Johann Simon (o Giovanni Simone) Mayr (Ingolstadt, Baviera, 1763-Bérgamo, 1845) fue en su tiempo uno de los compositores de ópera más celebrados, pero luego cayó en un olvido casi completo. Desde la perspectiva actual, creo que no merece ni aquello ni esto. Medea in Corinto (1813), una de las últimas y tal vez la más destacada de sus numerosísimas óperas, con libreto de Felice Romani y que trata con bastante acierto el mismo asunto puesto en música 16 años antes por Cherubini, posee muchas escenas bastante convencionales (que, por cierto, se adelantan a muchas otras, por lo general las menos buenas de su discípulo Donizetti), pero hay también otras espléndidas, sobre todo las intervenciones de su protagonista, en particular “Dove mi guidi?... Ogni piacere è spento” y “Ah! che tento?... O figli miei!”, del acto II, en los que logra momentos de gran dramatismo, de un color sombrío gracias a su dominio de la armonía y la orquestación.
Su estreno fue un éxito sonado, en parte por sus intérpretes (Isabella Colbrand en el papel titular, Andrea Nozzari como Giasone y Manuel García como Aegeus). De Medea in Corinto ya existe una grabación de fuste, la de Opera Rara 1994, con Jane Eaglen, Bruce Ford, Alastair Miles, Raúl Giménez e Yvonne Kenny, la Philharmonia y David Parry, pero la que ahora publica Arthaus en un doble DVD es con toda probabilidad la primera en este soporte.
La protagonista, Nadja Michael, es una buena cantante con una notable voz de soprano dramática y una excelente intérprete, muy buena actriz además, que aporta gran credibilidad a su personaje. También son espléndidos los dos tenores: el Giasone de Ramón Vargas, aquí impecable belcantista, y el, más lírico-ligero, de Alek Shrader, una muy agradable sorpresa: precioso timbre e irreprochable línea. Sólido y acertado Alastair Miles como Creonte, y algo menos, un poco bisoña, la soprano Elena Tsallagova como Creusa, quizá algo más ligera de la cuenta: creo que conviene más una lírica propiamente dicha.
Pese a la defensa que en el interesante documental hace el director musical, Ivor Bolton, de la partitura, no convence gran cosa cuando empuña la batuta (a diferencia de David Parry en el referido álbum de 3 CDs). Sólo correctos, por debajo de lo esperado, el Coro y la Orquesta de la Ópera muniquesa. Lo más discutible, en todo caso, es la escena del tan controvertido (y con razón) Hans Neuenfels, que saca de contexto la acción y la salpica de multitud de personajes (figurantes) y de hechos innecesarios cuando no, creo, inconvenientes. Sus explicaciones en el documental, no muy precisas, no aportan gran cosa. Y menos aún lo que hace. Los DVDs se ven bien y suenan muy bien, y tienen subtítulos en castellano.
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