viernes, 15 de noviembre de 2019

Dos recientes blu-rays: "Attila" y John Williams


Attila en Bolonia por Mariotti, con D'Arcangelo, Siri, Piazzola y Sartori
 
El sello C Major ha publicado recientemente en blu-ray una de las óperas más exigentes del primer período verdiano. Las versiones audiovisuales precedentes no eran muy estimulantes, por unas u otras razones, coincidiendo en ellas una calidad técnica bastante precaria y una neutra, insípida dirección escénica: Nesterenko, Chiara, Carrolli, Luchetti/Arena de Verona/Santi, Montaldo (NVC 1985) y Ramey, Studer, Zancanaro, Kaludov/Scala/Muti, Savary (VL 1989). La versión que ahora aparece (recogida en Bolonia el año 2016) tampoco es para tirar cohetes, pero es musicalmente notable, escénicamente muy sensata, y de espléndido nivel técnico. Solo le faltan los subtítulos en castellano. 

La dirección de Michele Mariotti me parece muy bien enfocada, pero se ve un poco lastrada por una orquesta -la del Teatro Comunal- que suena un poco débil, con escasa garra, y que no atraviesa su mejor momento. Algo mejor el coro. La escena, a cargo de Daniele Abbado, semiconvencional, creo que constituye un acierto. El protagonista, Ildebrando D’Arcangelo, aun sin poseer la personalidad de Ramey o de Raimondi, posee una voz que ya es de bajo propiamente dicho y canta bastante bien, tras un comienzo un tanto inseguro. La soprano uruguaya María José Siri (n. 1976) posee la infrecuente voz requerida por Odabella: una dramática de agilidad. Pese a ciertas vacilaciones, Siri logra convencer en uno de los papeles más arduos de todo Verdi. Muy destacado como Ezio el joven barítono Simone Piazzola (Verona, 1985), de color quasi verdiano y de línea más que correcta: un cantante a seguir. Y más que notable como Foresto el tenor spinto Fabio Sartori; en un momento en que tanto escasean las voces de esa tipología, está hoy, sin duda, entre los más destacados. 

Monográfico John Williams de Dudamel

También C Major lanza un programa dedicado en exclusiva al compositor (no confundir con el guitarrista) John Williams (Nueva York, 1932), concierto que tuvo lugar en el Auditorio Walt Disney de Los Angeles el 30 de septiembre de 2014, apertura de la temporada de la Orquesta Filarmónica de Los Angeles. No soy precisamente un experto en música de cine -la mayor parte del concierto lo fue-, pero creo que las de Williams son muy apropiadas para los filmes a los que sirve. No creo que sea un compositor grande, pero sí es muy hábil -incluso para inspirarse en otros- y efectista, y un brillante orquestador. 

Comenzó el concierto con la espectacular Fanfarria para los Juegos Olímpicos de 1984, en la que intervinieron trompeteros de la Armada estadounidense, seguida de una destacada composición sinfónica, no cinematográfica: Soundings, de 2003, encargo del Auditorio Disney, diseñado por Frank Gehry (autor también de la Sala Pierre Boulez de Berlín). En las tres piezas de La lista de Schindler (1993) y la Cadenza y Variaciones de El violinista en el tejado (1971) actuó como solista Itzhak Perlman, que se halla aún en espléndida forma y conservando todo su magnetismo y su esplendoroso sonido. Escapades, del film (también de Steven Spielberg, como todos excepto El violinista, de Norman Jewison) Catch me if you can (Atrápame si puedes, 2002), excelente música de jazz, estuvo a cargo de tres soberbios solistas de la orquesta: Dan Higgins, saxo contralto, Glenn Paulson, vibráfono, y Michael Valerio, contrabajo. El programa oficial terminaba con Throne Room, de La guerra de las galaxias (1977). 

Pero faltaban aún por escucharse tres propinas: Seca, África, tus lágrimas, del film Amistad (1997), música tontorrona en consonancia con el sensiblero momento tan recurrente en Spielberg. Sin duda, la pieza de la velada que menos me gustó. Los componentes del Coro de Niños de Los Angeles, que intervino en esta pieza, salieron aterrorizados de la sala al escucharse las amenazadoras notas de Tiburón (1975). Para culminar el show, durante la Marcha Imperial de El imperio contraataca (1980), con la batuta empuñada por el compositor, desfilaron unos cuantos soldados clones del Ejército de la República y Darth Vader, para gran regocijo del público. 

La verdad es que Gustavo Dudamel dirigió de modo tan espectacular como entusiasta y magnífico estas músicas, apoyado en una orquesta formidable y de extraordinaria brillantez. El blu-ray, de nitidez y sonido fenomenales, incluye como bonus entrevistas con Williams del director venezolano y con Perlman. Dudamel, demasiado elogioso con el compositor, afirmó que era una enorme ventaja contar con la presencia de Williams, que era como si hubieran estado presentes Bach, Mozart o Beethoven en conciertos con la música de estos… Me acordé de la anécdota de Otto Klemperer, que -también en Los Angeles- dirigió en una ocasión una obra de Gershwin. En los ensayos se le acercó el compositor y le dijo que podía pedirle opinión si tenía dudas, a lo que el socarrón director le contestó: “Gracias, pero no me hace falta; cuando dirijo la Heroica no le puedo preguntar a Beethoven”.  

3 comentarios:

  1. Ganial la anécdota final, muy propia del temperamento adusto pero irónico de Klemperer.

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    1. Las anécdotas de Klemperer (recopiladas en un libro, en inglés) son una verdadera mina: ¡qué personaje!

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  2. Solti cuenta una muy buena en su propia autobiografía. La recuerdo más o menos así: conoce a Klemperer en un hotel, pues sube a saludarlo estando el alemán en Budapest por un concierto después de la guerra, y Solti se lo encuentra en pelotas, tapado apenas con una toalla, tumbado en un sofá y con todo el cuerpo lleno de besos femeninos... hablan de Toscanini, y Klemperer le dice que el italiano carece de gusto y que además lleva una vida familiar escandalosa, con su mujer en Italia y él en Nueva York.

    Solti señala que era maníaco depresivo y tenía un comportamiento muy variable e impredecible, aunque se estabilizó al establecerse en Londres.

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