Aunque no fuese gran cosa la versión de esta ópera, tal vez
merecería la pena hacerse con ella (su precio es como la tercera parte del
habitual, tanto en DVD como en Blu-ray) para conseguir el catálogo de ambos
soportes del sello Arthaus, un libro de 180 páginas a color en el que se
reproducen las portadas y se especifican un montón de datos que pueden ser
útiles y que rara vez aparecen en otros catálogos: contenido musical e
intérpretes detallados, fecha y lugar de grabación, duración (con la del bonus, si lo hay, aparte), código de
región, si es PAL o NTSC, los idiomas en los que vienen los subtítulos, y hasta
el código de barras. Las últimas páginas del libro son un exhaustivo índice de
intérpretes.
Pero además la versión de estas Bodas de Fígaro es estupenda. Procede de la Ópera Unter den Linden
berlinesa en una representación habida en 1999, hasta ahora solo publicada en DVD.
No es la primera vez que una ópera o un concierto ya existentes en DVD se lanza
también Blu-ray sin que se produzca la menor ganancia técnica, lo que resulta
bastante frustrante (así ha ocurrido al comparar el Ballo in maschera de Solti: idéntica imagen, sonido ligeramente
mejorado); pero no es este el caso de Las
bodas de Fígaro, pues la imagen es ahora bastante más nítida y más rica en
su gama de colores, antes algo apagada. También el sonido es ahora más limpio y
transparente. En estos casos, uno lamenta que en tantas ocasiones algunos
conciertos u óperas no hayan sido publicados en Blu-ray cuando la calidad
técnica de la toma original es superior a la que permite el soporte DVD;
incluso retransmisiones televisivas de cadenas centroeuropeas se ven a menudo mucho
mejor que los DVDs que uno adquiere: esto es una vergüenza, y ocurre con
numerosas publicaciones de los sellos más prestigiosos. Algún ejemplo, entre
muchos: los Conciertos de Año Nuevo dirigidos por Georges Prêtre (2008 y 2010)
se ven con mucha -mucha, insisto- mayor nitidez en retransmisiones televisivas
de Arte o ZDF que en los DVDs comercializados por Deutsche Grammophon, que
nunca los lanzó en Blu-ray. No es de recibo.
¿Y la interpretación de estas Bodas? Como le suele ocurrir a Barenboim, las óperas de Mozart que
tiene grabadas en audio, tanto en EMI como en Erato, suelen atender más a los
valores expresamente musicales y menos a los teatrales que las versiones
filmadas, y esto se aprecia en su Così
fan tutte de EuroArts, en su Don
Giovanni recientemente editado (¡también, albricias, en Blu-ray!) por DG y
en estas Bodas de Fígaro. Las
versiones filmadas, sin descuidar por supuesto lo musical, subrayan la
teatralidad e incluso el sentido dramático (o bufo) de las óperas de Da Ponte.
Aquí la acción de Fígaro resulta más incandescente,
trepidante y viva que en las versiones de audio de EMI (1977) y Erato (1991), y
eso se notaría aunque apagásemos el televisor y nos limitásemos a escuchar.
Ello no quita para que las arias más líricas estén cantadas también por la orquesta con extraordinaria delectación
melódica.
El espectáculo es globalmente soberbio, pues el responsable
escénico, Thomas Langhoff, con la escenografía reducida al mínimo, hace un
trabajo sólido y difícilmente objetable: las reacciones de los personajes (y la
acción en esta ópera es, como se sabe, incesante) son siempre lógicas y
creíbles, actuando los cantantes muy por encima de lo acostumbrado. Como
características especiales, el Conde es más ladino y retorcido que de
ordinario, y Susanna, más lista y astuta, sin (¡oh, fortuna!) el menor atisbo
de ñoñería o cursilería.
Cuando se realizó esta filmación varios de los cantantes
principales no eran aún muy conocidos; años después han pasado a formar parte
de la élite del canto contemporáneo. René Pape es un Figaro excepcional, sin el
menor problema vocal por ser ya entonces un bajo-bajo; Dorothea Röschmann
nunca, ni entonces, ha sido una soprano ligera, sino tal vez más cerca de una
lírica: es una pura maravilla escucharla como Susanna (hoy podría ser una
Condesa excelente, si no lo ha sido ya). Roman Trekel, barítono lírico, es un
Conde especialmente sutil en su expresión, y la entonces lírica Emily Magee
(antes de centrarse en algunos Wagner), una doliente Condesa de voz
aterciopelada admirablemente cantada. No alcanza el mismo grado de excelencia
que estos cuatro la correctísima Patricia Risley como Cherubino; es más bien
una soprano que una mezzo y tal vez ha sido escogida en buena medida por su
aspecto físico: sin la menor parodia o exageración, hace muy bien de
jovenzuelo. Los papeles secundarios suelen tener alto nivel, en particular el
Bartolo de Kwangchul Youn, la Marcellina de Rosemarie Lang y el Basilio de Peter
Schreier (quien, dicho sea de paso, nunca llegó a pronunciar bien el italiano).
La Staatskapelle Berlin, aunque siguió mejorando con los años, estaba ya a un
nivel que pocos teatros de ópera podían ofrecer. A destacar también el clave
continuo de Mark Hastings.
Si pudiera decir algún sitio donde comprarlo se lo agradecería. Lo he buscado por Amazon y no hay manera. Saludos.
ResponderEliminarEn breve estará en El Corte Inglés y en la FNAC, al menos. Yo la conseguí, para crítica, poco antes de su lanzamiento comercial.
EliminarCompré este Blu ray y la verdad es que me ha parecido magnífico. Tanto en la parte musical como en la interpretativa. Una maravilla.
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