Antonin Dvorák (1841-1904): Sinfonía nº 9 en Mi menor, op. 95, B 178 “Del Nuevo Mundo”
1. Adagio – Allegro molto. 2. Largo. 3. Molto vivace. 4. Allegro con fuoco
La novena y última de las sinfonías de Dvorák (antaño numerada, erróneamente, como quinta hasta el “descubrimiento” de las anteriormente desdeñadas cuatro primeras), la denominada “Del Nuevo Mundo” es la más célebre de este compositor y, aunque sus méritos puedan no ser mayores que los de las Sinfonías Séptima y Octava (incluso, según Jarmil Burghauser, éstas son “superiores a la Novena por lo que respecta a la riqueza de ideas y la invención musical”), sí es comprensible su mayor popularidad, enorme desde el estreno mismo. Según el citado musicólogo –estudioso de Dvorák, cuyo catálogo completo ha elaborado: la B que precede a un número (de orden cronológico) es la inicial de su apellido– su éxito radica en su “especial colorido” y en “haber logrado reunir las dos grandes corrientes estilísticas de su época [...], el neorromanticismo […] –aspectos épicos y al mismo tiempo un carácter mágico y ensoñador– [...] y el neoclasicismo [...]: concisión y claridad formal, economía y técnica briosa, precisión y fuerza expresiva”. Dvorák sí la consideraba la mejor (“Creo que supera a mis restantes creaciones”).
Como es sabido, fue su única sinfonía escrita en los Estados Unidos, adonde Dvorák había sido llamado para dirigir durante tres cursos el Conservatorio de la capital neoyorkina. Tardó en componerla cuatro meses y medio (desde el 10 de enero al 24 de mayo de 1893). Mucho se ha debatido acerca del carácter indio y negroide de algunos de sus temas, partiendo de declaraciones exageradas de Anton Seidl (director del estreno) o interpretando parcialmente las del propio compositor. Burghauser es tajante en este aspecto: “La opinión […] de que la Sinfonía del Nuevo Mundo se había compuesto arreglando diversos cantos populares de Norteamérica no puede mantenerse”. ¿Qué hay, entonces, de ello? Ya antes de marchar a América, Dvorák tenía en mente componer una ópera sobre El canto de Hiawatha de Longfellow, pero no abordó su composición hasta su llegada al nuevo continente. Un tema que había anotado en un borrador para esta ópera –que, como se sabe, no llegó a componerse– lo insertó en el “Largo” de su Sinfonía en Mi menor, así como otro (pensado para la escena del festín de Hiawatha, en que danzan los indios) en el “scherzo”. Pero estos temas son de su entera invención, y el último de ellos suena, de hecho, más checo que americano.
Únicamente una melodía de esta Sinfonía es de procedencia americana, la que enuncia la flauta en el primer movimiento, que tiene notable parecido con el espiritual negro Swing low, sweet Chariot. Entonces se comprenden las declaraciones de Dvorák, en las que aseguraba por un lado: “Olvida el absurdo de que he utilizado motivos americanos. Eso es una completa mentira” (al director Oskar Nebdal), y por otro: “No creo que pudiese haber escrito esa música de no visitar Estados Unidos”. En efecto, se sintió estimulado por el universo musical popular de aquel país –Dvorák habló de la fascinación que le produjeron los ritmos negros sincopados– pero recientemente se ha sabido que el compositor conoció todavía en su país, en 1879, algunas muestras de la música india americana. Por ello escribe Burghauser: “Dvorák no habría necesitado del contacto directo con el folklore de América del Norte para otorgar a su música el sabor indio que pudiese interesarle”. En definitiva, como los más auténticos compositores nacionalistas, Dvorák ha usado la técnica consistente en suplantar el dato folklórico auténtico por temas propios concebidos según el espíritu popular: “Sólo he intentado escribir con el espíritu de las melodías populares americanas”.
En la Sinfonía del Nuevo Mundo, pues, encontramos algunos elementos relacionados con Norteamérica (y este uso de materiales “exóticos” no era nuevo en la Europa de entonces, aunque sí casi por completo de los Estados Unidos, precisamente), pero, sobre todo, muchos otros elementos que lo están con su país natal. En definitiva, es la Sinfonía de un compositor checo hondamente nacionalista escrita en Norteamérica, recordando su tierra con, entre otros sentimientos, nostalgia. Pero –tampoco hay que olvidarlo– es la obra de un músico que aspiraba a ser no sólo nacional, sino universal.
En cualquier caso, esta Sinfonía es, al margen de todas estas consideraciones, una obra admirable, recorrida por ideas melódicas bellísimas, firmemente construida y de una instrumentación originalísima y magistral. Aunque parezca fluir espontánea y como “un torrente de música maravillosa” (Casper Höweler), la composición fue producto de laborioso esfuerzo, como queda patente en el manuscrito.
Como primera característica que llama la atención, la Sinfonía del Nuevo Mundo se nos aparece poderosa, imponente, rocosa, pero contrastando estas características con suaves temas de aire folklórico –eslavo o americano, más frecuentemente lo primero–. Karl Schumann interpreta como nostalgia de Dvorák por su país la “tendencia del material temático a regresar constantemente a la tonalidad fundamental”, pues esto “ayuda a crear un clima de melancolía”.
La obra da comienzo con una introducción lenta (“Adagio”) de singular tristeza, irrumpiendo pronto con violencia un amago del principal tema del “Allegro molto” que sigue, el cual es “una fuente inagotable de vitalidad y tensión dramática” (John Clapham), mediante fuertes contrastes entre secciones rudas y otras de gran lirismo.
Tras un comienzo solemne, casi religioso, el segundo movimiento –“Largo”–, en la distante tonalidad de Re bemol mayor, transcurre con sordina en las cuerdas: constituye un episodio mágico por la riqueza de su inspiración melódica y por la extrema sutileza de su instrumentación. Su sosiego se ve bruscamente truncado por la irrupción en los trombones del tema principal del movimiento anterior.
En el “Scherzo” (“Molto vivace”) la célula rítmica que configura el primer tema se superpone consigo misma a la distancia de un compás. A su carácter inquieto y brusco se oponen otras secciones posteriores y el trío, más joviales y de ambiente a veces casi pastoril.
Lo más interesante de la Sinfonía desde el punto de vista estructural es el final (“Allegro con fuoco”), el movimiento más extenso y de mayor peso: es una especie de forma sonata modificada, en el que se dan cita los principales motivos de los tres movimientos anteriores, tanto en el desarrollo como en la coda, en la que su aparición conjunta es realmente magistral. La nostalgia a que se refería Karl Schumann puede que llegue –algunos directores parecen sentirlo así– a desgarro en varios pasajes de este “fogoso” finale.
DISCOGRAFÍA
Sinfonía 9 “del Nuevo Mundo”
1940 DG Karajan/OFilBerlín 09’48+13’11+7’27+09’47 6/5
1941 Teldec Mengelberg/OConcertgebouw 08’17+12’59+7’25+10’21 7/4
1950 Supraph Talich/OFilCheca 09’12+12’42+8’06+11’17 6/5
1953 RCA Tocanini/OSinfNBC 08’07+10’08+7’15+10’12 6/5
1958 Decca Ancerl/OSinfViena 09’01+09’43+7’30+10’53 7,5/6
1958 RCA Reiner/OSinfChicago 08’42+12’24+7’33+10’28 7/7
1959 Sony Szell/OCleveland 08’41+12’11+7’53+10’54 6,5/7
1959 Philips Dorati/OConcertgebouw 08’49+12’17+6’52+12’05 7/7
1960 DG Fricsay/OFilBerlín 10’03+13’54+8’14+12’01 9,5/7
1961 Decca Kertész/OFilViena 09’51+11’49+7’40+11’13 8,5/7
1962 Supraphon Ancerl/OFilCheca 09’04+11’26+7’47+11’11 6/6
1962 EMI Giulini/OPhilharmonia 09’16+12’33+7’51+11’17 8/6,5
1964 EMI Klemperer/OPhilharmonia 12’35+12’07+8’34+12’15 8,5/7,5
1964 DG Karajan/OFilBerlín 09’18+13’06+8’13+10’58 7,5/7,5
*1966 C Major Karajan/OFilBerlín 08’50+12’05+7’38+10’07 7/6
1967 Decca Kertész/OSinfLondres 12’30+12’28+7’25+11’18 8,5/7,5
1973 DG Kubelik/OFilBerlín 09’24+13’00+8’05+11’48 8/7,5
*1975 ICA Kempe/OSinfBBC 09’40+11’45+7’38+10’23 8,5/6,5
1977 EMI Karajan/OFilBerlín 09’34+12’03+8’21+10’54 8,5/7,5
1977 DG Giulini/OSinfChicago 12’14+13’44+8’15+11’44 9,5/8,5
*1978 Medici Böhm/OFilViena 09’50+13’30+8’25+12’00 9,5/8
1979 DG Böhm/OFilViena 09’46+13’20+8’23+12’00 9,5/8,5
1980 Decca Kondrashin/OFilViena 11’42+11’03+8’18+11’41 8/9
1983 DG Maazel/OFilViena 11’38+11’43+7’22+10’48 6/8
1984 Decca Solti/OSinfChicago 12’04+14’07+8’09+11’08 8,5/9
1985 Decca Dohnányi/OdeCleveland 09’15+11’45+7’50+11’41 8/9
1985 DG Karajan/OFilViena 09’58+12’27+8’36+11’25 9,5/9
1985 MP Celibidache/OFilMúnich 10’48+16’43+8’35+12’12 9,5/8
1989 DG Bernstein/OFilIsrael 12’30+18’22+7’06+12’10 7/8
*1991 EuroArts Celibidache/OFilMúnich 12’02+17’00+9’25+13’06 10/8,5
1994 Sony Giulini/OConcertgebouw 10’11+15’28+8’21+12’53 9/9
1999 DG Abbado/OFilBerlín 12’11+13’20+7’39+11’28 8/9
1999 LSO C.Davis/OSinfLondres 12’08+12’55+7’54+11’19 8/8
2000 Philips I.Fischer/OFestivalBudapest 11’29+11’26+7’21+11’05 7,5/8
2003 RCO Jansons/OConcertgebouw 09’26+11’57+8’01+11’54 8/8
*2007 DG Dudamel/OSinfRadioStuttgart 12’05+12’30+7’43+11’35 9/8,5
*2011 C Major Nelsons/OSinfRadioBávara 12’09+12’47+7’21+11’31 8/8,5
2012 EMI Pappano/OAcStaCeciliaRoma 12’22+12’45+7’34+11’25 8/9
2014 Decca Belohlávek/OFilCheca 09’55+12’46+8’17+11’53 8/9,5
2017 Alpha Urbanski/NDRElbphilharmonie 11’17+11’34+7’32+11’14 8,5/8
2017 Pentatone Orozco Estrada/OSinfHouston 12’57+12’28+7’55+12’33 8,5/9
2018 Tudor Hrusa/OSinfBamberg 12’23+12’41+8’00+11’54 8,5/8,5
Estimado Ángel:
ResponderEliminarSólo comentar que esta entrada sobre la Novena de Dvořák ya la había publicado previamente en el blog (19/05/2020).
No es que me queje: siempre es un agrado ver sus comparativas.
Saludos!
Sí, ha sido un despiste. Pero, en cualquier caso, la discografía es ahora mucho más extensa. Gracias.
EliminarGracias Angel.
ResponderEliminarAhora que veo el nombre de mi compatriota Orozco Estrada, quisiera preguntarle si se tiene planeado completar el ciclo de Dvorak para pentatone. También quisiera preguntarle qué opinión tiene de él como director. La verdad no he oído aún nada de él, pero me da curiosidad porque la crítica no ha sido indulgente con él. De todas formas creo que tiene mucho mérito para un colombiano haber llegado tan lejos.
Gracias
Ignoro, Andrés, si va a grabar más Sinfonías de Dvorák (las cuatro primeras se graban muy rara vez). No le he escuchado mucho aún, pero recuerdo un concierto suyo en Madrid ¡con la Filarmonica de Viena! en la que hizo unas magníficas Danzas sinfónicas de Rachmaninov. También le he visto en tv una soberbia versión de los Cuatro Últimos Lieder de Strauss con Anja Harteros. Estoy convencido de que tiene mucho talento.
EliminarLa primera integral de Dvořák que tuve fue la de Witold Rowicki y la Sinfónica de Londres para Decca. ¿La conoce o a algunas sinfonías sueltas de ese ciclo? Me gustaría saber su opinión.
ResponderEliminarEscuché hace muchos años, en LPs, dos o tres sinfonías de Dvorák del ciclo de Rowicki (en Philips, creo; no en Decca) y me parecieron correctas, pero no mucho más. Pero de eso hace muchos años; no puedo saber cómo me parecerían ahora.
EliminarConfirmado: eran grabaciones de Philips de hacia 1970, pero ahora Decca las ha reeditado en CD bajo su sello (como está haciendo con todos los discos Philips).
EliminarYo he tenido oportunidad de escuchar bastante a Orozco-Estrada, porque durante unos pocos años trabajó bastante con la Orquesta Sinfónica de Euskadi, que hace una temporada de conciertos también en Pamplona, donde vivo. Y además de lo que tiene grabado en disco, Orozco-Estrada tiene mucho material disponible en Internet, porque ha sido titular de la Orquesta de la HR de Frankfurt y todos los conciertos de esta agrupación en los últimos años están en YouTube.
ResponderEliminarY la verdad es que creo que este director tiene muchísimo talento y hay algunas obras y compositores que hace muy bien. Los poemas sinfónicos de Richard Strauss que tiene en el canal de YouTube de la Sinfónica de la HR están francamente bien, por ejemplo. También tiene otras interpretaciones seguramente más discutibles, como un ciclo de sinfonías de Beethoven con influencias historicistas muy evidentes. En todo caso, se esté de acuerdo o no con lo que él hace con las obras, siempre me ha parecido un director cabal y me interesa lo que hace.
Esa misma es la impresión que yo tengo de él: mucho talento y carisma. También me habían hblado (mal) de sus Sinfonías de Beethoven.
EliminarYo lo escuche en Murcia poco antes del confinamiento y me dejo muy grata impresión.
ResponderEliminarEn la temporada 2016/2017 le escuché dirigir a la Fca. de Viena en Ibermúsica. El día anterior la orquesta fue dirigida por Jonathan Nott, y vamos, la Filarmónica de Viena era literalmente otra orquesta a mejor.
ResponderEliminarEstimado Ángel, siendo mi favorita la versión de Giulini con Chicago, le sugiero la de Vaclac Neumann porque es un director que me gusta mucho en esta obra -gran mahleriano por cierto a mi entender- y además la orquesta está estupenda.
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