Lahav Shani, Renaud
Capuçon y Kian Soltani
interpretan a Tchaikovsky y Dvorák. Creo que el único disco comercial, por el
momento, de Lahav Shani es el del sello Erato con el Trío de Tchaikovsky
y el Tercero de Dvorák. Me han encantado las versiones, que me gustan
tanto como las que más entre las que conozco de estas obras (Tchaikovsky: Gilels,
Kogan, Rostropovich. Melodiya 1953. Dvorák: Trío Beaux Arts. Philips 1969; Ax,
Kim, Ma. Sony 1988; Trío Tempest. Naxos 2014).
Shani, además de gran
director, es, a juzgar por este disco, también un pianista de primera clase, un
gran músico. Sin excederse en el sentimentalismo del ruso, creo que los tres
solistas dan en la diana. Y el de Dvorák me parece también una versión a carta
cabal; distinguen estilísticamente a la perfección entre uno y otro compositor.
Aparte de entenderse estupendamente entre los tres, tienen no pocas
oportunidades de lucirse individualmente, y estoy tentado a decir que, por
poco, el que más me ha gustado de los tres es el cellista iraní-austríaco, que
se consolida -por lo que le he escuchado, que ya no es poco- como un músico de
nivel parejo al de Alisa Weilerstein. ¡Nada menos!
Yannick Nézet-Séguin dirige la Primera Sinfonía de Sibelius con la
Orquesta del Metropolitan de Montreal para el sello Atma. Un disco muy corto y
que no aporta nada especial, pero que al tiempo deja claro que el director canadiense
se entiende estupendamente con el compositor finlandés. (Siguen en cabeza de la
discografía, por supuesto, Barbirolli y Bernstein, tan diferentes entre sí). Como
además hace que la orquesta canadiense, es de suponer que de segunda fila, le
suene muy bien, estaría muy bien que Nézet nos ofreciese más Sibelius. A ser
posible, con su formidable Orquesta de Filadelfia.
Patricia Koptachinskaja y Philippe Herreweghe interpretan (¿?) a
Beethoven. Grabaron ya en 2013 para Naïve el Concierto, las dos Romanzas
y un extraño Fragmento para violín y orquesta WoO 5. Un disco que
acabo de conocer. Ya entonces la violinista dejó claro que era, o quería ser,
una iconoclasta total. Podría, tal vez, ser una solista de segunda clase (de
primera no creo), pero dada su musicalidad lo es en realidad de quinta,
sexta o centésima fila. Su principal característica es una doble cualidad:
la extravagancia y el mal gusto. Con un sonido afilado, sin cuerpo, y una
técnica algo deficiente, hace lo que le da la gana, siempre para mal, para
demostrar -supongo- que todos los demás, desde Kreisler hasta Znaider pasando
por Menuhin, Szeryng, Perlman o Zukerman, están radicalmente equivocados. Su
ejecución está cuajada de pequeñas y hasta medianas morcillas que
introduce a su aire, y toca unas cadencias muy fuera de lugar, incluyendo la
transcripción para violín de la cadenza que Beethoven escribió para la
versión de piano (con el curioso añadido de timbales): aunque lleve la firma de
Beethoven, no es adecuada para el violín; por eso mismo casi nadie la toca. Las
de los dos últimos movimientos son, además de disparatadas, largas y tediosas. El
gris e impersonal Herreweghe, al frente de la modesta Orquesta de los Campos
Elíseos, parece, por comparación con ella, solvente y equilibrado. Ya hay quien
ha escrito que esta es la mejor versión de la Opus 61 del Gran Sordo.
(Puede que quien eso afirma sea el Pequeño Sordo…)
Si no recuerdo mal, lo de hacer la cadencia de la versión pianística, pasada de nuevo al violín, lo hacían Wolfgang Schneiderhan/Filarmónica de Berlín/Eugen Jochum (Deutsche Grammophon), que grabaron la obra dos veces y obviamente a nivel muy superior a la versión que comentas
ResponderEliminarEs muy posible: yo la he escuchado, pero no consigo recordar en qué grabación. Sí, debe de ser esa. Yo tengo la grabación de Schneiderhan con Furtwängler, en la que no la toca.
EliminarSoltani es ese violonchelista al que un nuevo crítico de Ritmo ponía a parir su primer disco para la Deutsche Grammophon. Disco que me ha gustado muchísimo. ¡Qué críticos linces tenemos aquí y allá!. Ruperto.
ResponderEliminar¡Exactamente! Yo me enfadé tanto al leer aquella crítica, propia de un sordo o un ignorante, que se lo afeé al redactor jefe.
EliminarHola, Ángel:
ResponderEliminarAl socaire de tu anterior sarta wagnerista, voy a vover a escuchar la mayor ópera wagneriana jamás compuesta por Wagner: "El rey Arturo" de Chausson. Y de camino repasar la discografía de Armin Jordan, para comprobar si era algo más que un practicón al servicio de Erato.
Saludos cordiales.
¿Das a entender que El rey Arturo de Chausson es superior a todas las óperas de Wagner? Un poco exagerado, ¿no?
EliminarY Armin Jordan fue bastante más que practicón, por lo que le he escuchado. Fue muy bueno en buena parte de la música francesa y dirigió con más que solvencia Parsifal.
En mi opinión, Wagner es el mayor genio de la música: ni siquiera Beethoven, Bach, o Handel (a quien por cierto Herreweghe no ha grabado: "Bach escribía para Dios, Handel para tener éxito") se le pueden comparar... Sí, suya es la grabación canónica de "Las Beatitudes" de Franck, obra fundamental que se interpreta poquísimo... Pero mira lo que he encontrado:
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=R_Mp5WBmArA
Saludos cordiales.
Es una opinión sensata, aunque discutible. En el peor de los casos, Wagner es como mínimo uno de los gigantes de la historia de la música.
EliminarLa opinión de Herreweghe sobre Haendel (no la conocía) me parece lamentable, indefendible.
Y en cuanto a Las bienaventuranzas de César Franck, ¡vaya plantel: Norman, Fassbaender, Fischer-Dieskau, Finnilä y Kubelik!
¿Quién determina el giro musical que se produce con "El poema del éxtasis", "El pájaro de fuego" o incluso las "Noches en los jardines de España"? Está claro que el de Bayreuth. No creo que la ambición sea incompatible con la creatividad, de hecho Rossini se retiró para dedicarse a la especulación financiera:
Eliminarhttps://www.elmundo.es/blogs/elmundo/blogdepecho/2015/05/05/rossini-nada-que-decir.html
Espiritual o crematística, la música de "Rinaldo", "Teseo", "Amadigi", "Giulio Cesare", "Tamerlano", "Ariodante" o "Alcina", con su dramatismo danzarín y su lirismo melancólico, constituye el corpus operístico más importante a nivel global hasta los estrenos de "Nabucco" y el "Holandés".
Saludos cordiales.
La enorme influencia de Wagner, incluso sobre sus detractores (Debussy) es indudable. Pero la de Haydn y la de Beethoven no son menores. Y no es la única cualidad a tener en cuenta en un compositor. Brahms o Bruckner no ejercieron gran influencia y sin embargo son enormes.
EliminarHombre, no saltes de las óperas de Haendel a Verdi y Wagner: entre medias están Gluck y Mozart, Beethoven y Weber...
Exacto, "y no es la única cualidad a tener en cuenta en un compositor". Probablemente Cimarosa fue más influyente en Rossini y Donizetti que Mozart: pero "El matrimonio secreto" no es "Las bodas de Fígaro"...
EliminarGluck, Mozart y Weber fueron muy grandes, pero en mi opinión no alcanzan la posición de figuras operísticas universales de Verdi o Wagner, siendo su influencia algo menor.
Gracias por responder.
Respecto a la Koptachinskaja...¿acaso no le parece con esas características que enumera (y que personalmente suscribo) una "digna" continuadora de Gidon Kremer? Saludos
ResponderEliminarSí, ya lo había pensado. Pero ella multiplica los "vicios" de Kremer por cien.
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