El “Sommernachtskonzert” de
Schönbrunn 2019, con Yuja Wang y Gustavo Dudamel. Los programas de
los conciertos veraniegos en los jardines vieneses parecen cada vez más populares,
es decir cada vez más fragmentarios, dispersos e inconsistentes. He aquí los
títulos interpretados: Obertura de Candide de Bernstein: espléndida; Jubilee
Waltz de Johann Strauss hijo; Rhapsody in blue de Gershwin: bastante
libre y no desprovista de encanto y frescura la intervención de Yuja Wang, que
tocó de propina un algo demasiado libre Vals op. 64/2 de Chopin; Suite
de Casablanca de Max Steiner; Barras y estrellas de Sousa:
estupenda; Adagio de Barber: impresionante, sobrecogedor, y sin el menor
efectismo; el vals Sternenbanner de Ziehrer; el finale de la Sinfonía
“del Nuevo Mundo”: muy muy bien dirigido (¡pero un solo movimiento! ¿Por
qué no una obertura o un poema sinfónico del mismo Dvorák?); una pieza de Rodeo
de Copland y Sangre vienesa de Strauss II. ¡Menudo batiburrillo! Sony
está haciendo todo lo posible por sacar partido comercial de estos conciertos,
que se acercan cada vez más en proyección al de Año Nuevo. Por eso lo lanzan a
toda velocidad en CD, DVD, Blu-ray… ¡y hasta en LPs! (¿Por qué no también en cassettes?
¿Se acuerdan de ellas? Los más jóvenes no, claro…)
Cuatro conciertos de Lahav
Shani dirigiendo. A falta de discos, las cadenas musicales de televisión,
Medici, Arte y otras, han divulgado últimamente varias actuaciones recientes de
Shani en su faceta de director (la de pianista sigue siendo casi inédita), y he
podido escuchar y ver cuatro conciertos suyos -cada uno con una orquesta
diferente- en los que vuelvo a constatar el gran talento de este joven músico.
Se trata de dos veladas a base de muchas piezas populares y de otras dos con
repertorio más llamémosle serio. La primera de aquellas ha sido al aire libre en
Toulouse con la Orquesta del Capitolio, parece que no en tan buena forma como
en los mejores tiempos de Michel Plasson. Un Aprendiz de brujo destacable,
soberbias Obertura de Candide y larga suite de West Side Story de
Bernstein, brillantes danzas finales de la suite de El pájaro de fuego, dos
magníficos últimos Cuadros de una exposición, floja Danza húngara No.
5 de Brahms y correcto Preludio I de Carmen.
Bastante más he gustado otro
concierto, con una Orquesta Sinfónica de Viena en excelente forma: El
aprendiz de brujo resultó muy superior, realmente formidable. Renaud
Capuçon tocó con más que solvencia Tzigane de Ravel, el bello Poema
de Chausson y la Meditación de Thaïs, hubo espléndidas versiones de la
segunda suite de Dafnis y Cloe (sin coro) y de La Valse, pero
decayeron las propinas: en Voces de primavera mostró el israelí escasa
sintonía con “el Rey del Vals” (rubatos y cambios de tempo forzados,
exagerados), mejorando en su Polca Furioso.
En una Tercera Sinfonía
de Mahler (lo siento: se me hace inacabable, sólo me interesa a ratos) puso a
prueba el virtuosismo de la Filarmónica de Rotterdam, no saliendo del todo
airosa en el primer movimiento, para mejorar mucho en el resto. Lo mejor me
pareció el muy sentido finale y la actuación de Violeta Urmana, si bien
en su “O Mensch” detesto profundamente las ultraportamentos del oboe, una costumbre
o moda reciente que no sé de dónde ha salido: hace años ninguno de los grandes
directores lo hacían así.
Finalmente, con la
Filarmónica de Israel (de la que en breve va a ser director musical) ha hecho el
4 de mayo Out of the Dark de Daniel Shalit, obra que de entrada me ha
parecido poco interesante, el Primer Concierto para violín de
Shostakovich, prodigiosamente tocado por Leonidas Kavakos y dirigido a pedir de
boca (¡qué derroche de virtuosismo y talento para una obra tan endeble!) y una
modélica Sinfonía Fantástica, con mucha coña en el Aquelarre conclusivo.
Sigue llamándome la atención la técnica de este director, la soltura y
seguridad de sus ademanes, que resultan tremendamente gráficos y expresivos.
Olga Peretyatko. ¡Qué gran soprano lírico-ligera! Le acabo de ver y
escuchar dos actuaciones: una “Gala Verdi” (que no tuvo música solo de Verdi) el
1 de enero de 2012 en Stuttgart con la Sinfónica de la Radio de esa ciudad, soberbiamente
dirigida por el colombiano Andrés Orozco-Estrada. En ella cantó un ejemplar,
insuperable Bolero de Las Vísperas Sicilianas, impecable y emotivo “Tutte
le feste al tempio” de Rigoletto (junto a un algo venido a menos, aunque
muy artista Thomas Hampson), una canción de Olimpia de Los cuentos de
Hoffmann de libro y un certero “Herr Marquis” de El Murciélago.
Y, ya en 2019, una prueba de
fuego: Lucia di Lammermoor en la Ópera Estatal de Viena, junto a Juan
Diego Flórez, George Petrean, Jongmin Park y dirigiendo, muy bien por cierto,
Evelino Pidò. En los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a voces más puramente
líricas para la heroína donizettiana, pero la soprano rusa, aun poseyendo una
voz poco potente (ha ensanchado solo un poco desde 2012) es sin embargo muy
timbrada, además de preciosa. Su técnica vocal es extraordinaria (¡qué
afinación, qué seguridad en la coloratura y en el registro agudo!), su actuación
escénica es formidable, su encarnación posee mucho encanto, credibilidad y
emotividad (lástima que en la función retransmitida el Mi bemol final le
quedara corto y algo calante: un accidente sin importancia: ¡nadie es perfecto!).
Hay que remitirse, en mi opinión, a Beverly Sills para hallar una Lucia tan
convincente. Más recientemente, quizá ni siquiera Diana Damrau o Lisette
Oropesa han llegado tan alto en este papel.
Sin embargo, creo que Edgardo
no le conviene a Flórez, de caudal tan pequeño y tintes casi ligeros, pues el
infortunado personaje requiere un tenor lírico-lírico, y el peruano fuerza
mucho el volumen, por mucho que -claro está- cante estupendamente. Algo rudo el
barítono Petrean y muy engolado el bajo Park.
Edgardo es uno de los primeros papeles de tenor "romántico", y por eso no le conviene a una voz tan ligera como la de Flórez: Rossini es otra cosa. Incluso Arturo de Los puritanos, que es una especie de antecedente de Edgardo, le va mejor a Camarena, no tan ligero como Flórez. Lo que ocurre es que este canta muy, muy bien, y da el pego, pero no es lo suyo. Ni tampoco el Duque de Rigoletto. JUAN G.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Juan.
EliminarNo se si alguien está escuchando en la 2 el recital desde perelada. ...El pianista es bueno pero el pobre joseph calleja un churro...,ya me extrañaba que hubiera algo bueno en la tele...
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