Semyon Kotko: la quinta ópera de Prokofiev en repertorio
Las únicas óperas de Prokofiev -quien llegó a componer hasta
trece, una incompleta y varias inéditas- que se han establecido, modestamente, fuera
de Rusia en el repertorio son El jugador
(estrenada en 1929), El amor de las tres
naranjas (1921), El ángel de fuego
(1955) y Guerra y paz (1959). Semyon Kotko (1940) parece estarse
sumando últimamente a esa lista. Compuesta en Rusia, Prokofiev intentó
complacer los triviales gustos artísticos del aparato soviético con su
temperamento más libre y proclive a la modernidad, y logró equilibrar ambas
tendencias antitéticas con profesionalidad y astucia. Pero sin el genio que
desplegó en no pocas obras suyas de otros géneros. La ópera, con un también
hábil libreto de Valentin Kataiev (quien hubo de lidiar con la cambiante
coyuntura política del momento, que obligó a no pocos cambios) no pudo
finalmente ser escenificada por el gran Vsévolod Meyerhold debido a la caída en
desgracia de este ante las autoridades hasta llegar a su fusilamiento, cuatro
meses antes del estreno. Para ser solo escuchada, Kotko es a los oídos occidentales una ópera francamente difícil.
Sin duda verla escenificada ayuda mucho a su comprensión y disfrute -limitados,
en todo caso-. Al parecer, solo Valery Gergiev ha grabado Semyon Kotko desde la inencontrable versión del estreno, en el
Teatro Stanislavsky de Moscú, bajo la batuta de Mijail Zhukov. A la versión de
Gergiev en audio (Philips 2000) se añade ahora esta en vídeo, tomada de nuevo
en el Mariinsky, en mayo de 2014. Aparenta ser una versión con público, pero en
muchos momentos está tomada sin duda en play
back. La escena, responsabilidad de Yuri Alexandrov, es correcta -realista
y tradicional- y cuenta con una realización más cinematográfica que teatral,
con multitud de primeros planos tomados desde el escenario. Varios de los
cantantes de 2000 (y de 2006 en el Teatro Real, estreno en España en versión de
concierto) vuelven a aparecer en este blu-ray, que, por cierto, no siempre
presenta una imagen de la debida nitidez, mientras que el sonido sí es muy
satisfactorio. En este elenco de 25 cantantes suelen destacar las voces graves
frente a las agudas, tanto entre los hombres (así el rol titular, a cargo del
esforzado pero tosco tenor Viktor Lutsyuk) como en las mujeres. Sin otros
puntos de referencia, la dirección parece un tanto rutinaria, tomando partido solo en los momentos en
que la orquesta ha de tener mayor presencia. El libretillo, con textos en ruso,
inglés, francés y alemán, no contiene un listado de tracks que ayude a saber
quién canta en cada momento. Sin embargo, milagro, ¡ofrece subtítulos en
español!
Schönbrunn 2016:
Semyon Bychkov y las hermanas Labèque
Los vieneses y Sony parecen decididos a hacer del concierto
veraniego de la suntuosa Filarmónica de Viena en los jardines del Palacio de
Schönbrunn un segundo acontecimiento que se aproxime en divulgación al
concierto de año nuevo. Cada vez le dan más importancia y mayor difusión. La
discográfica Sony no solo lo publica en pocas semanas sino además en los tres
principales soportes: CD, DVD y Blu-ray (y no sé si en LP...) El de 2016,
celebrado con buen tiempo el 26 de mayo, fue un popular programa de música
francesa cuya obra central es precisamente muy poco popular: el original y precioso Concierto para dos pianos de Poulenc. Obra que contó con el dúo
pianístico estable más prestigioso del mundo: las hermanas Katia y Marielle Labèque.
Una interpretación rigurosamente ejemplar, vital y efervescente, seguida de una
breve y jugosa propina tocada divinamente: el Final del Carnaval de los
animales de Saint-Saëns. Antes se había escuchado una Farándula de La Arlesiana
de Bizet rítmicamente un poco rígida y una espléndida Marcha húngara de La
condenación de Fausto de Berlioz.
La segunda parte constó de una correcta Segunda
Suite de Dafnis y Cloe de Ravel
(sin coro, por supuesto), quizá lo menos destacado de la velada. Lo cual puede
sorprender dado que el Bolero del
mismo autor que siguió estuvo realmente muy bien, con actuaciones sensacionales
de casi todos los solistas de la orquesta: con tempo moderadamente lento, tal vez una suave pisada del acelerador
a partir de un momento determinado no es realmente necesario. Es una lástima
que la Obertura de Orfeo en los infiernos
de Offenbach no se ofreciese completa, sino solo el tramo final, poco antes de
la irrupción del descaradamente delicioso Can-can.
Parece que, al igual que la Marcha
Radetzky los días uno de enero, en Schönbrunn se está instalando como final
obbligato el precioso vals de Johann
Strauss hijo Sangre vienesa. Y parece
que a Bychkov no se le da precisamente mal este mundo vienés tan especial: más
que espontaneidad y naturalidad en el discurso, transmite en todo caso haber
aprendido con gran aplicación el singular estilo. La realización visual, a
cargo de Henning Kasten (que en el CD, claro, no aparece), es espectacular y
apabullante. ¿El punto débil de estos conciertos? Algo no bien resuelto hasta
ahora: el sonido de la carpa de metacrilato (o material similar) dista de ser
el ideal, y la compresión dinámica está tristemente presente.
Hola, Ángel:
ResponderEliminarUna de tus escasas menciones a este maestro petersburgués, sucesor en el podio de la barenboimiana Orquesta de París. Intuyo que valoras su registro del "Onegin" con el llorado Hvorostovsky y la juvenil Borodina:
http://www.musicweb-international.com/classrev/2006/Jan06/Tchaikovsky_Onegin_4757017.htm
Saludos cordiales.
Ese Oneguin lamento no conocerlo, aunque creo que lo escuché en su día... no me acuerdo muy bien. Es un director, hoy, interesante y hasta en ocasiones grande, que empezó -discográficamente hablando- bastante regular.
Eliminar