Petersen, Koch, Ablinger-Sperrhacke, Schuster y Breslik
Es
en Múnich, en la Ópera Estatal de Baviera, donde quizá pueden verse las puestas
en escena de ópera más audaces. Esta Salome de 2019, parida (perdón) por
Krzystzof Warlikowski, es audaz, sí, pero estrafalaria, irresponsable,
enloquecida, demencial. Creo que hay límites que no se deberían traspasar. Voy
a contar solo algunas cosas de ella: transcurre en una biblioteca (¡esto es lo
menos chocante!) Antes de que empiece la música de Richard Strauss, durante
unos 6 o 7 minutos, un cura travestido hace como que canta uno de los Kindertotenlieder
de Mahler; quien de verdad canta es Kathleen Ferrier.
Una
vez comenzada la ópera propiamente dicha, Narraboth no se clava un arma
punzante, sino que se toma un frasquito de veneno: curioso que un capitán de la
guardia lleve veneno encima, en lugar de armas; ¿sabía que iba a verse en la
tesitura de suicidarse? Salomé danza (es un decir) junto a un viejo bailarín
disfrazado de la muerte. A Salomé no le traen la cabeza de Yokanaan en una
bandeja de plata, sino una caja de latón… en la que no hay ninguna cabeza, sino
un trapo ensangrentado… que, por supuesto, la perversa joven no besa. ¡Es que
el Profeta no ha sido decapitado! En los últimos minutos de la ópera aparece
vivito y coleando, pero por lo que parece Salomé, que está allí mismo, no lo ve.
Luego Narraboth resucita y distribuye frasquitos de veneno entre los presentes,
Herodías incluida, que se lo toman sin rechistar. Pistola en mano, junto antes
de bajarse el telón, parece que Herodes va a disparar a Salomé. Es raro escuchar
protestas a las puestas escénicas en la capital bávara; esta vez las hubo, y
bien sonoras, antes incluso de oírse los primeros aplausos.
Musicalmente,
las cosas fueron mejor, pero tampoco a pedir de boca. Esta vez Kirill Petrenko
no me ha entusiasmado, ni mucho menos: más ruido que nueces, percusión casi
siempre desmadrada, texturas orquestales no suficientemente esclarecidas, Interludio
algo atropellado, insípido y no muy bien resuelto. Ni comparación con las
batutas que más justicia han hecho a esta ópera fascinante.
Los
cantantes fueron bastante buenos en conjunto, pero no siempre apropiados. Así
la protagonista, una muy buena soprano puramente lírica, Marlis Petersen, que
cantó muy bien pero con una materia vocal cuyas insuficiencias (en cuanto a
dramatismo) se hicieron patentes sobre todo en la formidable escena final. Wolfgang
Koch fue un sólido Yokanaan, si bien creo que ha perdido algo de fuelle. Me
gustó mucho el Herodes de Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, excelente Mime, de voz
nada fea (¿por qué ha de ser fea la voz del Tetrarca?), con estupenda línea y que
no cayó en la caricatura. Sí lo hizo un tanto la veterana, bastante bien
conservada vocalmente Michaela Schuster como Herodías. Estupendo como Narraboth
Pavol Breslik, tenor lírico de muy bello timbre que ha mejorado ostensiblemente
en estos últimos años. Más que bien Rachael Wilson como Paje, y en general buen
nivel en los restantes papeles.
Qué larga se va a hacer la titularidad en Berlín de Petrenko...
ResponderEliminar¿Cuáles son sus Salomésfavoritas en disco, y en dvd si no es mucho preguntar?. Gracias. Leonardo.
ResponderEliminarLas dirigidas por Solti (Nilsson, Wächter, Stolze, Hoffman, Kmentt), Leinsdorf (Caballé, Milnes, R.Lewis, Resnik, King), Karajan (Behrens, Van Dam, K.W.Böhm, Baltsa, Ochman) y Sinopoli (Studer, Terfel, Hiestermann, Rysanek, Bieber). En DVD, Böhm (Stratas, Weikl, Beirer, Varnay, Ochman/Friedrich), y ya por debajo, Sinopoli (Malfitano, Estes, Hiestermann, Rysanek, Bieber/Weigl) y Dohnányi (Malfitano, Terfel, Riegel, Silja, Gambill/Bondy).
ResponderEliminarLo de algunas (o muchas) puestas en escena es ¡de locos!
ResponderEliminarLeonardo.