La Favorita de la Garanca
Dos títulos representados recientemente
en la Ópera de Múnich que acabo de ver comparten puestas en escena bastante
disparatadas y, para mí, en buena parte incomprensibles. Parece que es bastante
frecuente en esa casa -creo que donde más- el hecho de encargárselas a
directores de escena muy creativos y audaces, o sea, provocadores e
iconoclastas. Debe de ser que allí hay un público especialmente favorable a
estos experimentos (atrevimientos que no siempre me parecen baldíos, quiero
precisar).
La Favorite
de Donizetti en su versión original francesa acaba de publicarse en Blu-ray del
sello Deutsche Grammophon; su responsable escénico es Amélie Niermeyer. Die Walküre, retransmitida por alguna
televisión alemana, ha estado a cargo de Andreas Kriegenburg. No voy a
enjuiciar desde este ángulo ninguna de las dos; solo diré que no me han gustado
en absoluto y he acabado desentendiéndome de una y otra. Así que me limitaré a
hablar de los aspectos musicales.
No tengo La Favorite por una de las mejores óperas de su autor, pese a que
durante décadas, hace ya tiempo, fue muy popular. Admito que el cuarto y último
acto mejora considerablemente, pero, aun así, creo que difícilmente habría
sobrevivido en el repertorio de no contar con lucidas arias de la protagonista
y del barítono (Alfonso XI) y, sobre todo, de las dos del tenor, provistas estas
últimas de temibles sobreagudos: ya conocemos el morbo que esto despierta en muchos operófilos.
La presente publicación,
filmada entre octubre y noviembre de 2016, contiene una enorme baza: su
protagonista, la Leonor de Guzmán de Elina Garanca, acaso la más perfecta
intérprete que he escuchado de este personaje. Una voz de mezzosoprano de
extraordinaria belleza, dotada de una musicalidad infalible, de una técnica
canora excepcional y de unas dotes actorales también sobresalientes. Esta
versión es, sin duda, La Favorita de
la Garanca. En cualquier caso, no es su único mérito, aunque sea con mucho el
mayor: el Fernando de Matthew Polenzani es impecable por su línea de canto,
genuinamente belcantista, y eso que este tenor de Illinois (n. 1968) no posee
un timbre que enamore, ni mucho menos: es demasiado blanco y falto de brillo y squillo (¡lástima no haber contado con
Javier Camarena!). Mariusz Kwiecien, Rey Alfonso, es un barítono lírico más que
correcto, pero creo que en el belcanto no es donde más puede destacar; la
directora de escena hace que su personaje sea especialmente odioso (durante el
ballet, inevitablemente exigido por París, por suerte nadie baila, pero el rey
parece presenciar, mirando al público, alguna extraña película, que le incita a
hacer multitud de estupideces). Aunque la voz del joven bajo Mika Kares
(Baltasar) promete, creo que está bastante verde, tanto por la poco canónica
emisión como por su técnica. Muy bien, en cambio, la soprano lírico-ligera Elsa
Benoit como Inés.
La batuta fue encomendada al
esposo de la protagonista, Karel Mark Chichon (desde el comienzo de esta
temporada director titular y artístico de la Orquesta Filarmónica de Gran
Canaria), lo que me mosqueaba un poco, pero debo reconocer que su labor es no
ya impecable, sino que parece haberse esforzado por sacar toda la música
posible de la irregular ópera. Los conjuntos de la Ópera de Baviera rinden a
considerable nivel. El Blu-ray, de sonido espléndido y estupenda imagen, posee
subtítulos en español, algo cada vez más raro.
La Walkiria con Kyrill Petrenko
La función de La Walkiria transmitida fue la del 22 de
enero de 2018. El reparto contó con al menos cuatro nombres estelares, tres de
los cuales estuvieron realmente a pedir de boca: la Brünnhilde de Nina Stemme
es, sigue siendo (está un poco menos bien de voz, solo un poco, que en la
función de La Scala del 7-XII-2010, con Barenboim, que me llevó a afirmar que
era la más admirable Brunilda que había escuchado jamás. Opinión que mantengo).
La intérprete de Sieglinde, la soprano Anja Kampe, también estuvo sensacional:
es, sin duda, una de las grandes cantantes wagnerianas actuales. Y también la
mezzo Ekaterina Gubanova resultó espléndida, irreprochable salvo por su aspecto
juvenil, no muy apropiado para Fricka. Otra figura es el tenor neozelandés
Simon O'Neill (n. 1978), pero no estuvo como Siegmund a la altura esperada:
desde La Walkiria de La Scala
referida se le ha blanqueado un tanto la voz ya en el paso; por lo demás, sigue
siendo un intérprete cabal, bien centrado.
El bajo Ain Anger (Estonia,
1971) estuvo correcto, si bien algo insuficiente en lo vocal y en la
caracterización como Hunding. Quien menos me gustó del sexteto protagonista
-pues las walkirias tuvieron un más que buen nivel global- fue el barítono-bajo
sueco, miembro de la Ópera Danesa (n. 1968), John Lundgren, como Wotan carente
de la debida autoridad. Su materia prima es agradable, pero el canto no es muy
estable y su emisión un tanto engolada.
En cuanto a la batuta de
Kirill Petrenko, es evidente que se desenvuelve en Wagner con soltura y
conocimiento, pero no me ha terminado de convencer, por ejemplo en ciertos
acordes forte demasiado cortos y
secos, en que produce con frecuencia una sensación de prisa y falta de aplomo
-que sin embargo las duraciones globales apenas registran-. La coda final del
primer acto no está muy bien resuelta. Director musical de la casa, la orquesta
no siempre le suena a la altura de lo que uno espera de una compañía que tiene
fama de ser una de las tres óperas más importantes de Alemania (junto a las
Estatales de Berlín y Dresde); francamente, me quedo antes con esas dos. De la
de Berlín, Luis Gago escribió hace poco en "El País" (a propósito del
reciente Tristán con Barenboim) que posee
la mejor orquesta wagneriana del mundo; creo que no exagera. Sigo temiendo que
el director que próximamente asumirá la titularidad de la Filarmónica de
Berlín, de quien se dice que el compositor en el que más destaca es Wagner, y
que ha sido ante todo un maestro de foso, sea una elección muy acertada para la
primera orquesta sinfónica de Alemania y una de las tres o cuatro mejores del
mundo.
Hola, Ángel:
ResponderEliminarComo te leo blasfemo, te pregunto, ¿tuviste algún tipo de trato personal con el mítico Ángel - Fernando Mayo (tan conservador y tan poco dado a estas innovaciones escénicas: detestaba el famoso "Anillo del Centenario" de Boulez/Chéreau?).
¿Qué otras brunildas te han gustado más o menos (incluida la polémica de dicho "Anillo", Dame Gyneth Jones?
Saludos cordiales.
Sí, tuve amistad y bastante trato con Ángel Mayo, quien, sí, era muy conservador en cuestiones escénicas. Pero en honor a la verdad debo decir que, a su vuelta de Bayreuth en 1995, me telefoneó entusiasmado ante el "Tristán" dirigido escénicamente por Heiner Müller, una propuesta esencialista pero sin duda muy innovadora. A pesar de que sus cantantes preferidos eran de los años 50 y 60 del siglo pasado, me dijo que en esa producción la pareja Waltraud Meier/Jerusalem le había fascinado, lo mismo que la dirección musical de Barenboim. A quien empezó a tomarse en serio a partir de entonces.
EliminarOtras Brunildas excelentes han sido para mi gusto, por supuesto, Flagstad, Varnay, Mödl, Nilsson, Dernesch, Behrens, Anne Evans, Polaski o la poco conocida Johanna Meier. Y hoy, además de Stemme, Irene Theorin.
Me aboné a digital concert Hall en enero. Por lo visto, Petrenko no me entusiasma, aunque cualquier cosa es mejor que el inefable Rattle...hubiese preferido mil veces a Thielemann, tb en parte un director de foso, pero que se desenvuelve bastante bien en el mundo sinfónico..su Beethoven me parece de lo mejorcito de los últimos años, no sé si estás de acuerdo...
ResponderEliminarLo siento, Antonio: no me entusiasma el Beethoven de Thielemann, aunque admito que es sólido. A Thielemann no lo aceptaron en la Filarmónica de Berlín en parte por motivos musicales, pero también porque públicamente se ha posicionado próximo a la extrema deracha xenófoba, y esa orquesta, principal embajadora de la cultura alemana no lo puede aceptar.
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