El Concierto para violín de Beethoven por Veronika Eberle y Rattle
Con la solo mediana calidad de grabación casi constante en las tomas de sonido de este sello, LSO, aparece este raro disco de la violinista alemana nacida en Múnich el año 1988. Que Sir Simon Rattle no es un gran -a veces ni un buen- intérprete de Beethoven queda patente desde la misma introducción, ¡una de las más flojas de la discografía! Su atención a lo que podríamos llamar los “acompañamientos” es correcta, como no debía ser menos. Pero ninguno de sus tutti orquestales se salva de la rutina. Con esto ya se descartaría esta como una versión de categoría. Pero es que tampoco la solista sea para tirar cohetes: toca muy bien y, en general, me parece sensata, pero tiene aquí y allá algunos detalles fuera de lugar, y, por supuesto, no alcanza la elevada espiritualidad de unos pocos genios del violín (Menuhin con Furtwängler y Klemperer, Szeryng con Klemperer, Zukerman con Barenboim, Perlman sobre todo con Giulini, Znaider con Colin Davis en los Proms y pocos más).
La sección central del primer movimiento, uno de los pasajes más sublimes de toda la producción de Beethoven -dentro de una obra genial de principio a fin- deja bastante que desear. Las cadenzas, firmadas por Jörg Widmann, son como mínimo muy discutibles. La del “Allegro ma non troppo” inicial me parece bastante extraña cuando no extravagante, y demasiado larga: creo que desentona seriamente dentro de la composición. Tiene timbales, como la que compuso Beethoven para su transcripción pianística, pero eso no la acerca en absoluto a la música del Gran Sordo. El “Larghetto” les dura 14’23”, o sea ¡unos cinco minutos más de lo habitual! Ello se debe a una cadenza que se extiende esos cinco minutos (¡) y que encuentro aún más extravagante que la anterior. Para mi gusto, sobra de plano; la brevísima de Kreisler, que figura en la mayoría de las grabaciones, en cambio, cuadra muy bien. La cadenza final del Rondó es solo un poco más tolerable, aunque solo sea por su mayor brevedad -ya que no por su oportunidad estilística, pues sigue chirriando-. Admiro mucho a Widmann como compositor y como clarinetista, pero siento decir que aquí no me ha convencido en absoluto. Ni siquiera en este movimiento final la batuta sale de su relativa ramplonería (¡hay que ver, con lo bueno que es Rattle en otros repertorios!...)
El disco se completa con el fragmento (8’19”) de un Concierto para violín en Do mayor, WoO 5, de entre 1790 y 1792: una curiosidad sin especial valor que, como escribe Carli Ballola, se acerca más a Viotti que a Mozart.
Los Conciertos para cello de Lalo y Enric Casals por Jan Vogler y Josep Caballé Domenech
No conocía el Concierto
para violonchelo, en Fa mayor, de Pablo Casals, que ni siquiera está
recogido en el Diccionario Grove. Tampoco se refiere a él la estupenda
biografía (1992) de Robert Baldock (en español: Paidós, 1994). No he logrado
saber en qué año fue compuesto. Puede que la versión con orquesta sea la
instrumentación de un “Concierto para violonchelo y piano” compuesto por Casals
en 1892. Como no tengo el CD que acaba de editar Sony, no encuentro más información
sobre esta obra. Lo que parece claro es que el mismo Casals nunca lo grabó, ni
el Concierto con piano ni el de orquesta. Lo cual parece bastante raro. En todo
caso, la obra no me ha parecido merecedora del olvido en que se halla, pues
parece que esta es una primera grabación mundial, o al menos la única
encontrable hoy. ASUNTO RESUELTO: el Concierto no es de Pablo, sino de su hermano Enric. La portada del disco dice "Casals": ¿cómo no pensar que se refería al genial chelista?... Elgatosierra es quien me lo ha hecho saber (véanse comentarios).
Un convencional pero bien construido y notable “Allegro moderato” (14’23”) es seguido de un inspirado y sentido “Adagio doloroso” (7’57”). Al finale, marcado como “Tempo di sardana” (9’54”), es justo reconocerle su carácter y hechura agradables. No hay en la obra ni rastro de exhibición virtuosista. Sin necesidad de nombrarlos, creo que hay conciertos para violonchelo que se tocan y se graban alguna vez que no me parecen mejores que este. La orquestación de la partitura, sea o no de Casals, es esmerada y eficaz.
Jan Vogler (Berlín,
1964), que ha sido muchos años primer cello de la Staatskapelle Dresden, parece
que se toma muy a pecho la obra y consigue hacerle justicia. No ocurre lo mismo
con el Concierto de Édouard Lalo que le acompaña en el disco. En el
primer movimiento, sobre todo, está bastante marrullero y no siempre afinado;
para el gran virtuosismo que exige ya no parece Vogler estar preparado.
Correcta la Orquesta del Festival de Moritzburg (ciudad sajona con un magnífico
castillo, acaso el más hermoso de Alemania), al parecer compuesta por jóvenes, que
está dirigida con esmero en Casals y con escaso acierto en Lalo, muy secamente,
“a la Toscanini”. El CD, del sello Sony, suena francamente bien.
¡Alucinante! Pues sí, es prácticamente seguro que se trata de una obra compuesta en 1947 (y, por lo tanto, muy fuera de su tiempo) por Enric Casals i Ribó (1892-1986), hermano del genial violonchelista. ¡Muchas gracias por haberte percatado del asunto, Elgatosierra!
ResponderEliminarPerdón: "i Defilló", no "i Ribó".
EliminarSiempre es un placer... :)
EliminarNo suelo traer aquí nada que no sea musical, pero quiero hacer esta excepción, reproduciendo una ingeniosa carta a la directora enviada a El País: LA TILDE DE SOLO. Me escribe mi nieto: "Hoy me he comido solo dos peras". La verdad, no lo entiendo, porque nunca come solo y, si no está acompañado..., eso de que solo se come dos peras no se lo cree ni él. ¡Le gustan tanto! (Ángel Pérez Pérez. Avilés).
ResponderEliminarMi conclusión: cuando "solo" tiene el significado de "solamente", requiere tilde en la primera o. Para evitar equívocos.
La tilde ausente es a la ortografía como André Rieu a la música. (Y no pongo como comparación al reggaetón para no ofender al blog)
ResponderEliminar¡Muy bueno!
EliminarMuy de acuerdo con la necesidad del uso de la tilde en ese contexto. Quería preguntarle, ¿en qué repertorio destaca más, en su opinión, la dirección de Rattle?. Gracias de antemano y enhorabuena por alumbrar, como hace, el camino de los que queremos profundizar en nuestro conocimiento musical.
ResponderEliminarEn mi opinión, en casi toda la música del siglo XX (incluida, por supuesto, la británica) que le he escuchado. A.C.A.
EliminarGracias de nuevo!
EliminarGracias de nuevo
EliminarMuchas gracias, Ángel, por este texto. Tengo cierta curiosidad por escuchar el Concierto de Enric Casals… En fin, ya veré.
ResponderEliminarSobre el Beethoven: la verdad es que tampoco me ha convencido. No tanto por la dirección de Rattle, (que no es ciertamente extraordinaria pero sí mejor que la de muchos historicistas), y ni siquiera por el sonido de Eberle, que tiene sus peculiaridades. El problema es las cadencias de Widmann, no tanto por su choque estilístico, (me encantaría que los violinistas, pianistas, etc., empezaran a tocar cadencias contemporáneas y fuera de estilo en los conciertos clásicos y románticos donde el compositor no escribió nada para esa situación), sino por su simple extensión. Me parece muy oportuna la opinión de David Hurvitz que, al analizar esta versión, decía que publicar las cadencias por separado como “Fantasías sobre el concierto para violín de Beethoven” podría tener interés, pero que siendo tan largas, terminan resultando desproporcionadas en el contexto de la obra original.
Y lo otro: ¿cuál es tu versión preferida del Concierto para violonchelo de Lalo? No sé si has escrito alguna vez tu opinión sobre eso. ¿Du Pré y Barenboim, quizá?
ResponderEliminarDe las grabaciones que recuerdo, y en la medida que las recuerdo (pues no he hecho una comparación), posiblemente es la mejor; nada tiene de extraño, por supuesto: el 99% de lo que grabó Du Pré es portentoso. A.C.A.
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