El cazador furtivo
que Carlos Kleiber grabó en Dresde para DG el año 1973 es una de esas escasas
grabaciones míticas de ópera, que nadie se atreve a discutir. En mi opinión su
genialidad es indudable, pero también me parece que esa forma de interpretar la
famosa ópera de Weber es cuando menos discutible, pues está presidida por esa
típica efervescencia tremendamente nerviosa del mítico director alemán, del que
tantos adoran sin paliativos todo lo
que dejó grabado, hasta llegarse a la grotesca situación de incluir entre esas maravillas sus grabaciones de la Tercera Sinfonía de Schubert o de la Sinfonía "Pastoral", dos versiones
banales y hasta frívolas.
Bueno, volviendo a Der
Freischütz, la interpretación de Kleiber hijo posee magnetismo,
consiguiendo de algún modo que algunos de sus desenfrenados tempi nos puedan seducir y arrastar.
Porque esos arrebatos furibundos hasta lo convulso (el primer número que sigue
a la obertura o el coro de cazadores que abre el último cuadro de la ópera) nos
transmiten la impresión de que están motivados por un temperamento desbordado,
de que son sentidos así, que son sinceros, es decir que el director no está montando el número de exhibir mero
virtuosismo. A mí me atrae mucho su versión, pero me parece que las grabaciones
de Rafael Kubelik (Decca 1980) y de Colin Davis (Philips 1991), muchísimo menos
reputadas, son sin embargo interpretaciones más razonables y más indiscutibles.
El cazador furtivo
no estaba hasta ahora bien representado en DVD/Blu-ray, pues la grabación
dirigida de modo más bien gris por Ingo Metzmacher (Arthaus 1999), con un
reparto discreto, está lastrada por una horrible escena de Peter Konwitschny, y
la de Harnoncourt (TDK 1999), con un elenco sobresaliente, tampoco me convence
ni por la batuta (¡mucho más centrada en el CD Teldec de 1996!) ni por la
escena de Ruth Berghaus. Así que cuando vi que C Major lanzaba en DVD y Blu-ray
(es la primera filmación ene este soporte de alta definición) otra grabación,
dirigida por Thielemann, me lancé a por ella pese a que el elenco me ofrecía
varias dudas. Representada también en Dresde (abril-mayo de 2015), parece que
Thielemann ha intentado emular la mítica gesta que Kleiber llevó a cabo en el
mismo teatro y con la misma orquesta. Pero lo cierto es que, por temperamento,
Thielemann suele ser muy diferente de aquél. Y la sensación de que Thielemann fuerza
las cosas para parecerse a él es inevitable. Esos tempi aquí y allá casi desquiciados (a veces incluso más veloces
aún) suenan forzados; lo que en Kleiber era ardor casi incontrolado movido por
el fuego y el entusiasmo, aquí no resulta igual de creíble; el coro de
cazadores, por ejemplo, suena demasiado militar y cuadriculado. Es lástima,
porque muchos momentos de la ópera están muy bien llevados, y la orquesta es una
gloria (el coro, que también es espléndido, tiene tendencia a cantar aquí demasiado
fuerte). La obertura, esa magnífica página, está en general muy bien, y sería
una de las grandes versiones de no ser por algún que otro hallazgo (breves, pasajeros, por suerte) un poco fuera de lugar
(Thielemann parece empeñarse en hacer este tipo de puntuales aportaciones, vengan o no a cuento) y en
hacer que, en la coda, el timbal aporree a base de bien.
El elenco es algo desigual: Michael König es un Max bien
encaminado, pero su atractiva voz de tenor spinto
deja ver aquí y allá deficiencias técnicas. Sara Jakubiak es una soprano algo
más dramática de lo ideal para Agathe, con agudos un poco destemplados, cierta
incomodidad al apianar y hasta problemillas de afinación; además es muy mala
actriz. Georg Zeppenfeld es un bajo cavernoso de voz muy timbrada y con notable
agilidad; para Marke sería muy inadecuado pero no así para el malvado Kaspar.
Más que correctos la Ännchen de la lírico-ligera Christina Landshamer y el
bajo-barítono Albert Dohmen (Kuno), espléndido el joven barítono Sebastian
Wartig como Kilian, flojo el Ottokar de Adrian Eröd y muy deficiente el Eremita
de Andreas Bauer: vozarrón de bajo, de feo timbre y ruda, casi inexistente,
técnica.
La escena, con escenografía adecuada, es convencional y está
algo recargada con detalles innecesarios; los coros no están bien movidos y lo
cantantes, dejados un poco a su aire, quedando en evidencia las carencias
actorales de varios de ellos. Soberbios imagen y sonido, y subtítulos en castellano.
Leyendo este interesante comentario, que hace un repaso a las versiones disponibles de la obra, he recordado una pequeña joya que tengo.
ResponderEliminarSe trata de un doble CD publicado por Tahra con una Novena de Schubert y un Cazador Furtivo dirigidos por Furtwängler. La gracia está en que son... ¡grabaciones estéreo!
Un amigo de Furtwängler, Alfred Kunz, obtuvo permiso del director para grabar de forma privada sus conciertos en el Festival de Salzburgo de 1953 y 1954. Y lo hizo grabando dos canales separados. Estas grabaciones casi se pierden, pues estuvieron guardadas en un sótano muchos años y una inundación destruyó parte de ellas. Solo se salvaron las dos obras que he citado (en la programación de los los Festivales de esos años podemos tener una idea de lo que Kunz grabó en estéreo).
Obviamente el sonido no es equivalente al de una buena grabación en estudio de esos años, pero es un estéreo genuino y resulta llamativo escuchar así a Furtwängler. EMI y Orfeo publicaron estos conciertos en mono, pero el origen es distinto: deben ser cintas de la radio.
La Novena de Schubert me parece excelente, y el Cazador Furtivo está en la línea del maestro alemán, con un reparto fabuloso.
Aunque no tenga nada que ver con este post, me pregunto si sería posible, como ya ha hecho otros años, que colgara en él la relación de los que, para usted, son los mejores y los peores discos del año pasado. Gracias,AMCSánchez.
ResponderEliminarA pesar de sus objeciones me he comprado este Freischütz y ya me he arrepentido. Creo que ha sido vd demasiado comprensivo con Thielemann. Aunque estoy de acuerdo en que tiene momentos buenos, solo ya con la obertura tengo numerosas reservas. La introducción es tan morosa que me aburre, y luego después corre más dela cuenta, es mecánico y chunda-chunda militar. El silencio (minuto 10,45") es totalmente excesivo (los silencios tienen que seguir también la lógica del proceso musical, que aquí se interrumpe) y todo el final es bruto, el timbalero vaya que si aporrea, y los últimos acordes NO SON ASÍ, tan largos y separados, se los ha inventado. Por favor, comparen esta obertura con la de Karajan en el dvd de Sony, o en disco con Furtwängler, Kubelik, Davis o Flor. Estos directores sí que hacen justicia a la obra maestra que es. Patxi L.
EliminarYo soy otro perjudicado por la compra del Freischutz de Thielemann. ¡Demasiado le perdona ud. la vida! He visto a posteriori la crítica de Ritmo, que son todo alabanzas al director: ¡para fiarse! Para colmo, lo han puesto como el mejor disco del mes: ¡menuda cara! Lohengrin Pérez
EliminarHe oido a un amigo aficionado a la música que usted, Carrascosa, "no traga" a Thielemann. ¿No le ha condicionado esto al comentar su Cazador furtivo?
EliminarLeopoldo.
Mire, Leopoldo: Thielemann no me cae bien, por varias razones, entre ellas por ser seguidor de Pegida. Pero, más importante, porque siendo sin duda un director de talento y capaz, gusta de introducir en sus interpretaciones salidas de tono que, aun puntuales, suelen sacar los pies del plato y hasta caer en la monería y en la cursilería. Procuro que el hecho de que me caigan bien o mal los músicos no influya en mi opinión sobre sus interpretaciones. Por ejemplo, acabo de escucharle con la Filarmónica de Berlín en Digital Concert Hall un magnífico Pelleas de Schoenberg. Mire: Wagner me cae fatal, mucho peor, y sin embargo lo considero un compositor genial, sin duda uno de mis predilectos.
EliminarHe visto en el blog de Fernando Vargas Machuca (Ya nos queda un día menos) que este crítico descalifica a la revista Ritmo por la crítica del Freischutz y otras como las Sinfonías de Sibelius por Barbirolli. Es probable que lleve razón en lo de que han entrado últimamente críticos poco fiables, pero eso no quita para que haya otros -veteranos casi todos- que siguen siendo de fiar, así que la descalificación general que hace Machuca me parece injusta. UN SUSCRIPTOR DE RITMO.
EliminarEn todo en la vida "para gustos hay colores". Y en esto de la música, como arte abstracto que es, pues aún más.
ResponderEliminarEl problema es cuando se hace apología y propaganda por intereses económicos, nacionalistas....... Según nuestros gustos y escasos conocimientos (los míos mas escasos que los de muchos) cada uno nos hemos ido forjando nuestra opinión personal. Y la mía es que, al igual que los ingleses "se inventaron" en su día a Rattle, los alemanes se inventaron a Thielemann, carentes (el público y las discográficas de esos países) de nuevas figuras que tomasen el relevo de una generación (o varias) de magníficos directores de orquesta.
amd
Pero admita conmigo que tanto Rattle como Thielemann son directores importantes, si bien sobrevalorados -sobre todo el segundo- desde determinados foros.
EliminarEn cuanto al asunto de los gustos, los hay dispares y dignos de respeto, pero también hay otros que simplemente no lo merecen.
Por supuesto que los hay muchísimo peores. Al decir "se inventaron" me refería a esa sobrevaloración, a esa elevación al grado de excelencia. Para tener éxito en ese tipo de maniobras hay que elegir a sujetos que tengan bastante más que el mínimo. Después, al público, cuya gran mayoría no comprende el arte abstracto, ya se le crea "valor" por medio del marketing y la crítica.
Eliminaramd.
Exactamente, amd.
EliminarMe gustaría preguntarle a "Un suscriptor de Ritmo" si no tiene inconveniente en decirme quienes son para él los críticos de esa revista que le merecen más crédito. El debe de llevar más tiempo lleyándola y me gustaría que me orientara. Laura 1996.
EliminarLaura: no me voy a cortar, te diré los nombres. De los que han escrito discos comentados en los últimos meses, me fío (por orden alfabético) de Juan Berberana, Angel Carrascosa, David Cortes, Pedro González, Gonzalo Pérez y José Sánchez. Puede que de alguno más, pero no estoy seguro.
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