Un curioso "Rapto en el serrallo" en blu-ray: Rancatore, Camarena y Hans Graf
En el hangar del aeropuerto de Salzburgo
Solo
tenía en imágenes (DVD) una versión de una ópera que, sin embargo, me gusta
especialmente, El rapto en el serrallo
de Mozart: la de Karl Böhm (DG 1980) filmada en la Ópera de Baviera, con
Gruberova, Araiza, Talvela, Grist y Orth, con escena de August Everding. Es una
interpretación extraordinaria, pero su calidad técnica, ay, no está a la altura
de nuestros días. Así que al encontrar de saldo el blu-ray del sello Arthaus me
animé a comprarlo, y no me arrepiento. Es una propuesta escénica experimental,
arriesgada y hasta extravagante -transcurre en el Hangar 7 del Aeropuerto de
Salzburgo- recogida por 16 cámaras en 2013, con no pocos inconvenientes: en
algún momento se puede oir de lejos el despegue o aterrizaje de alguna
avioneta, y el público, con pinganillo en el oído, ha de seguir la
representación desplazándose de un sitio a otro, y estando a menudo de pie. El
responsable escénico, el realizador de televisión Adrian Marthaler (ignoro si
tiene parentesco con el director de escena Christoph Marthaler) traslada la
acción a un centro de diseño de moda, en el que las modelos son las chicas recluidas
en el harén. Aun así, y pese a lo disparatado del planteamiento, el resultado
final no me lo parece más que en otras propuestas que podemos ver realizadas
dentro del escenario de un teatro de ópera (no me refiero en concreto al Rapto, del que por suerte no conozco por
ahora ningún disparate).
Musicalmente,
la función alcanza un más que buen nivel, gracias a la acertada labor del poco
conocido Hans Graf -demuestra ser un estupendo conocedor de Mozart- al frente
de una magnífica Camerata Salzburg, que suena bastante parecida a la
Filarmónica de Viena. Muy bueno también el Coro Bach de Salzburgo. Doce años
después de su sensacional Reina de la noche en la Ópera de París con Iván
Fischer, la soprano palermitana Desirée Rancatore (n. 1977) muestra algún leve
problema -sobre todo al principio- en el endemoniado registro sobreagudo del
papel de Constanze. Pero su labor global es admirable, desde cualquier ángulo
que se mire. Me ha alegrado comprobar que el especialista en belcanto italiano
Javier Camarena luce un impecable estilo mozartiano, un canto muy matizado en
el comprometido papel de Belmonte y, por supuesto, un precioso timbre; incluso
su pronunciación del alemán (¡hasta en las partes habladas!) es francamente esmerada.
Kurt Rydl, a sus 66 años, sigue conservando un hermoso centro y un grave bien
timbrado; aun así, en la coloratura de la terriblemente difícil aria de Osmin
"Ha, wie will ich triumphieren!" pasa serios apuros y sale airoso
como puede. Un descubrimiento: la excelente soprano ligera Rebecca Nelsen en el
también dificilísimo papel de Blonde. En cuanto al Pedrillo de Thomas
Ebenstein, posee una bonita voz de tenor muy lírico, pero tiene tendencia a
cantar casi sin cesar demasiado fuerte. No estoy seguro de si el actor Tobias
Moretti me gusta o no en el rol hablado del Bajá Selim.
Pese
a los inconvenientes técnicos del montaje, la toma de sonido es espléndida
(algo menos cuando suena a todo trapo la percusión turca, que emborrona un poco el conjunto). También es muy
satisfactoria la complicadísima realización visual. Ah, y, cosa cada vez más
rara, ¡tiene subtítulos en español!
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