La emisora austríaca ORF2 retransmitió en directo el pasado viernes
día 5 el primer concierto de la Orquesta Filarmónica de Viena tras el obligado
confinamiento (en alta definición solo para Austria, Suiza y Alemania). El
público de la Musikverein ocupaba, con amplia separación entre personas, solamente
las filas de patio entre la quinta y la vigésima, más o menos, y todos los
músicos de la orquesta habían sido sometidos a pruebas para descartar que
estuviesen infectados por el covid-19. Aun así, el pianista del Concierto
27, K 595, de Mozart, salió con la mascarilla, para despojarse de ella
enseguida. El programa era corto, después solamente la Quinta Sinfonía
de Beethoven, pues los asistentes no podían abandonar sus asientos tras la
primera obra; en cuanto se retiró el piano, comenzó la siguiente. El afortunado
pianista y director fue Daniel Barenboim, quien, los días 7 y 8, ofrecería en
la misma sala sendos recitales con las tres últimas Sonatas de Beethoven
(Opp. 109, 110 y 111).
Al margen de un par de deslices digitales en los movimientos
extremos, el pianista-director ofreció una visión otoñal, serena y doliente,
bellísima, del último Concierto pianístico del genio salzburgués, la
menos mecánica que se pueda imaginar, pues estuvo cuajada de pequeñas licencias
en el tempo y en la dinámica, todas ellas tan bien traídas como podría
esperarse de un excelso mozartiano desde sus mismos comienzos, que no ha ido
sino aquilatando sus interpretaciones con el paso de los años. Tocó, cómo no
-últimamente parece hacerlo siempre- en su nuevo piano fabricado por
Chris Maene.
La Quinta beethoveniana fue una versión de libro:
clásica, apolínea, perfectamente construida y de claridad extrema, toda ella de
una lógica aplastante y, a la vez -algo casi milagroso- de una tremenda tensión
interna. Memorable actuación de la Filarmónica de Viena, cuya cuerda al
completo volvió a evidenciar que es única en el mundo: ¡qué violas y cellos en
el Andante, qué contrabajos en el movimiento siguiente! Los músicos tocaron
con una entrega incondicional. Velada doblemente memorable, por el anhelado retorno
y por las magistrales interpretaciones.
Barenboim y la Orquesta West-Eastern Divan acaban de recibir el Premio Rheingau Musik, que ha emitido el siguiente comunicado: “Daniel Barenboim is not only one of the most renowned conductors and artistic personalities of our time, but also a great humanist, free thinker, and visionary of inestimable social value. The co-founding and artistic direction of the West-Eastern Divan Orchestra is testimony to an unparalleled commitment to peace and international understanding. With this extraordinary orchestra, not only can great musical moments be heard, but they can also make an invaluable contribution to cultural education and international integration. Especially in today’s socially challenging times, it is clear that such important personalities and projects are needed who, with vision, courage and intransigence, firmly believe in the power of art in general and the power of music in particular, and carry them into the world.”
ResponderEliminarJuan González.
Por si alguien tiene curiosidad, las duraciones fueron:
ResponderEliminarMozart: 14'36+7'54+9'16
Beethoven: 8'20+10'38+5'38+9'37 (obviamente, sin la repetición del 4º mov.)
Ya que se habla en la entrada de Beethoven, comento que he encontrado por casualidad en la red las lecturas/conferencias que ofreció en público el pianista Andras Schiff sobre las 32 sonatas de Beethoven. Cada sonata lleva asociada una charla con ejemplos musicales muy didácticos de unos 50 minutos. Eso sí, están en inglés, pero creo que se le entiende muy bien. Muy recomendable para los que quieren aprender más sobre "el Nuevo Testamento".
ResponderEliminarAquí dejo los enlaces:
https://www.theguardian.com/music/classical/page/0,,1943867,00.html1
kapsweiss2016