Dos pianistas: Ivo Pogorelich y Jan Lisiecki

Pogorelich debuta en Sony con Beethoven y Rachmaninov

Tras años de casi completo silencio, sobre todo discográfico, el pianista yugoslavo (Belgrado, 1958), de tan deslumbrantes comienzos, reaparece con un programa muy poco atractivo y no muy sustancioso. En los últimos tiempos ya se había visto cómo se iba volviendo cada vez más extravagante y caprichoso; en su desembarco en Sony nada ha cambiado ni mejorado. Ha escogido dos de las Sonatas menos significativas de Beethoven, las breves y en dos movimientos Nos. 22 y 24. La primera de ella ya me resulta irritante por sus numerosos hallazgos hiperpersonales forzados, nada justificados. En la segunda estos rasgos se agudizan aún más: ¿es esto lo que quiere hacernos pasar por creatividad? No, no cuela. El piano utilizado es antiguo y de un sonido muy duro y agresivo, lo que no ayuda a sobrellevar estas grabaciones.

¿Y qué pinta Rachmaninov al lado de Beethoven? Difícil de explicar, no se me ocurre conexión alguna más que, de nuevo, el puro capricho. Toca la versión original de 1913, no la revisada y simplificada de 1931, de la Segunda Sonata. Pese a haber sido una de las obras más grabadas del piano de su autor, no es quizá una de las que más me gustan: en su clara sobreabundancia y recargamiento de notas y más notas me resulta fatigosa y farragosa, difícil de seguir su estructura. Aquí está tocada de un modo más ortodoxo que las de Beethoven, pero si la comparamos con las grabaciones para Decca de Ashkenazy, para Vanguard de Lugansky o de Hélène Grimaud para DG nos damos cuenta de la gran distancia que los separa, muy a favor de estos tres. Pogorelich, en plan bastante exhibicionista, hace un poco el bruto y dista de consiguir la diafanidad -de notas y de concepto- de sus colegas; el Allegro molto final no se libra de algún aturullamiento. Pogorelich fue un gran talento, como lo demuestran casi todas sus primeras grabaciones, pero ha ido cayendo y cayendo, hasta convertirse en una caricatura. Hoy me parece que es un considerable bluff. ¡Vaya idea que ha tenido Sony rescatándolo! Tengo la impresión de que esta reaparición fonográfica no va a tener mucho recorrido…

Lisiecki graba para DG los 5 Conciertos de Beethoven

Canadiense de origen polaco nacido en 1995, Jan Lisiecki es un pianista a tener en cuenta. Ya, tan joven, ha realizado grabaciones muy estimables de Mendelssohn, Schumann o Chopin. Pero me temo que este ciclo beethoveniano constituye un paso atrás: ni él ni DG han calculado bien lo arriesgado de esta empresa. Con una orquesta demasiado pequeña para los tres últimos Conciertos, la otrora famosa Academy of St Martin in the Fields -que sigue, por cierto, sonando muy bien- no sabemos si dirigida o solo concertinada por un tal Tomo Keller, esta grabación no solamente no aporta nada al impresionante tesoro fonográfico ya existente, sino que queda muy lejos de los mayores logros de ese catálogo.

Salvo el Segundo Concierto (como es bien sabido el menos bueno de los cinco), que está bastante bien (en mi lista le he puesto un 8,5 sobre 10), los otros cuatro son flojitos e insustanciales: es casi siempre el resultante un Beethoven demasiado tendente a lo lúdico (el Allegro con brio inicial del Tercero, ¡en Do menor! me parece completamente fuera de lugar. Curiosamente, su Largo está muy bien), muy atenuadas sus tensiones, su dialéctica entre caracteres opuestos (Andante con moto del Cuarto, sobre todo). También me ha chocado mucho que el Rondó del “Emperador”, carente por completo de fuego y empuje, es tan juguetón como el del Primero. Un Beethoven pequeñito y de muy escaso alcance, en fin, pese a no producirse ni un solo dislate. Sea quien sea el director (¿acaso el propio Lisiecki?), su labor es siempre inferior a la del solista, que ciertamente toca muy bien. Eso sí, las cadenzas siempre se le escapan, quedando reducidas a mero virtuosismo (¡hay que ver lo que Barenboim consigue sacar de ellas!). Por cierto, ni rastro de historicismos, salvo los timbales de sonido tirando a seco, que quedan para mi gusto muy bien… en los dos o tres primeros Conciertos. La toma de sonido es muy buena. Pero un álbum, lo siento, a ignorar.