Música de cámara de Haydn, Schumann, etc.
Sala de Cámara del Auditorio
Nacional, 8 de marzo. La oboísta de Linares (Jaén) Cristina Gómez Godoy (1990),
el cellista madrileño Pablo Ferrández (1991) y el pianista sevillano Juan Pérez
Floristán (1993) ofrecieron un programa camerístico ejemplarmente planteado y resuelto.
Hace veinte o treinta años algo así era apenas imaginable en España: tres
jóvenes instrumentistas que difícilmente pueden ser superados haciendo esto por
los más famosos y reconocidos músicos de cualquier parte del mundo. Pero lo
cierto es que la educación musical ha mejorado tremendamente en nuestro país (en gran parte debido a la Escuela Reina Sofía, de prestigio internacional),
al tiempo que ¡ay! la edad media de los asistentes a conciertos de música
clásica no baja, sino tal vez todo lo contrario: se ve a pocos jóvenes en la
ópera o en los auditorios, y no creo que sea solo por los precios de las
entradas (las de los conciertos de
rock y demás tampoco son precisamente baratas).
Cristina Gómez Godoy, a la
que vimos hace años en la West-Eastern Divan Orchestra y que hoy es oboe
solista en la Staatskapelle Berlin (creo que es el único músico que Barenboim
ha sacado de aquella orquesta para llevárselo a esta) pertenece a la élite de
los mejores oboístas: por su precioso sonido, que recuerda algo a Hansjörg Schellenberger
y quizá más a Maurice Bourgue (Filarmónica de Berlín y Orquesta de París,
respectivamente), por su capacidad de regulación del sonido, su excelente legato, su exquisita musicalidad, su
pulcritud y su delicadeza, fue intérprete literalmente ideal de las Tres Romanzas op.94 de Schumann. Al
comienzo del programa su contribución en el Trío
en Re mayor, Hob. XV: 16 de Haydn (original para piano, cello y flauta)
había sido ya ejemplar. En él y desde los primeros momentos se vio claro que
Floristán es un gran intérprete (¡también!) de Haydn, por su pulsación, su
fraseo, su vivacidad y vitalidad, su imaginación para dotarlo de espontaneidad,
de alegría de vivir y de diversas sorpresas
tan caras al genial compositor (¡y tan raramente programado entre nosotros!).
También se vio que la
actuación del cellista Ferrández no se limitaba a quedar en un segundo plano,
sino que su amplio y hermoso sonido y su entrega rebasaban el retraído papel de comparsa
al que suelen resignarse muchos violonchelistas en estas obras. A continuación,
en las tres Fantasiestücke op. 73 de
Schumann estuvo admirable: tanto él como el pianista fueron schumannianos a más
no poder, perfectamente entendido el lirismo intimista del compositor. Tengo,
sin embargo, un leve reproche para el chelo en esta ocasión: una recurrente
breve frase de la segunda de las piezas ("Lebhaft, licht": Vivo,
ligero) la tocó demasiado próxima a un mero adorno. Pero su labor fue también,
en conjunto, espléndida.
Para cerrar la primera parte
tocaron una obra muy rara, agradable pero un tanto convencional: la Serenata op. 73 (1923) de Robert Kahn
(1865-1951), que había sido amigo de Brahms; y se le nota. Y el programa
terminó con un estreno absoluto, el del Trío
para oboe, cello y piano que el autor, Jesús Torres, uno de los
compositores españoles más destacados de nuestros días, ha dedicado a los tres
instrumentistas. Se comprende: defendieron la difícil obra con entrega y ahínco
absolutos. En esta partitura, como en todo el programa, hicieron música de cámara en el sentido más noble
de la expresión: un diálogo, permanente, una conversación inteligente a dos o
tres voces. Y una conclusión que reafirmo: son tres solistas que, si no se
frustran (no tienen por qué), van a dar mucho y bueno que hablar.
Todo Schumann es de una belleza recóndita: el disco de las romanzas por Holliger y Brendel (1980), de cabecera. Y "fantásticos" los estudios por Maisky y Argerich 1985).
ResponderEliminarEl trio de Haydn que mencionas no está en la famosa grabación de Rampal del 92, sí hay una grabación historicista por el conjunto La Gaia Scienza (2009), y que, en la versión que mencionas aparece en la mítica integral de los Beaux Arts.
Saludos cordiales.
Gracias por tus comentarios. Del Trío de Haydn hay una histórica grabación con violín en lugar de flauta u oboe, por Gilels, Kogan y Rostropovich (BBC 1959). Y las Piezas de fantasía op. 73 me gustan más que por Maisky/Argerich por Heinrich Schiff/Gerhard Oppitz (Philips 1992).
EliminarSí, complemento a la grabación del Concierto para violonchelo con Haitink con Berlín (1989), una de las mejores de las últimas décadas, ¿no?
ResponderEliminarSaludos.
Carrascosa: ¡Bravo por cómo has desmontado las tonterías que te decían sobre la Kopachinskaya!
EliminarSalido