La versión publicada por Decca de Norma
de Bellini pretende ser la original, la auténtica y todo eso, de
acuerdo con la publicidad emitida y por los comentarios del libretillo. Si yo
fuera una cantante, ¡claro que me gustaría ser Norma! Y Tosca, y Violetta,
Isolde, Ortrud, Carmen, Elektra, la Mariscala y no sé cuántos personajes más.
Pero de eso a que toda cantante pueda hacerlo... No es que Cecilia Bartoli no
pueda, pero creo que no debería hacerlo. Ahora bien: ¿cómo le iba a negar Decca
a su gran estrella, que tantísimos discos vende, que cumpliera este sueño? Pero
la discográfica tiene, la verdad, un buen papelón intentando justificar
esta grabación (y, de paso, todo sea dicho, ningunear sus propias grabaciones
anteriores: la de Sutherland, Horne, Alexander, Cross/Bonynge y la de
Sutherland, Caballé, Pavarotti, Ramey/Bonynge).
Pues en el libreto viene a
afirmarse que las Normas anteriores son poco más o menos que espurias.
De entrada se dice que la
protagonista del estreno, Giuditta Pasta, y su gran seguidora, María Malibrán,
cantaban papeles de mezzo. De acuerdo: eran dos voces de una enorme extensión,
lo que está bien documentado. Pero ocultan que también hacían Elisabetta
d’Inghilterra, Semiramide, Anna Bolena, Amina (La Sonnambula) o Beatrice
di Tenda (la primera), y La Creación de Haydn, Fiorilla (Il turco in
Italia), Semiramide, Ninetta (La gazza ladra), Elvira (I Puritani),
Adina (L’elisir, la segunda), papeles todos ellos de soprano.
En cuanto a Giulia Grisi, la
primera Adalgisa (papel encomendado habitualmente a mezzos con buen registro
agudo), pretenden que cantó muchas partes de soprano. Pero también ocultan que
se dio a conocer con Emma (de Zelmira, Rossini), papel no ya de mezzo,
sino de contralto. De igual modo, recuerdan los papeles de tenor lírico que
abordó el Pollione del estreno, Domenico Donzelli, al que sin embargo los
libros especializados describen como un tenore di forza o como tenor
baritonal.
Todo ello, claro está, para
justificar a Bartoli como Norma, que es (teóricamente) una mezzo, a Sumi Jo
como Adalgisa, que es una soprano lírico(-ligera), y que John Osborn, tenor muy
lírico, haga aquí de Pollione. ¡Menos mal que Oroveso sí lo canta, como
siempre, un bajo, aquí el sobresaliente Michele Pertusi!
Bueno, veamos: Bartoli es en
realidad una mezzo extremadamente lírica o incluso puede que una soprano
lírica; y Sumi Jo, conocida en sus comienzos como (magnífica) soprano
coloratura, ahora es casi una lírica. Pero vayamos a lo que hacen aquí: Bartoli
suprime algún agudo impuesto por la tradición y, a cambio, recarga con adornos
(costumbre de la época) algunas frases, a veces para estropearlas. Como su
volumen es muy pequeño, los agudos suelen carecer de fuerza y, desde luego, de
dramatismo. Para disimularlo, sobreactúa, hasta rozar el verismo y el
histerismo (“Ah! bello a me ritorna”, “Trema per te”, “Dormono entrambi”, “In
mia man alfin tu sei”...). Además, aunque su técnica y su línea de canto son
excelentes, su vibrato va en aumento, carece de legato amplio y
de abandono para “Casta diva” y otros momentos y de majestad (no parece, ni de
lejos, una gran sacerdotisa). Lo mejor está, quizá, en los dúos con Adalgisa.
Pero el personaje no resulta creíble. Mejor parada sale, en conjunto, Sumi Jo,
aun lejos de las grandes intérpretes de esta también envidiable parte.
La voz del tenor es agradable, muy
lírica, y canta bien, pero es débil en el registro grave y de expresión muy
blanda y meliflua: no da, en absoluto, el papel. Lo peor es, para mí, la
dirección de Giovanni Antonini con la Orquesta La Cintilla de la Ópera de
Zúrich: amigo de golpes muy secos y cortantes, de golpetazos que no vienen a
cuento (final de “Va, crudele”), incapaz de lirismo (¡insípida la bellísima y
conmovedora introducción del acto II!), marcial de pacotilla (grotesco en “Fine
al rito”), muy complaciente con las voces para no taparlas (desaparecida la
orquesta en “Di qual sei tu vittima”), etc.
Y no logra articular una visión
global del drama.
Será ésta una versión muy filológica,
con instrumentos de época (¿de qué época, por cierto: la de Haendel, la de
Mozart o la de cuatro años después de la muerte de Beethoven?), pero esta no es
mi Norma, y hasta me atrevería a afirmar que esto no es Norma:
les está vedado el espíritu de la inmortal obra cumbre del bel canto.
Javier M. F. me ha enviado un comentario sobre Norma, pero que ha sido enviado erróneamente como referido a la "Segunda parte de La flauta mágica". Ahí es donde podrán los lectores encontrarla.
ResponderEliminar(Paso aquí el comentario aludido, por algún tipo de error involuntario cargado en el artículo de La Flauta Mágica)
ResponderEliminarHola:
Creo que se impone una mención a otra norma "historicista", anterior a esta, y que poseo en DVD (editada en su día en los kioskos por Planeta Agostini, de origen TDK). Se trata de la de Fabio Biondi, grabada en el Teatro Regio de Parma, en marzo de 2001, con June Anderson(Norma), Daniela Barcellona (Adalgisa)y otros. Duración, 163 minutos aprox.
No puedo pormenorizar mucho pero a mi me gusta. De la presente no tengo nada que decir, no la he escuchado. Únicamente señalar que Biondi se le adelantó a Antonini.
Nadie le pone un freno a Bartoli. Sigue metiéndose en repertorio que NO ES para ella.
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