
ResponderEliminarJusto Romero hubiera pedido la retirada de Klemperer a mediados de los cincuenta por dirigir con la mitad del cuerpo paralizado.
ResponderEliminarDe Klemperer, Abbado, Masur, Cluytens y Bruggen, que llegaron a dirigir en pésimo estado de salud. Casi al borde de la lástima.
Eliminar¿Cómo es que Daniel Barenboim no interpretó nunca ni al piano ni dirigiendo los conciertos de piano de Ravel? Creo que el de Grieg tampoco.
ResponderEliminarMe parece que Barenboim es el músico del que más discos tengo.
Alberto
No tengo noticia de que tocase el Concierto de Grieg: una lástima. El de Ravel en Sol creo que sí lo tocó en alguna ocasión, al igual que la Rhapsody in blue de Gershwin (y no sé si también el Concierto en Fa del mismo).
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