martes, 3 de enero de 2017

Algunas consideraciones sobre el Concierto de Año Nuevo



Gustavo Dudamel lo dirige por vez primera

He leído algunas críticas bastante o muy duras al desempeño de Gustavo Dudamel en Viena este primero de enero de 2017. Creo que son bastante injustas. En primer lugar, hay que recordar que varios directores muy importantes han tardado en cogerle el tranquillo a estas músicas, que son muy especiales, de una idiosincrasia estilística mucho más esquiva de lo que puede parecer: es el caso de Abbado, de Mehta y Muti, y tampoco es que ninguno de ellos llegara con el tiempo siempre a la excelencia en este repertorio, pero al menos mejoraron bastante. Así que ensañarse con una batuta mucho más joven (35 años) que la de esos tres cuando empezaron me parece duro e injusto. Por supuesto que los ha habido que dieron toda la talla desde la primera vez: Karajan, Kleiber, Maazel, Barenboim y Prêtre. El caso de al menos dos de estos es curioso, pues ni Karajan ni Barenboim habían logrado la excelencia en sus grabaciones anteriores de la Familia Strauss, y sin embargo la llegada al concierto del primer día de año y su contacto con la Filarmónica de Viena fueron extraordinariamente benéficos.

A la espera de, cuando salga a la venta, el blu-ray para juzgar mejor (el sonido de la transmisión de TVE1 no fue estupendo y, por otra parte, es mejor volver a ver y escuchar más de una vez estas piezas) parece que Dudamel empezó el concierto tímido y algo envarado, pese a su entrega y entusiasmo, tal vez un poco abrumado por su responsabilidad ante tantas decenas de millones de espectadores... y, más tremendo aún, ante un puñado de críticos que se las saben todas y no dejan pasar ni una (¡críticos, algunos, que han laminado a Dudamel después de haber puesto por las nubes a Jansons!). Pero justo es reconocer que desde la primera pieza de la segunda parte, la Obertura Pique Dame de Suppé, Dudamel se creció, perdió los nervios o lo que fuese; lo cierto es que en esta preciosa página alcanzó la estratosfera. Y después hubo, creo, bastantes piezas más que logradas, entre ellas el apenas citado vals de Ziehrer -en el que empleó el rubato con verdadero acierto, nada forzado-, así como varias polcas. 

No entraré en más detalles hasta que vuelva a verlo y escucharlo, pero sí quiero decir que algunas críticas han llegado a un grado de exageración al señalar los defectos que me han dejado perplejo: un crítico muy de fiar, pero a veces demasiado apasionado, ha escrito que Dudamel llegó a hacer "sonar a la pobre Filarmónica de Viena como una banda de pueblo". Yo vivo en un pueblo (Tres Cantos). Pues bien: ¡¡me pido a la Orquesta Filarmónica de Viena como banda para mi pueblo!! Incluso si sonase siempre tan rematadamente mal (¿?) como el 1-1-17. Otra cosa: me parece inconveniente que el locutor encargado de la retransmisión (por Radio Clásica y TVE1 a la vez) haga comentarios -por fuerza subjetivos y no siempre muy compartibles- sobre las interpretaciones: creo que el hecho mismo está fuera de lugar: bastan sobre la música, y sin necesidad, por cierto, de tantos datos eruditos.

Parte de la decepción de algunos críticos y no críticos sobre este concierto se debe, me parece, a algo que no es culpa de las interpretaciones, sino de la programación: los Strauss, y en particular Johann hijo, compuso muchísimo, y muchas veces cayó en la rutina total, con piezas que merecen ser olvidadas. Sin embargo, los programadores de los conciertos vieneses de año nuevo se empeñan, últimamente cada vez más, en incluir un número demasiado elevado de páginas nunca antes tocadas en ellos, con lo que afloran muchas partituras insulsas. Está bien desempolvar algunas de las olvidadas, pero no a costa de juntar tantas, tantas, en un solo concierto, ¡leñe!

4 comentarios:

  1. Querido Ángel, te dejo la crítica de Arturo Reverter, melómano mucho menos "excesivamente apasionado" que un servidor. Por mi parte, no estoy de acuerdo con casi nada de lo que dice (uan vez más, y van...). Un abrazo.


    http://www.scherzo.es/content/cr%C3%ADtica-sonriente-bautismo-concierto-de-a%C3%B1o-nuevo

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    1. ¡Al fin leo, señor Carrascosa, algo sensato sobre el concierto de año nuevo último!. Unos se pasan tres pueblos poniéndolo verde y algún otro todo lo contrario. La verdad, creo que harían falta más críticos ponderados y equilibrados como lo es usted, en lo que le he leído, que ya es mucho, en Ritmo o en este blog. ¡Siga así!. E. E. Frutos.

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  2. Creo que a ese Concierto se va mas aprendido. Que se lo encargaran a Jansons, a Abbado o a Welser no justifica a Dudamel. El director debe de saber donde se mete y lo mucho que puede perder. Lo que me sorprende es que critiquen por ahí el sonido. Creo que es lo que más cuidó.
    Se lo acabo de mencionar a su amigo. Una hipótesis para el descabellado programa era impedir comparaciones.

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  3. No puedo estar más de acuerdo con el punto de vista del artículo. ¿Por qué tanto enconamiento apresurado (muchas veces rozando lo extramusical)con Dudamel?

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