Un blu-ray del sello EuroArts recoge el Concierto de Europa
de la Filarmónica de Berlín del año 2017 celebrado (el 1º de mayo, como
siempre) en Pafos, Chipre. La orquesta está en una carpa al aire libre, con el
público en grandes gradas, casi todos los asistentes cubiertos con sombreros y
abanicándose. El sonido no es el mejor de los posibles, pero la verdad es que
los buenos ingenieros consiguen en los últimos tiempos que las tomas de sonido
suenen mucho mejor cuando uno las escucha en su casa que estando en el lugar mismo
del concierto.
La Obertura de Oberon de Weber (¿por qué se tocará
mucho más a menudo que la no menos excelente de Euryanthe?) muestra ya
por dónde iban a ir los tiros: el director letón reciente y tristemente
desaparecido, a los 76 años, se hallaba en plena y típica madurez, lo que se
traduce en tempi moderadamente lentos, en una acusada y serena cantabilidad,
así como en una especial atención a la lógica del devenir de la pieza y procurando
una atenta claridad expositiva. Para mi gusto personal, le achacaría solo un
cierto sentimentalismo en los pasajes más líricos. El Primer Concierto para
clarinete del mismo autor contó con el excepcional solista Andreas
Ottensamer, que dio sobrada lección tanto de virtuosismo como de musicalidad;
Jansons se entregó sin disimulo a la cierta altisonancia de la propia música,
que no me parece entre las mejores de su autor. Hubo una propina para cerrar la
primera parte que no me pareció una buena elección, por su superficialidad y
exhibicionismo: la Fantasía húngara sobre temas de Weber, de Stephan
Koncz, violonchelista desde 2001 de la Filarmónica de Berlín. La intención
sería muy loable: tocar una obra de un colega y seguramente amigo…, pero… bueno,
seamos comprensivos después de comprobar quién es el autor de la pieza.
En la segunda parte, Jansons dirigió una de las obras con
las que más se ha prodigado, la Octava Sinfonía de Dvorák. El enfoque
que le otorgó en esta ocasión es exactamente el que he descrito para la
obertura de Weber. Un enfoque que dio buenos resultados, si bien yo lo hubiera
preferido revestido además de mayor fuego y de mayor rusticidad. Pensándolo
bien, dos de las grabaciones más extraordinarias de esta obra me sirven para la
siguiente comparación: esas referidas características -fuego y rusticidad- dominan
la grabación de Kubelik con esta misma orquesta (DG 1966), cualidades que
sumadas a las aportadas por Jansons darían, más o menos, lugar a mi versión
favorita: la de Giulini con la Sinfónica de Chicago (DG 1978). La famosísima Danza
húngara No. 5 de Brahms sirvió de propina final. El sonido es globalmente
bastante bueno, aunque el timbal no siempre está bien integrado con el resto de la
orquesta.
Richard Strauss
Decca ha publicado hace unas semanas un disco de Riccardo
Chailly con la Orquesta del Festival de Lucerna dedicado a Richard Strauss,
compositor con el que, me apresuro a decirlo, creo que no se entiende muy bien,
lo cual no me resulta fácil de explicar, aunque sí de apreciar. Es lo que le ha
pasado al director milanés, incluso en sus buenos tiempos (antes de su
inocultable declive), con Brahms, y no digamos con Wagner. Sin llegar a tanto con
el autor de Así habló Zaratustra, hay algo que realmente no funciona,
empezando quizá por una falta de credibilidad, de convicción y quizá de amor
hacia su música. Este comienzo, tras una introducción muy apabullante y
efectista (mucho menos creíble, en todo caso, que la de Maazel en Viena, DG
1983 o que la versión ofrecida por Dudamel en Berlín con la Filarmónica el año
2013 y difundida por Digital Concert Hall), parece naufragar un tanto. Muerte y transfiguración, expuesta con
desusada transparencia, no logra la tensión deseada; incluso, algunos momentos de las secciones
tempestuosas no están del todo bien urdidos.
Algo mejor Till
Eulenspiegel, en el que el violín solista -sin duda excelente- no me gusta
cómo hace su solo, y en el que Chailly introduce unos extraños y arrastrados portamenti para mi gusto tan deplorables
como los que últimamente varios directores han incorporado a Mahler. El disco
llega ya con estas tres obras a los 75 minutos; sin embargo, aún se incluye la Danza de los siete velos de Salomé -por cierto, una voluptuosa
interpretación que me parece lo más logrado del programa-, lo que me lleva a
preguntarme a qué juegan las compañías discográficas, que se despachan aquí con
un CD que sobrepasa los 85 minutos.
Magnífica la orquesta, pese a ciertos minidesajustes en
algunos instantes (¿falta de los necesarios ensayos?), y muy brillante la toma
de sonido, aunque a mí no me convence la superposición del órgano, algo
estridente y metálico, en la introducción de Zaratustra.
¡Me alegro de leer a alguien que habla de "declive" en Chailly! Es raro leer eso, pero está bien claro que algo raro le ocurre. Sus sinfonías de Beethoven son atroces, y hasta su Mahler, antes fenomenal, ahora está decayendo. Lo mismo, o algo parecido le pasó a Abbado y me parece que muchos ni se enteraron!!!
ResponderEliminarJULIO.
Opino exactamente igual que sobre ambos directores.
ResponderEliminarYo discrepo algo...la prima de alla scala la suelo ver en los cines y nunca me ha decepcionado....Puede, sí, que haya pasado su época de esplendor, pero no es ningún viejo y aún creo que tiene cosas que decir...lo de Abbado fue porque sus últimos años el pobre era un enfermo terminal, bastante....
ResponderEliminarClaro que no es un viejo, pero por motivos que desconozco la etapa de Chailly en Leipzig ha sido funesta (Beethoven, Brahms...). La ópera italiana se le suele dar, todavía hoy, muy bien.
EliminarEn cuanto a Abbado, mucho antes de su enfermedad había languidecido un montón: desde comienzos de los 80, pero con graves altibajos (es decir, también con "altos").
Estimado Ángel:
ResponderEliminarMe cuelgo del concierto de Chailly para preguntarle por sus versiones recomendadas de la "Danza de los siete velos". Mis versiones favoritas son de Böhm, Klemperer y Nelsons, pero ninguno me convence del todo.
Saludos!
Las tres que citas me gustan mucho, aun siendo muy diferentes (la de Klemperer es muy atípica). Quizá la versión, que recuerde ahora, que más me gusta es la de Nelsons en blu-ray (con la Concertgebouw, si no mal recuerdo).
EliminarSí, en un blu-ray de C Major junto a la Obertura de Rienzi y la Octava de Shostakovich, en Lucerna con la Concertgebouw.
EliminarHola Ángel y felicidades por tu blog. Hablando de Andris Nelsons, ¿qué te pareció el concierto de Año Nuevo? Para mi de lo mejor de los últimos años. Gracias y saludos.
ResponderEliminarGracias. Eso mismo he escrito resumido en este blog: el mejor de los últimos años. Pero lo comentaré en detalle cuando pueda ver el blu-ray; además, el sonido de la transmisión de TVE 1 no fue muy bueno.
Eliminar¿Alguien vio ayer o ha grabado el concierto de viena de verano con dudamel, en la dos?..es música americana del siglo XX, lo he grabado, si queréis podemos comentarlo...
ResponderEliminar