El disco de las 14 pequeñas maravillas: los 17 “Encores” de Barenboim
Deutsche Grammophon acaba de publicar un CD con 17 propinas, grabadas por Daniel Barenboim en la Sala Pierre Boulez de Berlín en abril de 2020. Salvo el Claro de luna de Debussy, extraído del disco grabado tres años antes en el Estudio Teldex de la misma ciudad. Como decía Kapsweiss2016 el día 25 en este blog, es probable que este sea el testamento pianístico grabado por el de Buenos Aires, debido a los recurrentes problemas de espalda que está teniendo últimamente, y que le han llevado a suspender varias actuaciones (como pianista y como director); las cancelaciones habían sido extremadamente infrecuentes en él.
Por suerte, DG no ha
recurrido a hacer un refrito de las grabaciones que de varias de estas piezas
ya había hecho para dicho sello, sino que todas -salvo el referido Clair de
lune debussiano, de 2017-son nuevas. Es más, yo que le he escuchado incontables
recitales de piano a lo largo de varias décadas, puedo decir que rara vez ha
tocado como propina alguna de estas piezas; de la mayor parte de ellas no tengo
constancia. Mejor así: aporta mayor número de novedades a su inmenso repertorio.
Ya no está, obviamente, tan bien de dedos como en los mejores tiempos, y eso se le nota en las páginas más veloces: Traumes Wirren (algo así como Maraña de sueños) de las Piezas fantásticas op. 12 de Schumann. Pero en este caso, ese cierto enmarañamiento hasta podría estar justificado. No así en los Estudios op. 10/4 y 8 de Chopin: estupendamente planteados, por supuesto, pero ejecutados con ciertos apuros.
Ahora bien, las 14 páginas restantes me parecen sencillamente excelsas. Nos transmiten una sensibilidad y un arte de un humanismo extremo, algo que me ha traído a la memoria algunas de los últimas grabaciones de Rubinstein y Arrau: ¡una madurez que es ya luz! He aquí el recorrido por ellas: el Tercer Impromptu de Schubert de su primera serie (D 899), un prodigio de flexibilidad dinámica y agógica. Del Tercer Momento musical nunca había escuchado, ni de lejos, una recreación tan personal, intimista, bella y conmovedora. Algo muy similar diría del Ensueño de las Escenas de niños de Schumann: la hemos escuchado mil veces, pero ¡nunca! con esta sublime sencillez y sin el menor asomo de sensiblería. Las cuatro piezas de la Op. 12 de Schumann son Des Abends (El atardecer), Aufschwung (Elevación), Warum? (¿Por qué?) y la referida Traumes Wirren: pocas veces se habrán escuchado con tal riqueza de sugerencias.
La Consolación nº 3
de Franz Liszt “le pertenece” a este pianista; es la tercera vez que la graba,
pero se ha superado ampliamente a sí mismo: ahora alcanza un auténtico milagro.
Chopin: en el Nocturno nº 5, op. 15/2 vuelve a lograr la maravilla de
hace casi 40 años, con mayor serenidad aún. De los seis Estudios del presente
disco solo había llevado al disco anteriormente el Op. 25/2. Los que ahora ahondan
hasta lo difícilmente imaginable son el Op. 25/7 y el Op.10/6,
dejando patente que lo de menos es que estas páginas sean “estudios”: desbordan
contenido emocional, en estos dos una inmensa angustia contenida. El Claro
de luna de Debussy es aquí mucho más que un paisaje impresionista: desborda
una emoción -y turbulencias- en las que rara vez se incide. Echa el cierre con
una pieza que le recordará a su tierra natal, y que desde bien pequeño ha
entendido en plenitud: un Tango, el de Isaac Albéniz. Las tomas de sonido, supongo que en su "nuevo piano", son una gloria.
Justo estaba escuchando este álbum de Barenboim cuando me encontré conque ya había publicado la entrada respectiva. No puedo estar más de acuerdo con usted, en especial en las piezas de mayor lirismo, llegan a conmover tanto en ternura como en melancolía o tristeza como pocos pianistas lo han llegado a hacer. Si es la última entrega pianística discográfica del maestro, cierra hermosamente una dilatada y enorme carrera.
ResponderEliminarPor cierto, ¿tiene alguna opinión de los álbumes Debussy tanto de Seong-Jin Cho como de Menahem Pressler de hace unos años? Personalmente los disfruté mucho, en especial el del primero.
El disco Debussy de Seong-Jin Cho lo escuché (tal vez parcialmente) hace algún tiempo, y el recuerdo que tengo es muy positivo. No conozco el de Pressler; procuraré buscarlo.
EliminarHe escuchado el Debussy de Pressler. Maravillosamente tocado, con una depuración y exquisitez extraordinarias. Ahora bien, sus versiones, aparte de serenísimas, casi letárgicas, son puramente impresionistas, dejando de lado turbulencias y situaciones inquietantes. Y creo que es muy enriquededor señalar también estas características.
EliminarPor cierto, aprovecho para referir que La plus que lente que grabó Arrau en marzo de 1991 (¡a los 88 años!) es una de las cosas más sublimes que le haya escuchado jamás a un pianista.
Ya he escuchado completo el CD Debussy de Seong-Jin Cho (DG 2017). Es de una ejecución pulquérrima y muy "atmosférico", pero diría que para ser formidable debería ser menos exclusivamente "impresionista", un tópico que arrastra Debussy y contra el que luchó el propio compositor. Casi todo el programa suena demasiado "evanescente". La isla alegre me ha gustado algo menos que el resto. La toma de sonido es una maravilla.
EliminarGracias por sus apreciacionee, creo que no estaba tan equivocado en las impresiones que me dejaron esos álbumes.
EliminarEn su opinión, ¿qué obras pianísticas habría deseado que Barenboim hubiese grabado (o regrabado), si es verdad que ha parado aquí?
ResponderEliminarEn todo caso creo que es más probable que Barenboim vaya reduciendo poco a poco su actividad concertística, sin detenerla de golpe, y no necesariamente las grabaciones en estudio, y mucho menos las de piano, que podría hacerlas incluso arrastrando problemas de salud.
Así, a bote pronto, me gustaría que hubiese grabado piano solo de última época de Brahms, algunas Sonatas de Haydn, el Concierto de Grieg, las Variaciones sinfónicas de César Franck, algunas piezas de Béla Bartók, los dos Tríos de Schubert (que habían anunciado, y echó por tierra el confinamiento)...
EliminarOjalá pueda seguir tocando. Ya veremos.
Eso, Ángel, respecto a las obras que Barenboim no ha grabado y que sería interesante que hubiera llevado al disco. ¿Y qué hay de las que sí grabó pero seguramente no a su mejor nivel? Hace algún tiempo hablamos aquí de las canciones sin palabras de Mendelssohn, y yo añadiría ahora las sonatas de Mozart, (aunque esto seguramente levantará ampollas), porque algunas de ellas me parecen algo precipitadas. ¿Alguna cosa más?
ResponderEliminarHace varios años hice una lista de grabaciones suyas no muy satisfactorias, Tendré que buscarla, porque es un poco arduo rehacerla.
EliminarEn cuanto a las Romanzas sin palabras, unas 40 de las 48 me parecen interpretaciones absolutamente admirables, y sobre las Sonatas de Mozart no estoy en absoluto de acuerdo. Me parecen, de lejos, el mejor ciclo que conozco. Cuando tocó en Madrid la K 310 no convenció a varios conocidos míos; a mí, por el contrario,me pareció que sus tempi rápidos en los movimientos extremos se justifican por una tremenda ansiedad que late en ellos. Gilels, por cierto, hace algo parecido en otra interpretación memorable.
Aquí una reflexión personal:
ResponderEliminarhttp://flvargasmachuca.blogspot.com/2022/03/barenboim-vs-ruiberriz.html
Barenboim vs. Ruibérriz
ResponderEliminarIba a comentar el último disco de Barenboim, Encores, que salió el viernes y he podido escuchar ya dos veces pese a que he pasado día y medio en Sevilla. Lo que ocurre es que coincido de manera tan absoluta con lo que ha escrito Ángel Carrascosa en su blog que no tiene ningún sentido repetir: acudan a él y lean. Ahora bien, no me resisto a escribir unas breve reflexión a partir de algo que me ha sorprendido muchísimo. O no tanto.
El lector kapsweiss2016, en los comentarios a una entrada anterior del propio Ángel (aquí), dice que acaba "de leer la crítica de la revista Diapason francesa y le da dos puntos de una máximo de 5, aparte de poner a Barenboim a caldo". Lo primero que pensé yo –no he encontrado la reseña en la red– es eso de "están locos estos galos". Pero luego recordé algo bastante obvio. El maestro de Buenos Aires, efectivamente, sufre en alguna de las piezas porque sus dedos ya no corren lo suficiente. Y por mucho que la musicalidad de la que hace gala a lo largo del recital es extraordinaria, como también su técnica (¡algunos siguen confundiendo técnica con dedos, pero eso daría para escribir todo un ensayo!), para no pocos melómanos lo más importante, o tal vez lo único que ellos alcanzan a percibir, es si el cantante o el solista instrumental de turno es capaz de correr mucho dando todas las notas con absoluta limpieza. Lo otro, el "cómo se dan las notas", la relación sonora y expresiva que existe entre los diferentes sonidos, es algo secundario.
No voy a negar que en buena parte de la historia de la música la vertiente del "espectáculo" propiamente dicho es importante, y menos aún que todos nos dejamos llevar por una buena exhibición de pirotecnia musical. Lo que ocurre es que si detrás de tantas luces y tantas explosiones no hay nada, no hay un concepto interesante de la interpretación, solo nos queda el olor a pólvora.
Es justo el caso de lo que hace tan solo unos días presencié en el FeMÀS. Giovanni Antonini hizo unas globalmente espléndidas Suites de Bach con la Barroca de Sevilla (aquí mi reseña), pero cuando llegó la celebérrima Badinerie, el italiano se soltó la melena –por alguna parte su Mister Hyde tenía que hacer aparición– y decidió convertirse en el correcaminos, optando por el tempo más rápido posible para que el flautista Rafael Ruibérriz pudiera deslumbrar su agilidad digital. No solo eso, sino que el solista ornamentó todo lo que pudo –y más– montando un numero totalmente pensado de cara a la galería: "mirad qué bueno soy, qué dedos tengo". La partitura bachiana salió perdiendo con semejantes prisas, pero el público aplaudió a rabiar. ¡De eso precisamente se trataba! El problema es que luego los críticos oficiales se deshicieron en elogios. Son los mismos, claro está, que luego van diciendo que Barenboim anda acabado por culpa de sus dedos.
En fin, que no se trata de que los galos estén locos. El problema es mucho más profundo. Sea como fuere, lo más probable es que el lector ya sepa todo esto y no necesite más consejos: acuda usted a su plataforma de streaming preferida y deléitese con uno de los mejores discos pianísticos de los últimos años. Fernando López Vargas-Machuca.
Como usted ya ha dicho en alguna ocasión, casi no hay una sola interpretación colosal que no haya recibido alguna crítica demoledora. Hay algunos críticos musicales que desprestigian por completo la "profesión". CARLOS J.J.
EliminarEl disco está cuajado de joyas. Me ha llamado la atención la inmensa tristeza que supuran los estudios de Chopin titulados Cello y Lamento. ¿Será porque fueron grabados en Abril de 2020, o sea, en el momento más pavoroso de la pandemia?.
ResponderEliminarUNBEKANNT.
Esta mañana, en “Sinfonía de la mañana”, Martín Llade ha mostrado su escaso aprecio por los fortepianos, opinión que comparto. Ha admitido que algunas interpretaciones historicistas de música barroca sí le gustan, y su compañera de programa, ni corta ni perezosa, ha remachado: “Es que esas son las buenas”. Vamos, que las no historicistas NO LO SON. ¡Bravo, chica, a eso le llamo yo dogmatismo, puro y duro!
ResponderEliminarSegún D. Hurwitz, los 10 directores vivos más importantes son:
ResponderEliminarManfred Honeck
Esa-Pekka Salonen
Herbert Blomstedt
Leonard Slatkin
JoAnn Falletta
Theodore Kuchar
José Serebrier
Andrew Litton
Michael Tilson Thomas
Vladimir Jurowski
Y luego colgó una segunda lista, me imagino que del 11 al 20:
Riccardo Muti
Christoph von Dohnányi
Riccardo Chailly
Paavo Järvi
Gerard Schwarz
Seiji Mehta
Zubin Mehta
Antoni Wit
¿Y Barenboim? Me parece increíble que no aparezca. ¿Qué piensa usted?
Un abrazo
Prefiero no decir lo que pienso. En todo caso, no me extraña ya nada que hay gente que hace listas como esa, estoy acostumbrado.
EliminarAquí va mi lista de los más grandes escritores de todos los tiempos (no le deis menor credibilidad que esa del tal Hurwitz):
EliminarKnut Hamsun
Shakespeare
Guillermo Sautier Casaseca
Agatha Christie
Marcial Lafuente Estefanía
Pío Moa
Cervantes
Juan Marsé
Goethe
Mi amigo Obdulio Remartínez
Proust
Fernán Caballero
Dante
Echegaray
La abuela de Lady Di
Wagner
Campoamor
Thomas Mann
Cayetana Alvarez de Toledo
Norman Lebrecht
LOZANO ANDALUZ
¡No lo he podido evitar: me he meado de risa!
EliminarOtro que no admira mucho a Barenboim es Jed Distler, colaborador de Hurwitz. Califica con un 6 de 10 la última grabación de las sonatas de Beethoven y las Diabelli. Con un 5 El Clave Bien Temperado, un 6 el recital anterior para DGG. Un poco rácano, ¿no?
EliminarY luego le pone un 10 a las sonatas de Beethoven por Levit y a las sonatas de Schubert por Kempff. Me parece un poco extraño.
Don Perplejo
Por razones diversas -varias las conozco- muchos críticos detestan a Barenboim. Nada nuevo. Pero no menos grave me parece que ese crítico -bastante sordo, me temo, o dominado por sus manías- le otorgue un 10 al Beethoven de Levit y otro a las Sonatas de Schubert por Kmepff, que me parecen blandas y trasnochadísimas (con algunas excepciones).
EliminarHay dos razones que conozco para el odio a Barenboim: el antisemitismo, quizás con el añadido de un rechazo por motivos políticos (aunque por asociaciones indirectas, ya que Barenboim no tiene un perfil claro); y su mal carácter. Hay otra razón, universal: la envidia. El éxito de Barenboim como pianista y director en todo tipo de repertorios y con las mejores orquestas del planeta ha sido arrollador, considerado en su conjunto.
EliminarOtros músicos con perfil similar han sufrido, incluso después de muertos, actitudes similares hacia ellos, sus interpretaciones y sus grabaciones.
¿Se me escapa algo?
Suscribo todo lo que dices, si bien puntualizo que su perfil es bastante claro: es un hombre moderadamente progresista. Lo que no le impedía defender casi todo lo que hacía Angela Merkel.
EliminarCreo que la postura critica de Barenboim al Estado de Israel, su discurso al recibir el premio Wolf en 2004 es un ejemplo, es la razón de ciertas críticas irracionales que recibe como en Classics Today y Gramophone.
EliminarNo tengo la menor duda de que eso es así: siempre ha sido muy crítico con los asentamientos ilegales en Cisjordania, y el enfrentamiento que tuvo con alguna de las autoridades cuando el Premio Wolf fue muy duro: los dejó de piedra, les sentó fatal que el texto hipercrítico con el gobierno de Israel que leyó no fuera sino un párrafo de la constitución misma del estado de Israel.
EliminarConozco a más de una y de dos personas que detestan al Barenboim músico solo por sus ideas políticas. Sería como negar la talla musical de los grandes directores que estuvieron muy comprometidos con el nazismo.
En defensa de Hurwitz, cuyo canal de YouTube me parece una espléndida fuente de información y cuya experiencia como crítico y cultura musical es enorme, he de decir que en absoluto creo que odie o desprecie a Barenboim. Para empezar incluye su ciclo con la Staatskapelle de Berlín como uno de los mejores de las sinfonías de Beethoven y le define como el mejor director de Wagner. Creo que a veces todos pecamos de sectarismo y si los demás no subliman todo cuanto hacen nuestros ídolos nos ofendemos. Y ni en la música ni en ninguna faceta humana hay nadie que lo haga todo a la perfección. Un saludo
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