Barenboim y Flimm con Trekel, Dreisig y Pape
Ya
en 1844 Schumann estaba pensando en poner música a la obra cumbre la literatura
alemana, tarea que, con varias interrupciones, se demoraría hasta 1853. La
obra, inclasificable -¿cantata u oratorio semiprofano y semirreligioso?- tiene
cierta fama de pesada y hasta aburrida. Sin embargo, creo que es un juicio
erróneo, demasiado severo y superficial, pues -pese a su dudosa unidad-
contiene mucha música de primer orden, no menos que las composiciones sobre Fausto de Berlioz o de Mahler (la Octava Sinfonía, claro)... por no
compararlo a la empalagosa ópera de Gounod, que sintoniza bien poco con el
espíritu de la obra goethiana. Yo también tenía entendido que era una obra
difícil y algo tediosa, pero últimamente -al enterarme de la inmediata
publicación del presente blu-ray de sello Arthaus- me la había preparado
escuchando un par de veces las dos grabaciones de que disponía (Britten, Decca
1973, y Bernhard Klee, EMI 1982), y me he visto obligado a cambiar mi opinión.
No es, desde luego, una obra fácil de escuchar o de seguir, pero me parece que
su altura debe estar fuera de toda duda. Menos efectista y menos pretenciosa
que la de Mahler, pero no menos reflexiva y profunda.
La
escucha y el visionado del blu-ray que acaba de aparecer ayuda a la comprensión
de esta obra que, con las partes habladas (que no figuran en las referidas
versiones de audio) se alarga desde las casi dos horas a cerca de las dos horas
y media. Ayuda la escenificación (no prevista por Schumann, como tampoco lo fue
por Berlioz de la suya) de Jürgen Flimm, en extremo sugerente aunque no siempre
comprensible para mí (la ausencia de subtítulos en español tampoco ayuda). Espléndida
escenografía, un poco abigarrada en algunos momentos, y admirable iluminación,
particularmente en la tercera parte.
Los
tres personajes protagonistas -Fausto, Margarita, Mefistófeles- están
desdoblados en cantantes y actores (¡qué tres actores, por cierto: André Jung,
Melke Droste y Sven-Eric Bechtolf! A eso se le llama tener una dicción diáfana
a más no poder…) Roman Trekel (Fausto y Doctor Marianus), barítono lírico en
sus comienzos, ha evolucionado hacia el barítono-bajo, si bien mantiene el
color lírico. En grabaciones no se ha prodigado mucho, pero es un gran cantante
con excelentes técnica y línea, y dotado de una musicalidad fuera de lo común
(aun así, la comparación con el Fischer-Dieskau de 1973 no le beneficia,
claro). Muy grata sorpresa me ha deparado la joven soprano lírica Elsa Dreisig (n.
1991: Pamina, Euridice, Donna Elvira, Violetta Valéry, Gilda…), Margarita y una
Penitente. Y en cuanto a René Pape, que se desdobla -lo mismo que Trekel- en
dos papeles bien diferentes -Mefistófeles y Pater Profundus-, sigue siendo el
mejor bajo de la actualidad. Es curioso constatar cómo existen operófilos a
quienes les encanta enterrar en vida a los cantantes: a alguno de ellos
le había oído decir que Pape estaba acabado. Si esto es estar acabado, que venga
dios y lo vea. Muy bien tanto el tenor lírico Stephan Rügamer (Ariel y Pater
Ecstaticus) como la mezzo Katharina Kammerloher (Marta, Preocupación y Mater
Gloriosa), y un descubrimiento: el joven y ya espléndido barítono-bajo Gyula
Orendt (Pater Seraphicus). En realidad todos los personajes menores están muy
bien: a esto se le llama una compañía, la de la Ópera Estatal de Berlín, sin
fisuras. Excelentes los coros, de niños y de adultos, de la misma casa, y
magnífica la Staatskapelle. En cuanto a Barenboim, qué decir: su fiabilidad es
impresionante en casi todo lo que hace, superando al excelente Britten y
dejando muy atrás a Klee: la música parece mejor aún en sus manos. La calidad
técnica del blu-ray (sonido a cargo de los ingenieros más renombrados de los
Estudios Teldex) es de veras excepcional.
Me olvidé de hacer una aclaración: la filmación data del 3 de octubre de 2017, fecha de la reapertura de la Ópera Estatal de Berlín tras su remodelación (con Angela Merkel presente: ¿es melómana o tiene en alto de grado de consideración la cultura?). Fue un espectáculo pensado con muy poca antelación -lo que de veras no se nota- porque la reapertura estaba prevista con una nueva ópera de Wolfgang Rihm, pero una seria enfermedad del compositor impidió que la obra estuviese terminada para la fecha prevista.
ResponderEliminarOpera de Berlioz o de Gounod? (la empalagosa).
ResponderEliminarJavier
¡Gounod, por supuesto! Perdón: lo rectifico.
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