Una puesta en escena atinadísima
No voy mucho últimamente por el
Teatro Real, la casa en la que trabajé los últimos años de mi vida laboral.
Pero la representación de ayer de este interesantísimo título operístico ruso
ha sido tal vez de lo más logrado que se ha hecho recientemente en el escenario
de la Plaza de Oriente. Por lo pronto, era una novedad en el Real, programación
que acaba de premiar la Academia de Bellas Artes. Seguramente con justicia,
pues prácticamente desde su reinauguración ha tapado numerosos huecos que eran impresentables en un teatro cuya
actividad antes de su cierre se había concentrado en las óperas italianas y
francesas, y no siempre precisamente en las mejores. Bueno, El gallo de oro, última de las de
Rimsky-Korsakov, estrenada un año después de su muerte, es una de sus obras
escénicas más destacadas, junto a, probablemente, Sadko, La novia del zar y La
leyenda de la ciudad invisible de Kitezh.
Con un estupendo y vitriólico
libreto -que extrañamente acabó superando la oposición de la censura: no solo
en tiempos de Franco fue estúpida, ciega, obtusa- de Vladimir Belsky basado en
Pushkin, también la música ridiculiza a unos y a otros personajes, tanto al zar
y a sus dos hijos zarévich como a los cortesanos. La música es sobresaliente,
con, como era de esperar, una orquestación de extraordinaria sutileza -menos
aparatosa o exuberante y más concentrada que en otras ocasiones-, si bien tal
vez el segundo acto se dilata en exceso en una escena de la zarina de Shemajá
que llega a hacerse demasiado larga. Aunque a alguien le parezca un sacrilegio,
me parece que la suite orquestal, espléndido resumen de lo mejor de la ópera,
está mejor proporcionada y equilibrada: es una pura delicia escucharla. No sé
por qué se oye con poca frecuencia, cuando, además de sus innegables valores,
pone de manifiesto cuánto aprendió de ella su discípulo Igor Stravinsky al
componer sus primeras obras, en particular El
pájaro de fuego.
La gran baza de la versión
que está ofreciendo el Teatro Real reside, en mi opinión, en la puesta en
escena de Laurent Pelly, un acierto pleno por su sencillez, plasticidad, su
fuerte carga crítica y cómica, su admirable trabajo actoral. Es quizá menos
bella, exótica en el mejor sentido de
la palabra y fascinante, pero seguramente más aguda y penetrante que la del
DVD/Blu-ray en circulación a cargo del gran Ennosuke Ichikawa (Arthaus 2003,
con dirección musical de Nagano al frente de la Orquesta de París). La batuta
de Ivor Bolton la encontré más atinada de lo habitual en él, si bien le faltó
sentido atmósferico y depuración tímbrica. Los cantantes (ayer fueron los del
primer reparto) tuvieron buen nivel, comenzando por el zar Dodón (el bajo
Dmitry Ulianov) y siguiendo por la zarina de Shemajá a cargo de la soprano
lírica, con tintes de ligera, Venera Gimadieva, o por el general Polkán del
espléndido bajo Alexander Vinogradov. Más que correctos los dos zarévich, de
breve papel: el tenor Sergei Skorokhodov como Guidón y el barítono Alexey
Lavrov como Afrón. Alexander Kravets encarnó con astucia al astrólogo, ya que
su voz se mostró insegura en un papel tan agudo que le obligó a trocarla en contratenoril en la zona más alta. Muy
bien tanto la Amelfa de la mezzosoprano Olesya Petrova como el gallo de oro de la
soprano ligera Sara Blanch, que cantaba desde el foso y era doblada en escena
por Frantxa Arraiza, que imitó con enorme gracia los movimientos del gallo.
Mientras cambian el escenario
entre los actos II y III tienen la acertada idea de tocar un breve interludio
para violín y piano (la concertino invitada Gergana Gergova e Ivor Bolton al
piano), consistente en dos piezas inspiradas en la ópera: Fantasía de concierto de Efrem Zimbalist e Himno al sol de Fritz Kreisler.
Buenas noches,
ResponderEliminarLaurent Pelly me sorprendió en una "Hija del regimiento"; con Dessay de protagonista, que está desternillante; con una escenografía fabulosa. Creo que es el gran director de escena actual. Al menos, así lo veo yo, que no soy capaz de digerir modernidades excesivas que me desconciertan. Espero que salga en DVD algún día, para ver esta producción.
Gracias por la reseña, un saludo.