Manon de "Massenetti" con
Lisette Oropesa
En octubre de este año ha subido al
escenario del Met neoyorkino Manon de Massenet con una pareja de
cantantes muy en alza: Lisette Oropesa y Michele Fabiano. La escena corrió a
cargo de Laurent Pelly y la batuta la empuñó Maurizio Benini. Discrepo de las
muy elogiosas críticas que he leído, salvando solo, y mucho, a la cantante que
da título a la ópera, la cumbre teatral del compositor francés. Ella, desde
luego, sí ha sido consciente de la nacionalidad (y el estilo) del autor de la
música. No estoy tan seguro de que Fabiano y Benini lo hayan hecho. El tenor
posee una voz demasiado robusta para Des Grieux, de cuyo volumen suele abusar.
Salvo en el llamado “Sueño”, en el que contuvo el caudal. Tampoco es
precisamente un cantante musical, refinado o de línea elegante (¡escúchense a
Gedda y a Kraus!), recordándome algo a Roberto Alagna. Parece a menudo estar
cantando una ópera italiana, probablemente verista. Eso mismo le ocurrió
al otras veces atinado Maurizio Benini: su vehemencia y hasta rudeza sonaban
demasiado a Ponchielli o a Leoncavallo.
Pero Oropesa, con una voz de
lírico-ligera muy bella, cuyo único defectillo es un vibrato un poco
excesivo, supo todo el tiempo lo que se traía entre manos y dio cumplida
respuesta a las partes más de coloratura, a las más líricas e incluso a las más
trágicas del variopinto personaje. No acusó síntomas de cansancio en un papel muy
largo, agotador. Estuvo admirable, sí, pero no me resisto a decir aquí que
sigue sensiblemente por debajo de la más extraordinaria Manon: Beverly Sills,
milagrosa en su grabación junto a Gedda, Souzay y la batuta, excelentísima en
esa ocasión, de Julius Rudel: una grabación para la historia (que, me parece,
muchos operófilos no conocen. Y no saben lo que se pierden. Un amigo que no era
muy afecto a Massenet se enamoró perdidamente de Manon después de escuchar esa grabación).
Mejor voz que canto el del barítono Artur
Rucinski (Lescaut), flojo el tenor Carlo Bosi (Guillot) y muy bien el bajo
Kwangchul Youn (el Conde). En cuanto a la escena, he encontrado esta vez menos
acertado a Laurent Pelly, que además no ha podido evitar la escasa convicción
mostrada por los cantantes en su faceta de actores (a comparar con la filmación
de Netrebko, Villazón y Barenboim con admirable escena de Vincent Paterson).
Turandot con Theorin, Jorge de
León, Jaho y Vinogradov
El Liceu de Barcelona ha difundido por la
cadena de televisión Arte su función de la ópera inacabada de Puccini del 15 de
octubre. Una propuesta escénica, a cargo de Franc Aleu -seguro que carísima-
tremendamente aparatosa, que me ha gustado visualmente muy poco: futurista, con
muy cargante sobreabundancia de proyecciones (para que el respetable, con
muchos políticos presentes, no fuera a aburrirse). Y con algunas ocurrencias
que encuentro simplistas, como las gafas de ver una realidad virtual.
Pero en
lo musical ha contado con elementos muy destacados: la protagonista, Iréne
Theorin, posee una voz plenamente dramática, con agudos restallantes (hasta
rozar ocasionalmente la estridencia) y muy buena línea, si bien su
pronunciación del italiano (no así la del alemán) deja que desear. Dudo, en
cualquier caso, que hoy haya una Princesa de hielo tan capaz y destacada
como ella. El tenor Jorge de León posee una voz robusta, un punto baritonal,
con agudos poderosos (de los que abusa un poco), si bien no muy squillantes como parece pedir el papel
de Calaf, pero su canto es algo rudo y su emisión un poco engolada: no me parece, a
decir verdad, lo que se dice un gran cantante. Lo mejor del reparto fue, para
mí, la maravillosa Liù de Ermonela Jaho, de intensísima emotividad, precioso
timbre y canto ejemplar (desde Caballé -con Mehta- y Freni no he escuchado otra
Liù que me haya gustado tanto). Espléndido el Timur del bajo Alexander
Vinogradov, con una bella voz en su punto de madurez. Bien también Ping, Pang y
Pong, el Mandarín y el Emperador de ¡Chris Merritt!
Creo que Josep Pons, batuta de indudable
solvencia, no se entiende especialmente bien con Puccini, pero todo estuvo bien
resuelto... si bien hizo destacar, casi todo el tiempo, en exceso la percusión
por encima de los metales. Bastante bien la respuesta de la Orquesta del Liceu,
y mejor aún la del Coro, muy bien completado esta vez por el Coro de Niños
Vivaldi.
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