Una recopilación casi completa
La preciosa caja, a muy buen precio, contiene un libretillo
con toda la información, pero sin comentarios, y diez sobres con las portadas
originales de los discos sueltos. Después de comenzar a grabar para Philips en
1986, en 1989 pasó a Sony, sello para el que ha hecho la mayor parte de sus
discos; la última toma data de 2005. Después ha visitado solo pocas veces los
estudios de grabación, para los sellos menores
Ondine y Onyx, y no sé si alguno más. Una lástima el casi silencio reciente de
uno de los mayores violinistas de los últimos treinta años (estadounidense de
origen japonés, nacida en Osaka en 1971): un talento formidable, una técnica de
excepcional pulcritud y una sensibilidad absolutamente fuera de serie.
Estoy convencido de que el álbum merece mucho la pena; yo me
lo he comprado pese a que tenía como la mitad de sus discos. Haré un rápido
repaso por ellos: los 24 Caprichos de
Paganini (1989) pocas veces se habrán tocado con tal perfección y extrayendo de
ellos tanta música. Podría echarse en falta algo más de fantasía y de la locura
-el virtuosismo desaforado, provocador, insultante-
que uno asocia a Paganini, algo que quizá solo Alexander Markov ha conseguido
en su alucinante vídeo para NVC Arts/Warner (filmados los 24 en un recital en público
en Reggio Emilia por Bruno Monsaingeon el mismo año 1989), DVD muy difícil de
encontrar hoy. Por cierto, un violinista que claramente ha venido a menos, si
es que no ha desaparecido por completo de la escena...
El CD 2 es un programa Dvorák (1989) con su Concierto más la Romanza op.11 (que se completa con la Obertura Carnaval) en el que Midori despliega su intenso lirismo
cargado de íntima pasión, pero en el que Zubin Mehta (con la Filarmónica de
Nueva York) no está a su altura ni logra conectar del todo con ella. Perlman/Barenboim,
Vengerov/Masur y Faust/Belohlávek me convencen aún más (así como Batiashvili
este verano en la Waldbühne de Berlín con Nézet-Séguin: ojalá la publiquen en
DVD/Blu-ray).
"Live at Carnegie Hall", programa que Sony publicó
en su día en laser disc (¡pero nunca en DVD o Blu-ray: imperdonable!) contiene
un recital ofrecido el 21 de octubre de 1990, en compañía de su habitual compañero,
el estupendo pianista Robert McDonald. Una preciosa versión de la Octava Sonata (Op. 30/3) de Beethoven precede a la mejor que haya escuchado de la Sonata de Richard Strauss, toda una
revelación. Tres piezas más (Chopin/Milstein, Ernst y Debussy/Heifetz) tienen
más interés por cómo están hechas que por la propia música. El programa terminaba
con una fabulosa recreación del Tzigane
de Ravel. Pero los muy berzas han omitido la propina que sí venía en imágenes:
la más jugosa e increíble versión jamás escuchada del Zapateado de Sarasate, me atrevo a decir que lo mejor de toda la
velada (no cabía por duración, pero ¿por qué diantres no la han pasado a otro
disco, por ejemplo al siguiente, titulado precisamente "Encore!"?)
Bueno, este recital está grabado en estudio, en 1992. Pero ¿qué más da?... Por cierto, no sé si exagero afirmando que las 28 piezas de que consta merecen todas un diez. Desfilan por este CD Kreisler, Sarasate (Habanera, op. 21/2, Introducción y tarantela), Paganini, Cui, Bacewicz, Elgar, Shostakovich (4 Preludios op. 34 arreglados por Dmitri Tsyganov), Dvorák, Prokofiev, Tchaikovsky, Gluck, Fauré, Scriabin, Ysaÿe y ¡ojo!, Bartók: unas maravillosas Danzas folklóricas rumanas. Excelente siempre McDonald.
En varias de sus grabaciones de Conciertos, Midori no ha
contado con los directores más idóneos. Por ejemplo, en el Sibelius
(Filarmónica de Israel, 1994) Mehta vuelve a no estar a su nivel ni entenderse
a fondo con la solista. Aun así, la versión es tan bella e intensa en el violín
que merecería como un 8,5 sobre 10. Un 9 le he puesto a la otra obra de este
disco, la Fantasía Escocesa de Max Bruch,
que creo que en nada envidia a las mejores que se hayan escuchado.
El 6º CD agrupa una toma en público, intensa, emotiva, vibrante,
electrizante, del Concierto de
Tchaikovsky (1995) soberbiamente dirigido por Abbado, casi tan formidablemente
bien como en la grabación en estudio con Vengerov (Teldec del mismo año). El
otro Concierto del disco, tomado en estudio, con mismo director y orquesta
(Filarmónica de Berlín) es el Primero
de Shostakovich, realizado a pedir de boca (lástima la tremenda vulgaridad de
la música de la Burlesca final).
El siguiente CD agrupa una versión (2005) que no me termina
de convencer de la Sonata No. 2 para
violín solo de Bach; la razón, muy subjetiva, es que Midori imita en parte,
no siempre, a los instrumentistas originales. Y me da la impresión de que no se
lo cree y no se halla cómoda (me confirmo en mi opinión de que el movimiento
historicista, al margen de hallazgos indudables, ha hecho y está haciendo
bastante daño). Seis años antes fue registrada la otra obra del disco, una
sensacional interpretación de la Primera
Sonata para violín y piano de Bartók, con McDonald, que sitúo junto a
Zukerman/Neikrug (Sony 1982) como mis favoritas.
El octavo, registrado en 2000 con la Orquesta NDR de
Hamburgo y Christoph Eschenbach contiene una modélica, muy clásica antes que
dramática, Sinfonía concertante de
Mozart junto a la más que notable viola de Nobuko Imai. La otra página es
extraña: el Concierto en Re mayor para
violín y piano K Anh. 56 (315f) ,
que es un arreglo a cargo de P. Wilby sobre temas de la Sonata para violín y piano K 306. Una rareza de interés menor en la
que Eschenbach toca el piano.
Una completa joya es el penúltimo disco, con las Sonatas de Saint-Saëns (No.1), Debussy y Poulenc registradas en
2001 junto a un McDonald a la altura del violín. Las interpretaciones de las
obras menos conocidas, la primera y la tercera, son realmente de ensueño, tal
vez sin parangón. Apenas cede la de Debussy, cuya discografía es mucho más
nutrida.
El último CD consta de dos conocidísimos Conciertos grabados en público el año
2003: el en Mi menor de Mendelssohn y
el en Sol menor de Bruch. En ambos
Midori conmueve por su lirismo y su extrema sensibilidad y en ambos la batuta
de Mariss Jansons, al frente de la Filarmónica de Berlín, me resulta algo hinchada
y grandilocuente.
Por cierto, los programadores de Sony han debido de olvidarse (¿?) de los dos Conciertos de Bartók que Midori grabó en
1990 con la Filarmónica de Berlín y Mehta, acertadísimo esta vez.
Sólo comentar que el recital de Markov en Regia Emlia existe en un CD Erato, publicado en 1990.
ResponderEliminarGracias por su información.
EliminarTambién quisiera añadir que hay al menos otro CD de Midori en Sony (1997) no incluido en el álbum: las Sonatas de Franck y Elgar (esta es una obra excelente apenas conocida), también McDonald. Una vez más son interpretaciones admirables.
ResponderEliminarMidori Gotō - Robert McDonald = Sony Classical B0000029ZE
Sólo pa' ayudar, por si alguna persona busca ese álbum.-
No lo tengo, pero ya estoy mirando algunas disquerías
de Buenos Aires. Buen fin de semana para todos ustedes.-