El país de la sonrisa en Blu-ray
Son pocas las operetas en
lengua alemana -a excepción de El
Murciélago de Johann Strauss hijo- que cuentan con versiones notables en
imágenes. Tampoco las del gran continuador en los países germanos del "Rey
del Vals", Franz Lehár (1870-1948), austríaco nacido en lo que hoy es
Hungría y que es el último y mayor representante del género en el siglo XX. Con
la octava de sus 38 operetas, La viuda
alegre (1905), alcanzó un gran éxito y justo renombre. De los títulos que
siguieron -estrenados en Viena o Berlín- se mantienen en repertorio en los
países de su lengua otra decena, y entre ellos uno de los más destacados logros
es sin duda Das Land des Lächelns
(Berlín, 1929), que contiene una de las arias de tenor ("Von Apfelblüten
einen Kranz") más bellas e inspiradas del género. (Por cierto, me parece
que la habitual traducción El país de las
sonrisas no es la más indicada). Esta versión filmada, del sello Accentus,
es la segunda que conozco tras la floja y muy anticuada de Kollo,
Pitsch-Sarata/Ebert (DG), pero resulta inevitable compararla también con las
dos principales de audio, ambas del sello EMI: la de Gedda, Rothenberger,
Renate Holm, Harry Friedauer/Mattes (1967) y la de Jerusalem, Donath, Brigitte
Lindner y Martin Finke/Boskovsky (1982). El dificilísimo papel del Príncipe
Sou-Chong -que requiere un legato
magistral, línea de canto y regulación del sonido muy sofisticadas- fue
inmortalizado por Nicolai Gedda y desde entonces es iluso pretender encontrar
algún tenor a su altura. En cualquier caso, tanto el joven Jerusalem como el
hoy en sazón Beczala -cuyo territorio originario y quizá más natural es precisamente el de la
opereta- resultan espléndidos. Este último, con un hermoso timbre, una técnica
muy depurada, elegancia en el fraseo y un conocimiento certero del estilo, es con
seguridad la elección más acertada hoy día.
La gran sorpresa ha sido para
mí la soprano lírica (con tintes de ligera) Julia Kleiter: preciosa voz, excelente
canto y todo lo demás -actuación incluida- con el solo pero de algún sobreagudo un poco estridente; poco tiene que
envidiar globalmente a sus dos grandes antecesoras citadas. Estupenda también
la soprano ligera Rebeca Olvera como Mi, y correcto Spencer Lang como Gustl.
Regular Davidson en su brevísima aparición como Tschang, y muy en su sitio
Martin Zysset en el papel del cómico Jefe de los eunucos. Espléndido el Coro de
la Ópera de Zúrich, soberbia la Orquesta Philharmonia Zürich y sensacional la
batuta de Fabio Luisi, que, oh sorpresa, parece todo un especialista, aventajando
incluso al indiscutido experto Boskovsky. Ese especial mundo lehariano,
elegantísimo y decadente, resulta que parece irle como anillo al dedo al
maestro italiano. Para terminar de redondear la faena, la escena de Andreas Homoki,
que lidia con un argumento delirante, es ejemplar: estéticamente impecable,
sensata, sin la menor extravagancia y logrando creíbles interpretaciones de los
cantantes. Un producto, pues, muy difícil de superar hoy por hoy. Sonido e
imagen a pedir de boca; solo se echan en falta los subtítulos en español.
Pese a mi gran, enorme
admiración por Puccini, La Rondine me gusta poco. Esta opereta,
estrenada (muy apropiadamente) en el Casino de Montecarlo el año 1917, apenas
posee una aria (“Ch’il bel sogno di Doretta”) preciosa, y poco más: funcionó la
maestría del compositor, pero no movilizó en absoluto su genio, llegando a
veces sus melodías a resultar no solo convencionales (pálida repetición de las
suyas más inspiradas), sino también empalagosas. Ahora bien, la función de 2009
divulgada recientemente en abierto por el Met contó con una representación de
lujo (como corresponde al ambiente de la trama), dirigida en lo visual con gran
acierto por Nicolas Joël, con preciosa escenografía. La batuta del batutero
(perdón por el término) Marco Armiliato tuvo suficiente competencia. Y contó
con un punto muy fuerte en Angela Gheorghiu como Magda: uno de sus mejores
logros en años, por esa etapa ya madura de su voz y su arte. De la referida
aria hizo una verdadera creación, ni siquiera superada por la exquisita Kiri Te
Kanawa en su grabación con Maazel; solo -que yo sepa- por Caballé en su mítico
recital Puccini con Mackerras. Roberto Alagna es un tenor que nunca me ha
entusiasmado: admiro su voz, pero su canto me suele parecer bastante pedestre;
aquí, además, en su Ruggero ha desaparecido parte de su seguridad canora. El
otro tenor, en el papel de Prunier, tampoco me ha gustado mucho: demasiado
blanco el timbre de Marius Brenciu, forzado además en el agudo. Muy bien, en
cambio, la Lisette de Lisette Oropesa, en aquel momento casi una ligera pura. Y
resulta triste reencontrarse con Samuel Ramey (Rambaldo), quien a sus 67 años
muestra una voz totalmente arruinada por un trémolo imposible.
Más lograda globalmente ha
sido La viuda alegre de Franz Lehár, la mayor opereta (1905)
posterior a Johann Strauss hijo. Cantada aquí (2015) en traducción inglesa -lo
que se puede entender al ser montada con abundantes partes habladas-, la
suntuosa y preciosa escena de Susan Stroman es poco menos que insuperable (por
cierto: experimentos escénicos con La Rondine o con La viuda
alegre creo que son difícilmente tolerables), siendo uno de sus mayores
aciertos la interpretación actoral de todos y cada uno de los
intervinientes. La dirección musical de Sir Andrew Davis me ha parecido
impecable, muy en estilo. El de Hanna Glawari es un papel ideal para Renée Fleming;
creo que es una pena que no haya frecuentado más el género, en el que podría
haber sido digna continuadora de la Schwarzkopf y la Rothenberger. Aunque su
voz ha perdido algo de aquel plateado brillo de su etapa dorada, su arte y
adecuación siguen intactos. El segundo papel principal, el de Danilo, ha sido
menos brillante: el barítono lírico Nathan Gunn no está al nivel deseable. Muy
bien Kelli O’Hara como Valencienne, bastante bien Alek Shrader como Camille, y
espléndido, con la voz en estupendo estado a sus 71 años, Sir Thomas Allen en
el papel del Barón Mirko. Pese al mediano Danilo, una verdadera delicia de
función que pide a voces su publicación en DVD/Blu-ray.
"La Viuda Alegre" con Fleming si está publicada tanto en dvd como Blu Ray. El único problema es que no incluye subtítulos en español.
ResponderEliminarhttps://www.amazon.com/-/es/Flemming-Gunn-OHara-Shrader/dp/B015K0N376
Por citar otros lanzamientos de Decca con Fleming, la Rusalka,y el Otello y este título, no tuvieron subtítulos en español y eso que fueron transmitidas en cines (dónde si los hubo por obvias razones). En cambio el Rosenkavalier con Garanca -en la producción de Robert Carsen- si los incluye, tanto en el dvd como en el Blu Ray. Ocurrencias de las discográficas.
Muchas gracias por sus informaciones.
EliminarEstá emitiendo la dos en sus conciertos del sábado el maratón Beethoven que dirigió López Cobos en 2013...no está nada mal...realmente, de los directores españoles es el que mayor proyección internacional ha tenido, Argenta quizá hubiese tenido más, pero ya sabemos que murió muy joven....
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