sábado, 3 de diciembre de 2016

Un curioso "Rapto en el serrallo" en blu-ray: Rancatore, Camarena y Hans Graf



En el hangar del aeropuerto de Salzburgo

Solo tenía en imágenes (DVD) una versión de una ópera que, sin embargo, me gusta especialmente, El rapto en el serrallo de Mozart: la de Karl Böhm (DG 1980) filmada en la Ópera de Baviera, con Gruberova, Araiza, Talvela, Grist y Orth, con escena de August Everding. Es una interpretación extraordinaria, pero su calidad técnica, ay, no está a la altura de nuestros días. Así que al encontrar de saldo el blu-ray del sello Arthaus me animé a comprarlo, y no me arrepiento. Es una propuesta escénica experimental, arriesgada y hasta extravagante -transcurre en el Hangar 7 del Aeropuerto de Salzburgo- recogida por 16 cámaras en 2013, con no pocos inconvenientes: en algún momento se puede oir de lejos el despegue o aterrizaje de alguna avioneta, y el público, con pinganillo en el oído, ha de seguir la representación desplazándose de un sitio a otro, y estando a menudo de pie. El responsable escénico, el realizador de televisión Adrian Marthaler (ignoro si tiene parentesco con el director de escena Christoph Marthaler) traslada la acción a un centro de diseño de moda, en el que las modelos son las chicas recluidas en el harén. Aun así, y pese a lo disparatado del planteamiento, el resultado final no me lo parece más que en otras propuestas que podemos ver realizadas dentro del escenario de un teatro de ópera (no me refiero en concreto al Rapto, del que por suerte no conozco por ahora ningún disparate).

Musicalmente, la función alcanza un más que buen nivel, gracias a la acertada labor del poco conocido Hans Graf -demuestra ser un estupendo conocedor de Mozart- al frente de una magnífica Camerata Salzburg, que suena bastante parecida a la Filarmónica de Viena. Muy bueno también el Coro Bach de Salzburgo. Doce años después de su sensacional Reina de la noche en la Ópera de París con Iván Fischer, la soprano palermitana Desirée Rancatore (n. 1977) muestra algún leve problema -sobre todo al principio- en el endemoniado registro sobreagudo del papel de Constanze. Pero su labor global es admirable, desde cualquier ángulo que se mire. Me ha alegrado comprobar que el especialista en belcanto italiano Javier Camarena luce un impecable estilo mozartiano, un canto muy matizado en el comprometido papel de Belmonte y, por supuesto, un precioso timbre; incluso su pronunciación del alemán (¡hasta en las partes habladas!) es francamente esmerada. Kurt Rydl, a sus 66 años, sigue conservando un hermoso centro y un grave bien timbrado; aun así, en la coloratura de la terriblemente difícil aria de Osmin "Ha, wie will ich triumphieren!" pasa serios apuros y sale airoso como puede. Un descubrimiento: la excelente soprano ligera Rebecca Nelsen en el también dificilísimo papel de Blonde. En cuanto al Pedrillo de Thomas Ebenstein, posee una bonita voz de tenor muy lírico, pero tiene tendencia a cantar casi sin cesar demasiado fuerte. No estoy seguro de si el actor Tobias Moretti me gusta o no en el rol hablado del Bajá Selim. 

Pese a los inconvenientes técnicos del montaje, la toma de sonido es espléndida (algo menos cuando suena a todo trapo la percusión turca, que emborrona un poco el conjunto). También es muy satisfactoria la complicadísima realización visual. Ah, y, cosa cada vez más rara, ¡tiene subtítulos en español! 

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