Sinfonía No. 8 en Do menor
Tras alcanzar, al fin, el
reconocimiento general con la Séptima Sinfonía, estrenada en Leipzig el penúltimo
día de 1884, Bruckner recobraba la confianza en sí mismo y se entregaba con
ardor y entusiasmo a proseguir con la Octava, que había comenzado a
finales de ese verano (al tiempo que Brahms trabajaba en la Cuarta) y le
ocuparía hasta 4 de septiembre de 1887, en que completaba su orquestación en
Steyr, Austria; ese mismo día le escribía al director de orquesta Hermann Levi,
al que Bruckner llamaba su padre artístico: “¡Aleluya!” El día 19 le
enviaba la partitura, pero Levi, desconcertado ante la descomunal Sinfonía, no
se se decidía a dirigirla y, tras consultarlo con Franz Schalk -discípulo del
compositor y que sería primer asistente de Mahler de la Ópera de la Corte de
Viena a partir de 1900-, comunicó al compositor sus profundas reservas hacia la
nueva obra. Esto produjo en el ánimo de Bruckner un efecto devastador: cayó en
tal abatimiento que pensó hasta en el suicidio.
Repuesto en 1889, pero
perdida buena parte de su autoestima, comenzó una severa revisión de la
partitura (1890) que fue seguida de otra dos años más tarde: esta tercera
versión fue la escuchada en el estreno (Viena, 18 de diciembre de 1892), con la
Orquesta Filarmónica de esa ciudad bajo la batuta de Hans Richter. Con enorme
éxito y casi unánime acogida; la excepción fue, por supuesto, Eduard Hanslick,
el más influyente y duro azote de Bruckner: "Interminable, desorganizada y
violenta, la Octava Sinfonía de
Bruckner tiene una extensión espantosa. Es posible que en el futuro se acepte
este estilo de pesadilla en el que predominan los maullidos lastimeros; pues
bien, no envidiamos a los oyentes del futuro" (Neue Freie Presse, 23-XII-1892). Realmente, no ha habido un solo gran
compositor que fuese un decidido innovador que no haya recibido en su momento críticas
adversas; pero estas iban mucho más allá de lo habitual…
La segunda edición, la de 1890,
es la que sirvió de base a las futuras ediciones, las hoy seguidas casi siempre:
la de Robert Haas (1939), que restituía varios de los cortes hechos por Bruckner,
y las de Leopold Nowak (1955 y 1973). La colosal partitura, la más extensa de
todas las de Bruckner, requiere también la orquesta más nutrida: maderas a
tres, cuatro trompas, dos tubas tenor, dos tubas bajo, tuba contrabajo, tres
trombones, tres trompetas, timbales, platillos, tres arpas y un amplio
contingente de cuerda.
Llamada a veces “Sinfonía del
destino” (tratando así de emparentarla, muy discutiblemente, con la Quinta
de Beethoven), Bruckner dio pistas al director Felix Weingartner sobre su
significado, datos concretos que hoy, por lo general, se prefiere ignorar.
Porque son innecesarios -y hasta pueden estorbar- para el pleno disfrute de
esta obra de belleza apabullante, agotadora, casi insoportable si uno se
sumerge de lleno en ella, si se entrega plenamente, en cuerpo y alma, a
escucharla.
El primer movimiento, Allegro
moderato, se construye sobre tres grupos temáticos, el primero de los
cuales surge en un ambiente misterioso de clara ambigüedad tonal. El segundo, enunciado
por los violines, está indicado “amplio y expresivo”, y sostenido el tercero por
incansables pizzicati. El punto culminante de la reexposición,
angustiosos gritos de las trompetas que no obtienen respuesta, eran para
Bruckner “el anuncio de la muerte”. Tras ello, una conclusión que va muriendo y
sumiéndose en un estado anímico de dudosa resignación, no muy confortadora a
decir verdad.
Por primera vez sitúa
Bruckner el scherzo no en la tercera posición, sino en la segunda (como
volvería a hacer en la Novena). Repitiendo la indicación Allegro
moderato, no se trata esta vez del episodio de aire campesino próximo al ländler;
este es masivo y poderosamente elemental; alguien ha escrito que es como si en
él “bailasen las montañas” de su Austria natal. El maravilloso y desesperanzado
trío, cuajado de sorpresas armónicas, alarga este scherzo hasta
dimensiones sin precedentes.
Del Adagio. Feierlich
langsam, doch nicht schleppend (Lentamente solemne, pero sin arrastrarse,
en traducción literal), afirmó en una ocasión el compositor que era “el
movimiento más importante de mi vida”. Para este Adagio el adjetivo
sublime está plenamente justificado, tanto por su atmósfera extática como por
su anonadante belleza; es el movimiento más dilatado de cualquier sinfonía de
su autor. Música en ocasiones de gravedad casi religiosa y en otras de palpable
sensualidad, desarrolla en su sección central -al igual que el Adagio de
la Novena Sinfonía de Beethoven- unas oleadas de intensidad creciente
que desembocan en un inmenso clímax, que sin embargo no deja la sensación de
haber resuelto por completo las tensiones acumuladas, pese a la aparente
infinita serenidad de la conclusión.
De similar inmensidad al finale
de la Quinta Sinfonía pero cumpliendo una función muy diferente, el
cuarto movimiento de la Octava (Feierlich, nicht schnell) (Solemne,
sin precipitarse) puede recordar por su carácter épico e impetuoso y por su
gran peso dentro de la sinfonía al de la Cuarta, la“Romántica”.
Construido sobre tres grupos temáticos, en él se alternan episodios de aires
marciales con otros de implacable progresión dramática, solemnemente
funerarios, e incluso con remansos de rebosante lirismo. La coda, una
impresionante superposición de los cuatro temas básicos de la Sinfonía, corona
apoteósicamente esta gigantesca partitura. Aunque las complejas e inmensas
estructuras, propiamente catedralicias, de la Octava Sinfonía pueden ser
examinadas con detalle -y ese análisis desvelará un asombroso y tremendamente
audaz dominio de la forma-, ese estudio no podrá explicar la absoluta
genialidad de esta obra. Por lo cual sigue siendo válido el juicio de Hugo Wolf
a raíz del estreno: “Su infinita belleza impide toda posibilidad de análisis
crítico”.
Discografía de la Sinfonía
No. 8 de Bruckner
1944 DG Furtwängler/OFilViena 15’11+14’07+25’08+22’20 8/4
1949 DG Jochum/OFilEstHamburgo 15’06+13’56+30’36+23’01 8/5
1950 EMI Furtwängler/OFilBerlín 15’45+14’16+24’56+22’02 8/5
1951 Audite Knappertsbusch/OFilBerlín 15’05+14’03+26’55+22’35 8/6
1951 Audite Knappertsbusch/OFilBerlín 15’05+14’03+26’55+22’35 8/6
1957 WDR Klemperer/OSinfRadioColonia 14’19+14’28+22’37+20’38 8/6
1958 EMI Karajan/OFilBerlín 17’05+16’01+27’38+26’12 7,5/6
1963 MCA Knappertsbusch/OFilMúnich 15’56+15’59+27’40+26’02 7/7
1964 EMI Schuricht/OFilViena 15’32+14’00+21’44+19’43 7/7
1964 DG Jochum/OFilBerlín 13’36+13’54+26’35+19’49 8/7
1967 Decca Solti/OFilViena 15’25+14’48+25’13+21’24 7/7,5
1969 Testament Böhm/OFilBerlín 14’54+13’15+24’25+21’43 8/6,5
1969 Philips Haitink/OConcertgebouw 13’57+13’33+25’17+20’44 6/7
1970 Sony Szell/OCleveland 14’31+16’14+29’04+22’04 8,5/6,5
1973 EMI Klemperer/ONewPhilharmonia 17’56+19’53+26’57+[19’34] (1) 9/8,5
1976 DG Karajan/OFilBerlín 16’45+15’08+26’07+24’06 9/8
1977 BR Kubelik/OSinfRadioBávara 15’27+15’06+25’29+22’06 8,5/6,5
1977 DG Böhm/OFilViena 14’51+14’23+27’47+23’00 9/8,5
1979 EMI Jochum/StaatskDresden 13’51+13’52+27’19+20’44 6/8
*1979 DG Karajan/OFilViena 15’43+15’22+25’52+24’52 10/8
1981 Testament Tennstedt/OFilBerlín 15’04+13’38+26’00+21’40 9/6,5
1981 Philips Haitink/OConcertgebouw 16’07+16’10+29’12+23’51 8/8,5
1981 DG Barenboim/OSinfChicago 15’21+15’09+25’55+23’04 9,5/9,5
1982 NHK Jochum/OSinfBamberg 15’23+14’53+27’49+22’08 8/7
1983 BBC Giulini/OPhilharmonia 16’43+16’40+27’03+24’34 10/7
1983 EMI Tennstedt/OFilLondres 14’16+14’01+26’02+21’03 6,5/7,5
1983 Teldec Inbal/OSinfRadioFrankfurt 14’01+13’25+26’46+21’08 6/8
1984 Testament Giulini/OFilBerlín 16’53+16’32+26’53+24’50 9/7,5
1985 DG Giulini/OFilViena 17’07+16’25+29’24+24’36 9,5/9,5
*1987 Arthaus Mehta/OFilIsrael 15’08+14’23+29’40+20’50 6/6
*1988 DG Karajan/OFilViena 16’53+16’26+25’38+24’00 9,5/8
1989 DG Karajan/OFilViena 17’03+16’34+25’18+24’01 9,5/9
1990 EMI Maazel/OFilBerlín 16’19+14’18+26’12+23’39 8/8
*1990 Sony Celibidache/OFilMúnich 19’17+16’12+31’17+29’20 10/9
1992 Decca Solti/OSinfChicago 15’00+14’25+24’09+20’09 8/9
1993 EMI Celibidache/OFilMúnich 19’24+15’47+33’23+31’13 9,5/8
1995 Teldec Barenboim/OFilBerlín 14’39+14’16+25’44+22’22 9,5/9
1996 Philips Haitink/OFilViena 16’48+15’04+27’26+23’47 9/9
1996 DG Sinopoli/StaatskDresden 17’19+15’19+27’53+25’20 8/9
1996 Decca Dohnányi/OCleveland 16’16+13’53+29’02+22’59 7,5/9
*1996 TDK Boulez/OFilViena 14’58+13’35+24’48+22’05 8/9
1999 BR Maazel/OSinfRadioBávara 18’07+15’16+28’09+23’32 7,5/7
2000 Teldec Harnoncourt/OFilBerlín 16’24+14’18+27’21+24’31 8/8,5
*2000 TDK Wand/OSinfNDR 17’30+16’30+28’20+26’40 8,5/8,5
2001 RCA Wand/OFilBerlín 17’03+16’07+27’36+26’21 9/9,5
2002 Decca Chailly/OConcertgebouw 16’05+14’59+25’29+22’06 8,5/9,5
2002 StaatskDr Haitink/StaatskDresden 16’32+15’27+27’52+24’50 9/8,5
*2006 Arthaus Nagano/DeutschesSOBerlin 16’55+14’26+29’20+26’43 9/9
2009 Hänssler Thielemann/StaatskDresden 15’45+15’52+27’09+23’24 8,5/8,5
*2010 Accent/DG Barenboim/StaatskBerlin 14’54+15’20+24’20+22’38 10/9,5
2012 BPO Mehta/OFilBerlín 15’45+14’53+27’30+22’35
8/8
2013 Helikon Mehta/OFilIsrael 15’05+14’35+24’50+21’48 6,5/6
201? DG Nézet-Séguin/OFilRotterdam 16’24+16’05+28’10+25’35 8/8
(1) Klemperer introdujo algunos cortes en el finale.
Echo en falta en una relación tan amplia y detallada la interpretación de Knappertsbusch del 8 de enero de 1951. Es un concierto en vivo editado en su día por Virtuoso, Tahra y recientemente por Audite con inmejorable sonido. Por su unidad, la considero superior a la grabación de Munich que sí relaciona; y, en todo caso, la prestación de la orquesta de Berlin (casi seguro que con muy pocos o sin ningún ensayo), por la entrega y también por la transparencia con la que tocan (la coda!), la convierte en algo muy especial. La considero una de la grandes interpretaciones de la obra, y desde luego la mejor de este maestro único, capaz como pocos de proyectar su carisma sobre cualquier orquesta.
ResponderEliminarMe ha puesto los dientes largos con esa versión, que desconozco. El primer LP que tuve de Bruckner fue precisamente la Tercera suya de Decca con la Filarmónica de Viena. Me gustó tantísimo que inmediatamente me compré otro LP de Bruckner, que fue la más que notable Novena por Van Beinum con la Concertgebouw (disco que Philips editó como homenaje póstumo tras la muerte del director holandés).
EliminarYa he incorporado esa versión de la Octava por Kna en Berlín. Me ha gustado más que la posterior de Múnich, pero hay un detalle (de importancia no menor) que no me convence: próximo al final del primer movimiento, los angustiosos gritos de las trompetas a las que me refiero en el comentario van perdiendo fuerza, acabando casi en susurros: creo que no tiene sentido. Y prácticamente nadie más lo hace así.
EliminarSinceramente, ya se va uno hartando de tanto seudónimo con una sola persona detrás. ¡Y a veces dándose conversación a sí misma! Qué pesssssado.
ResponderEliminarLos compositores a menudo no se comprenden nada entre sí; hay muchos ejemplos. Eso cuando no se tienen envidia... Creo que el de Brahms es el primer caso, incomprensión, cuando dijo: "¿Sinfonías las de Bruckner? ¡Dejadme que me ría! ¡Pura trompetería de la que no se volverá a hablar de aquí a unos años!" (Como profeta, desde luego no fue muy atinado...)
ResponderEliminarSí, las excepciones son los escasos compositores lo suficientemente generosos y con una mirada amplia como para asimilar y valorar estéticas distintas a las suyas. Pienso en Liszt o más recientemente Messiaen. También, de todos modos, hay que tener en cuenta que en ciertos momentos históricos los compositores han elaborado sus lenguajes en oposición o contraste con el de otros autores, lo que en ocasiones justifica esa incomprensión, o incluso animadversión tan frecuente entre ellos.
EliminarCada compositor tiene su lenguaje propio, pero eso no es excusa para la cerrazón ante otros autores con un lenguaje, estilo o estética diferentes. Y menos aún para decir barbaridades de ellos.
EliminarNo se trata tanto de excusar, cuanto de comprender hasta qué punto la inmersión en determinada apuesta estética puede llegar a impedir comprender el interés o entidad de otra que se dispone en otra orientación diversa. Por otra parte, estoy mucho más dispuesto a disculpar o comprender a un autor como Brahms frente a una figura como Hanslick, quien como crítico si estaba obligado a una posición, digamos más objetiva ¡y a quien no debemos ninguna música maravillosa como la de Brahms!, o a las actitudes de directores de orquesta e intérpretes, quienes podían ¡y pueden! en un momento dado impedir la difusión de ciertas obras, juzgándolas como imposibles de ejecutar ¡cuántos conciertos para solistas, hoy en el repertorio, no han sufrido esos juicios despectivos! Saludos
EliminarTodo lo que dices me parece cierto, pero a Brahms más le valió callarse antes de aventurarse en juicios tan desmesurados... y erróneos, como el tiempo ha demostrado. Si no lo comprenden, mejor calladitos. Hay decenas de casos parecidos: Weber sobre Beethoven, Saint-Saëns sobre Franck, Debussy sobre Beethoven (¡tantísimo tiempo después!)... Pero, claro, a los críticos se les debe exigir mayor objetividad y amplitud de miras.
EliminarSi tiene interés en adquirirla le recomiendo la edición Audite por su calidad de sonido, reprocesado a partir de las cintas magnéticas originales de la RIAS de Berlín. Es un cofre caro porque incluye todas las grabaciones de la misma fuente. Yo no lo tengo, pero sí tuve ocasión de comprobar su calidad.
ResponderEliminarEl disco que sí tengo es el que editó Tahra y que creo que actualmente está descatalogado. Por supuesto que lo pongo a su disposición si lo necesita.
Angel, el sábado en los conciertos de la 2, Barenboim con la filarmónica de Viena..son a las ocho de la mañana, se pueden grabar, claro, un saludo....
ResponderEliminarGracias. Veremos de qué se trata...
EliminarSí, ya he visto de qué se trata: es el concierto en Schönbrunn de 2009, con el siguiente programa: Pequeña Serenata Nocturna de Mozart, Noches en los jardines de ESpaña (tocando y dirigiendo), Noche en el Monte Pelado (la versión original), Vals Las mil y una noche de Johan Strauss, Polca Im Fluge (Josef), El Firulete, de Mores, y Sangre vienesa. Este programa está en DVD del sello Deutsche Grammophon.
EliminarEs cierto. Pero tengo entendido que en la edición de la partitura que fue publicada en 1892 (en vida del autor)y que Kna siempre utilizó (nunca le interesaron los musicólogos), esa llamada de la muerte se indica mezzoforte. Es un detalle muy personal y que también a mi me llamó mucho la atención la primera vez que la escuché.
ResponderEliminarPor contraposición, y por poner un ejemplo, en la grabación de Barenboim en Chicago ese pasaje es paroxismo.
Muy buenas don Ángel y compañía. Me he tropezado con esto y me parece que puede resultar interesante, Kempe no fue un director menor... :) https://open.spotify.com/album/3EZ3wLFX7BuYLp9Ou3LkEv?uid=183fe852f2a415d25c26&uri=spotify%3Atrack%3A4qhSDgYReKr2TWQWnURraq
ResponderEliminarNo, no fue un director menor. Yo lo tengo en mucha estima: Lohengrin, Maestros cantores, Requiem alemán, y no pocas sinfonías clásico-románticas. Etc.
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