Bueno, me consta que la primera de ellas no la ha distribuido
Sony en España en Blu-ray, sino solo en DVD, por lo que he tenido conseguirla
fuera. No entiendo por qué ambas óperas, lanzadas a la vez, no han recibido el
mismo tratamiento. ¿Acaso la segunda es más comercial que la primera? No, desde
luego, sino lo contrario, así que ni idea...
El tenor de moda
(por cierto, el número uno actual) sigue ampliando horizontes: aparte de la
ópera alemana, su territorio por así decirlo, natural, está haciendo grandes
cosas en Bizet, Gounod y Massenet así como en Verdi y Puccini. Pero tiene, por
supuesto, sus límites. Pues su voz ha evolucionado de lírico a spinto, mientras se ha ido abaritonando a
ojos vista. Así que, pese a su tremendo arrojo, el caballero Des Grieux de
Puccini le viene bastante incómodo, y en dos o tres notas muy agudas se las ve
y se las desea. En todo caso, su musicalidad, su ardiente temperamento y su
fuerza le salvan. Pero tal vez ha sido un error abordar este papel a estas
alturas de su carrera.
La versión es en conjunto bastante notable, gracias a que
Kristine Opolais (la esposa de Andris Nelsons) es una más que buena Manon, si
bien lo contrario que el tenor: algo más lírica de la cuenta, lo que se aprecia
en los extremos de la tesitura, en los que se halla algo incómoda. En el
ingrato, poco lucido, papel de Lescaut me ha decepcionado el barítono
Christopher Maltman, del que tenía buenas referencias. Algo mejor el Geronte
del bajo Maurizio Muraro, que no proyecta debidamente la voz. Con una actuación
espléndida del Coro y extraordinaria de la Orquesta del Covent Garden (un
conjunto, me parece, especialmente variable), lo mejor de la versión es para
mí, sin duda, la incandescente, líricamente envolvente y sensual dirección de Antonio
Pappano: un trabajo de todo punto excepcional, que lo eleva a los niveles de
Bartoletti, Sinopoli o Chailly en las grabaciones de audio de esta ópera. La
escena, a cargo de Jonathan Kent, traslada la acción a época reciente, lo que
parece algo inconveniente (y desde luego innecesario), pero quizá no llega a
irritar, en parte tal vez porque hay situaciones que no las entiendo. O sea,
que es una versión globalmente buena, bastante por debajo de las de las dos
primeras de audio citadas, pero que gracias a su magnífico sonido y a la nitidez
de sus imágenes supera técnicamente en mucho a las de Kanawa, Domingo,
Allen/Covent Garden/Sinopoli, Götz Friedrich (NVC 1983) y a la de Scotto,
Domingo, Elvira/Met/Levine, Menotti (DG 1987), ambas sin embargo superiores en
lo musical y lo escénico. También tenían subtítulos en español, de los que
carece la de Sony.
El papel de Dick Johnson de La fanciulla del West, bastante más dramático que el de Des Grieux,
sí conviene plenamente a la vocalidad de Kaufmann, siendo muy de agradecer que
lo haya abordado (nadie más, me temo, puede hacerle hoy plena justicia). Su
encarnación del mismo es de veras imponente, desde cualquier punto de vista que
se le juzgue, y habría que remontarse a Domingo con Mehta (CD D.G. 1978, con
Carol Neblett y Milnes) para hallar a alguien de nivel aún superior. Pero
aunque, un poco vergonzosamente, su nombre figura en la portada del Blu-ray
delante del de ella, es Nina Stemme la gran triunfadora de esta versión: la soprano
dramática sueca, para mí la más extraordinaria Brünnhilde que he conocido, está
sensacional vocal, musical y escénicamente, hasta arrasar con cualquiera de sus
rivales (Tebaldi, Neblett, Barbara Daniels y no digamos Mara Zampieri), en un
papel no demasiado largo pero sí muy, muy comprometido. Solo por ella no me arrepentiría
de haberme comprado este Blu-ray.
Hasta aquí, una gloria. Pero... ¿de dónde han sacado al sheriff
que canta -es un decir- Tomasz Konieczny? Es un barítono engolado, de voz tal
vez grande pero nada hermosa, carente por completo de técnica, que como
intérprete es plano, fatal como actor y que cuesta descifrar en qué lengua
canta, tal es su pronunciación. ¡Qué enorme metedura de pata! Este señor,
mientras no cambie radicalmente, pasa a engrosar mi lista negra particular.
¡Qué placer volver a reconciliarse con este malvado personaje escuchando a Cornell
McNeil, a Milnes y a Juan Pons! De los restantes papeles, destacaría al Jake
Wallace de Alessio Arduini y al Sonora de Boaz Daniel. Tenía serios temores ante
lo que pudiese hacer el habitualmente gris Franz Welser-Möst, pero aquí, al
frente de un estupendo Coro y una magnífica Orquesta de la Ópera de Viena,
resulta suficiente su competencia. Solo en muy contados momentos me ha
molestado, con un excesivo distanciamiento y hasta alguna ñoñería. Y, desde
luego, me hace añorar el extraordinario trabajo de Mehta, que obtiene un
rendimiento excepcional de la rica y sutil orquestación de Puccini. Pero bueno,
insisto: no echa por tierra la versión.
Que escénicamente (Marco Arturo Marelli) es muy sensata y
hasta bella en su planteamiento tradicional, si bien la traslada a los años 60
o algo así. Solo me ha parecido una concesión tontorrona que los amantes se
alejen al final de la ópera en un globo coloreado con el arco iris, y poco
creíble que el rastrero sheriff esté, cuando se baja el telón, a punto de
pegarse un tiro en la sien. Preferibles son, desde luego, las propuestas
escénicas estrictamente literales de Piero Faggioni (con Neblett, Domingo,
Carroli/Santi, NVC 1983) y de G.C.del Monaco (con Daniels, Domingo,
Milnes/L.Slatkin, DG 1992). Versiones, de nuevo, técnicamente deficientes -sobre
todo la primera- pero con subtítulos en español. O sea, lo contrario que la que
acaba de publicar Sony.